Cómo reparar grietas
Unicaja Baloncesto
Cuatro derrotas, con 90 puntos o más recibidos, en las últimas semanas recuerdan las carencias del Unicaja antes de un tramo muy trascendente de la temporada
La ausencia de Alberto Díaz ha evidenciado la fragilidad atrás del equipo
El final de 2020 ha dejado un regusto amargo e intranquilidad en el seno del Unicaja. Cuatro derrotas en los últimos cinco partidos, pero dos particularmente hirientes, las de Fuenlabrada y el Betis en el Carpena. El factor cancha se ha diluido sin público, ha bajado en un 10% el triunfo de las victorias caseras en ACB respecto a temporadas anteriores. Estas dos llegado en un canon similar. El Fuenlabrada metió 90 puntos, el Betis, con una prórroga, 114. Pocos días antes, el Ulm, 94. El Madrid, más comprensible, metió 91. Muchos puntos en estas cuatro derrotas de equipos que no hacen tantas canastas ante otros rivales.
La ausencia de Alberto Díaz, faro defensivo, el hombre que sube el nivel desde que atosiga al base rival, ha terminado de desequilibrar el edificio que intentaba construir Casimiro. Una plantilla ya de por sí descompensada por la escasez de jugadores con un perfil defensivo potente, por físico o capacidad atlética más intensidad, ve multiplicada sus carencias sin él. Durante mes y medio se ocultaron con victorias esas taras, con esa racha de 13 triunfos en 15 partidos. Pero la situación de los últimos partidos no deja de señalar a los demás compañeros y también al banquillo por la falta de soluciones en estas últimas semanas. La llegada de Ferrari, jugador de virtudes similares a lo que ya había, da una necesaria pieza más sin Mekel y Díaz, pero no subsana carencias. No da nada sustancialmente distinto que no ofrezcan Jaime Fernández y Darío Brizuela. Defensivamente ha mostrado poco hasta ahora.
El talento ofensivo del Unicaja es evidente, aunque también hay focos de mejora. El Unicaja es el quinto equipo que más anota en ACB (86.6), pero es el décimo que más asistencias reparte (17.1). Salvo el ejemplar uso que hace el equipo en saques desde la línea de fondo no fluyen las canastas fáciles que sí se ven en equipos, sin mirar a los Euroliga, como Manresa, Burgos o Tenerife, todos con más pases decisivos en su haber. Hay mucho talento, pero concentrado por fuera. Apenas Thompson en el juego interior tiene capacidad de generar canastas per se. Y la facilidad para que el juego fluya con la capacidad de pase de los interiores es inexistente. Es cierto que el centro de gravedad en el baloncesto moderno se ha alejado del aro y que se juega de fuera hacia dentro un alto grado de posesiones. Pero la variedad suma y hace más impredecible. Por ejemplo, hay muy pocos jugadores capaces de jugar por encima del aro con suficiencia.
Pero es la defensa el principal caballo de batalla. A la ausencia de Alberto Díaz se une la de Carlos Suárez, que había sido utilizado muy poco por Luis Casimiro, pero que debía, y debe, ser en los momentos trascendentes un hombre capital para que el equipo gane empaque por su buena lectura atrás y apoyo del rebote. Tampoco está Dragan Milosavljevic, del que se duda que pueda volver a vestir la camiseta del Unicaja tras pasar otra vez por el quirófano por problemas en su rodilla izquierda. Era un elemento clave para equilibrar, pero difícilmente se contará con él en los próximos meses. Y tampoco usó ante el Betis Casimiro a Yannick Nzosa. Es cierto que tras el impacto inicial, una vez los rivales digirieron a quién se enfrentaban, el rendimiento del proyecto congoleño se normalizó, también con problemas de abductores que le mermaron aunque él no se quejaba y quería seguir jugando. Pero la inquebrantable fe en Gerun pesa más, ahora mismo, que el desarrollo del africano, que ha condicionado partidos desde su hiperactividad y movilidad. Casimiro justificaba que no entrara en la rotación ante el Betis por su inferioridad física ante Ndoye. El senegalés, no obstante, acabaría con 25 puntos ante los otros pares que tuvo.
Se acabó un tramo de calendario amable que el Unicaja no ha exprimido. Por delante, dos partidos a cara de perro, en Burgos y ante el Baskonia, y el inicio del Top 16, donde el margen de error es casi nulo. Las grietas evidentes que ha mostrado el equipo en las últimas semanas hay que remendarlas. Desde mañana se verán las soluciones que aportan jugadores y entrenador.
También te puede interesar