Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
La primera en llegar a nuestra cita fue Andrea Gutiérrez (2004), anclada en ese par de escalones que dan pie al universo Los Guindos. Pocos segundos después de que lo hiciera servidor, aparecía Rocío Ramírez (2005), la más joven en el quinteto de lujo que reunía Málaga Hoy, que completaban Marta Ortega (2000), Elena Moreno (2004) y Carmen Ruiz (2004). Un grupo de amigas, con sus habladurías, códigos y bromas, que se disponían a su primera entrevista, o al menos en un tono formal. "Nos sentimos estrellas de rock", se oía de fondo antes de formar un círculo improvisado con esas típicas sillas de plástico versátiles, que en ese momento ofrecían una buen fin, y que suelen hacer de "banquillo" en el Martín Urbano. Algo nerviosas antes de arrancar esta charla, pero más lo estarán este sábado, cuando el Unicaja Mijas dispute su primer partido oficial en el Martín Carpena, el leitmotiv de este encuentro. Semana que exprimirán mediáticamente, que incluso el "disfutón" Jesús Lázaro (así lo definía Carmen Ruiz), técnico de las malagueñas, permite. "Nos ha dado la libertad de saborear el momento que estamos viviendo ahora, toda la repercusión que estamos teniendo. Y que cuando se vaya acercando el partido, tratemos de calmarnos e intentar controlar los pensamientos, focalizarnos en lo que es plan de partido. No solo vamos a jugar en el Carpena, también el demostrar". Será frente a Adareva Tenerife (17:30 horas). Le preguntaba a Carmen Ruiz si se pensaba en el rival y el corte fue limpio y seco mientras terminaba de reproducir la pregunta. Pero con buena fe. "Claro que se piensa en el rival. Como jugadoras, tratamos de salvar la categoría, pero queremos seguir mirando hacia arriba. Nos ilusiona mucho el seguir ganando posiciones. Ya hemos ganado a un rival directo como Mallorca y ahora Adareva, que es un rival que puede estar ahí con nosotras en el final de temporada. Allí nos costó, perdimos de pocos puntos, así que queremos revancha y ganar ese partido", la más atrevida de este coloquio. Será el preludio del Unicaja-Andorra (20:45), del que no quedan entradas. Habrá seguro un buen puñado de aficionados. "3.500, 4.000... El presi nos dijo que al menos 3.000 vendrán", estimaba Marta Ortega.
Llega en un buen momento para el Unicaja Mijas, ya con 7 victorias en Liga Challenge, 3 de las 4 últimas y una velocidad que va aumentando. "Cada una se está dando cuenta del trabajo que le tiene que dar al equipo. Viéndolo desde la perspectiva del año pasado, fue una de las claves para que ascendiéramos, cada jugadora sabía su rol y qué tenía que hacer, todo unido hace que estemos sumando victorias", analizaba Elena Moreno, una subcampeona del mundo sub 19. "Yo jugué en el WiZink con 7.000 personas". recordaba y presumía. "Somos doce jugadoras que estamos dispuestas a darlo todo en la pista, entonces se nota que no solo son cinco jugadoras las que están, entra una y sale otra", añadía Rocío Ramírez. Por su parte, Carmen Ruiz definía al equipo malagueño como "intensidad en todos los ámbitos, tanto defensiva como ofensivamente. Somos un equipo que puede crear ansiedad al verlo, pero es una ansiedad que está muy controlada dentro de la pista, y es un equipo para disfrutarlo bastante como espectador; ha habido veces que hemos perdido y hemos salido satisfechas de la pista por el trabajo bien hecho. El objetivo el sábado es ese: pese a ganar o perder, poder estar orgullosas de lo que hemos hecho en la pista". Andrea Gutiérrez decía incluso que hay "similitudes con el equipo masculino por darle a los partidos velocidad, con ataques cortos e intensidad defensiva". Se ha insistido además en que se iba a acusar esa falta de experiencia en la categoría, pero que todo ha sido gracias a Jesús Lázaro, "vuelta que ha sido sencilla. Él nos conoce, nosotros a él de los dos años que estuvimos juntos. La adaptación que necesitábamos con Francis, con Jesús no ha hecho falta. Ha sido muy fácil, de hecho se ha visto reflejado de una semana a otra el nivel del año pasado: el estilo de juego y con el baloncesto que nosotras nos sentimos cómodas. La adaptación no ha sido necesaria. Últimamente estamos mucho mejor, sobre todo en los finales, donde físicamente los rivales no nos aguantan", apuntaba Marta Ortega, otra semejanza con el Unicaja masculino.
