Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Resultado y crónica del Unicaja - Joventut
Puede decirse que el Unicaja ya ha enmendado el desaguisado del inicio en la ACB. En lo numérico, pero también en las sensaciones. El equipo malagueño sigue en línea ascendente y aunque aún le falta consistencia, lógico por otra parte, ya apilando victorias. Cayó la cuarta seguida, la primera en el Carpena en Liga Endesa. Un partido que se decidió en el último cuarto cuando llovieron los triples y apretó la defensa. Alegría y sonrisas antes de una semana exigente y que será un termómetro.
Soberbia noche de Adams y no es la primera. El americano irradia energía, es un torrente. Y tiene talento, mucho. De momento, se está encauzando bien como ejecutor con Jaime y Alberto al lado. Es un jugador de contrastes. O te deja boquiabierto o te echas las manos a la cabeza. Por ahora hay más de lo primero. 21 puntos y mucho flow.
Es una buena forma de vender el baloncesto desde los rostros. Al fin y al cabo, son los protagonistas. Dos nombres copaban el inicio. Prepelic tenía una de sus llamaradas habituales y metía tres triples en tres posesiones. Es una delicia ver en director a un tirador de ese calibre, una muñeca de seda. El esloveno abría la primera grieta (4-11). Aparecía Adams, negado en Polonia. Otros tres triples del estadounidense, que ha caído en gracia al Carpena. Estéticamente es un jugador muy vistoso y de tanto en cuanto, intenta barbaridades. Ejemplo el mate de concurso que probó en el segundo cuarto. Se salió por poco, pero dejó al pabellón boquiabierto. El base, aunque en funciones lo sea menos, nivelaba (12-14).
El Unicaja, un equipo que aún no está ensamblado, vive ahora mucho de sus momentos de inspiración. También de los de Jaime. Por estructura de la plantilla, puede que sea algo habitual, aunque el porcentaje de dependencia debe ser menor. Estaba acertado el americano y eléctrico el español, con ese marcha extra que da alegría a sus compañeros. Influía mucho que las cadenas estaban sueltas para malagueños y catalanes. El madrileño tenía impacto con ocho puntos en los mismos minutos, aunque aparecía el talentoso Dimitrijevic, que ni Alberto podía contener, para frenar (23-24).
Del un impoluto 4/4 en triples pasaba el conjunto de Casimiro al 0/6 y se traducía en el marcador. Tampoco había sostén en la pintura con 7/24 al descanso. Tenían alguna desconexión los locales, más preocupante si hubiera más colmillo en frente. La Penya intentaba abrihur hueco con un parcial de 0-5 con una antideportiva a Avramovic, pero no le daba. Sí para mantener una distancia de seguridad tras los primeros 20 minutos (32-36).
Tras la media parte se bajaron revoluciones, hubo más cerebro que corneta. Entró sólido el Unicaja, cuya parte de presentación fueron dos canastas de Thompson en ese mid range que le caracteriza. Una canasta y adicional de Adams devolvió la manija (39-36) y precedió a los mejores minutos de Ejim desde que cambió Kazán por Málaga. Más allá de los seis puntos que dio, se vio al alero que se espera. Un tres clásico, al que sólo le falta rango. El equipo supo buscarlo y darle su espacio. Dejó varios movimientos que aún no se le habían visto y donde debe dar mucho oxígeno. No se descolgaba el Joventut con un insistente Carles Durán en la banda. Prepelic volvía a hacer daño. Un par de triples, uno de muchísimo mérito y que produjo silencio y admiración en el pabellón. Además, en una línea de crecimiento clara, aprovechó la atracción para dividir con sentido a los pívots catalanes. En esas, 47-46. Algo de aire ofrecía Gerun en la pintura, con sus compañeros buscándole donde se desenvuelve bien. Se llegaba con igualdad a 53 al cierre.
¿Qué faltaba para despegar? La suerte del baloncesto moderno, el triple. 25 minutos sin anotar uno enlazó el Unicaja y cayeron tres en un pestañeo. Waczynski, por doble, y Alberto disparaban hasta el 62-53. Tan difícil, tan rápido. Se encendía el Carpena. Lo paraba Durán, consciente de que por ahí podía escaparse el cuarto partido. Por más confianza que haya en el técnico, las tres derrotas anteriores son piedras en la mochila que se van acumulando. El polaco aún tenía balas en el revólver. Metía otro y la renta se iba por encima de la decena. Es el gran tirador del equipo y va a tener galones para lanzar. Si tiene regularidad y acierto puede ser importante. El Joventut ya mostraba preocupación en su estrella, Prepelic, desquiciado con el marcaje de Jaime. Era medio cuarto sin ver canasta, aunque el esloveno lo cortaba.
Quedaba la faena final. Jaime cogía el estoque y quería cerrarlo con una penetración marca de la casa. Se resistía el Joventut, pero emergió Josh Adams con un triple para ver repetido, exhibiendo unos muelles portentosos. Ahí terminó el partido y se coció la primera victoria en casa de la ACB. Otra equis tachada.
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