Entrando poco a poco en calor, todas coinciden que el sentimiento del Unicaja viene de familia. Salvo Rocío Ramírez, un año más tarde, el resto entraron en el club al nacer la sección, hace más de seis años. "En mi familia son todos muy frikis del Unicaja y gente de baloncesto. Viví la Eurocup en el Carpena, que retransmitieron el partido; he ido al aeropuerto a recibir a los jugadores varias veces. Mi familia es muy friki, la verdad. Es una responsabilidad el hecho de que somos cinco jugadoras malagueñas, que hemos visto al Unicaja siempre, jugando desde que tenemos uso de razón, entonces esa responsabilidad de que estamos en nuestro club de toda la vida, el que tanto quieres. Es un sueño para todas, así que tenemos que dar todo lo que tenemos porque siempre hemos querido estar en este lugar. De ahí que digo que esto es una responsabilidad, de jugar en nuestra casa", se iba poniendo seria Carmen Ruiz mientras avanzaba en su intervención. Llamativa reflexión también de Rocío Ramírez. "Al final hay unos valores que nos enseñan desde que llegamos todas aquí, el primer año que se construyó el femenino, y es lo que nos han inculcado siempre: estar en un club como el Unicaja, un club muy grande, con mucha grandeza. Nosotras lo hemos ido llevando con el paso de los años y lo intentamos llevar siempre". En cuanto a primeros recuerdos en el Palacio, singular el caso de Marta Ortega. "Tengo dos muy marcados: lo típico que echaba las papeletas por si te toca algo... Y me tocó dos veces. Me dieron como una tarjeta de aficionado especial y estuve en el vestuario con los jugadores y Chicui; y otro tirando un tiro libre en el Carpena. Fueron dos momentos que se me quedaron grabados, muy importantes para mí". Elena Moreno recordaba que "mi madre y mi hermana mayor eran voluntarias, entonces siempre recuerdo que estaba allí dos horas antes de los partidos para preparar todo con ellas, que yo no hacía nada porque tenía 5 años, pero sí me quedaba por ahí correteando. Lo recuerdo con mucho cariño porque veía a los jugadores calentar, me acercaba, estar cerca de ellos y vivir los partidos con mucha intensidad. Lo recuerdo como algo especial".
Será un ejercicio de controlar emociones, "unos nervios que van a estar porque es un día súper importante, algo bonito que vamos a vivir y, mucho que nos intentemos concienciar, hasta que llegue el sábado no nos vamos a dar realmente cuenta de lo que vamos a hacer. Pero creo que podemos convertir esos nervios en nervios buenos. Tenemos mucha gente que nos va a arropar, familias en la grada, y lo tenemos que reflejar en concentración, ganas, energía. Pero los nervios estarán, será inevitable", reconocía Marta Ortega. "El cosquilleo se siente en todo el equipo, durante los entrenamientos se nota que estamos un poco nerviosas por este fin de semana, pero lo queremos reflejar con ganas e ilusión", lo ratificaba Andrea Gutiérrez. Más fría Elena Moreno. "Yo el sábado haré mi rutina de siempre: mi comida habitual y mi playlist de Spotify. Es verdad que todo lo que vayamos viendo, sobre todo en redes sociales, nos puede influir, que lo veamos como un boom, pero trataremos de estar aisladas y preparar un partido como siempre, sabiendo que habrá más nervios. Pero si cada una consigue hacer sus cosas, será mejor cada jugadora. En mi casa, antes de ir a jugar, mientras me estoy peinando, me pongo también otra lista. Son rutinas que voy a seguir a rajatabla, como un partido más". "Tengo un top de la suerte, que me lo trajeron los Reyes Magos el año pasado, me lo puse el primer partido y ganamos a Zamora, a partir de ahí me lo he ido poniendo", la superstición de Carmen Ruiz.
"Cuando se confirmó que jugábamos en el Carpena, me pilló en la biblioteca, estudiando en mi facultad. Me tuve que salir y todo de la emoción. No se me va a olvidar nunca. Me entró un sofoco de ilusión, nervios, alegría; encima que en la biblioteca hay que estar en silencio, me salí con mis compañeras y empecé a promocionarlo en todos lados, diciéndole a todo el mundo que iba a jugar en el Carpena, que ya es oficial", la anécdota de Elena Moreno y que compartía Rocío Ramírez. "Al principio no nos creíamos que íbamos a jugar en el Carpena porque hace pocos años era imposible, de hecho no había sección femenina. Entonces el decir jugar ahí, donde siempre habíamos visto los partidos cuando éramos pequeñas, pues nos quedamos en shock. Ya tenemos muchas ganas de que llegue". Lo analizaba con perspectiva Marta Ortega, que espera que no sea cosa de un día, sino que jugar en el Carpena sea algo una tendencia. "Valencia y Zaragoza son dos clubes que han apostado mucho por el femenino, y al final se está viendo a día de hoy. Son los dos clubes que tenemos como ejemplos a seguir. De querer algún día a ese nivel: que el masculino y el femenino tengan cierta igualdad. El Zaragoza juegan ambos en el mismo pabellón, al Valencia Basket le pasa lo mismo, entonces son dos modelos". Crecimiento que dio lugar a partir del ascenso. "Todavía no nos reconocen por la calle", bromeaban todas, pero "notamos que viene la gente más a vernos, de mirar a la grada y no reconocer a la gente, salvo nuestras familias, amigos o del equipo masculino". Las jugadoras empezaban a enumerar a los Perry, Kalinoski, Carter, Osetkowski o el propio Ibon Navarro, habituales en los partidos de las malagueñas. Como Marta Fernández, ya presentada en el organigrama del club. "La llegada de Marta es una demostración que el club está apostando por el femenino, y más como una persona como Marta Fernández, que es una leyenda nacional del baloncesto. Estamos todas muy contentas de que se estén haciendo esos progresos en el femenino", reflexiona Rocío Ramírez. "Marta Fernández ha venido varias veces a vernos jugar, y tenerla ahora dentro del club es muy ilusionante también. Me acuerdo que una vez vino con su niña, nos cruzamos y sí estuvimos charlando, una típica conversación después de un partido", decía Marta Ortega sobre su tocaya.
"Me imagino lo del sábado y me emociono. Cuando meta mi primera canasta, no sé lo que haré; sí se que cuando sale el tema del Carpena entre nosotras nos emocionamos mucho, tenemos una cara de ilusión todas que luego hay que saber controlarlo cuando estemos en la pista. Y si metemos una canasta o una buena acción defensiva, simplemente ver a tus compañeras celebrarlo, y con el Carpena lleno, pues va a ser increíble", insistía Elena Moreno, mientras que Carmen Ruiz se conforma "con ver a los Mihitas y que todos canten el himno mientras calentamos. Hemos llamado a la gente para que pueda disfrutar con nosotras el día. Animo a todo el mundo que venga a vernos porque es un aliciente para nosotras, gente que no nos ha visto jugar pueda conocernos y vernos jugar", con ese último llamamiento. "Nuestro equipo se caracteriza por celebrar cada cosa que pasa en el campo, ya no solo una canasta, un robo, un contraataque... Al final celebramos para corresponder a la compañera. En el Carpena será igual, pero multiplicado", vendiendo el producto Marta Ortega, y una última anécdota junto a Alberto Díaz, que puso fin a esta reunión entre un periodista y un grupo de amigas. "Me lo encontré hace poco y me dijo que merecíamos la oportunidad y que la disfrutásemos". Día que será para el recuerdo. Y una fraternidad que ejemplifica a este Unicaja Mijas que va agigantándose en su todavía corta vida.
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