El sueño redondo de Melvin Ejim
El canadiense competirá junto a su hermana Yvonne en los Juegos en la culminación de una carrera
Son muy pocas las parejas de hermanos que participaron en los mismos Juegos
"Tengo que exprimir París", decía Alberto Díaz
La familia Ejim tiene sus raíces en Nigeria. En Toronto nació Melvin, el jugador del Unicaja. Y todos sus hermanos también lo hicieron en ciudades canadienses. Cinco de ellos se han dedicado al baloncesto al alto nivel, un caso escasamente frecuente. El círculo se cuadrará en París. Melvin Ejim será uno de los 12 jugadores del potentísimo equipos que dirige el español Jordi Fernández. Un pegamento para un equipo con varios astros entre los mejores jugadores de la NBA, desde Shai Gilgeous-Alexander hasta Jamal Murray. Ejim jugaba este domingo ante Puerto Rico el último partido de preparación, en el que metía un triple y hacía su trabajo ya bien conocido en Málaga en sus tres temporadas en dos etapas. Se hizo acreedor a la renovación porque es un jugador difícil de encontrar en el mercado con sus características. Acabó como un tiro el curso.
Con 33 años recién cumplidos, Ejim vivirá un momento cumbre en París. Llegar a unos Juegos Olímpicos es la cúspide para un deportista. Canadá no lo hacía desde que en 2000 en Sidney deslumbrara Steve Nash. Ahora hay dos decenas de jugadores en la NBA y muchísimo nivel. Pero ahí se ha colado Ejim. Y junto a él, su hermana, Yvonne, la pequeña. Con 22 años, estudia en Gonzaga y también participó de la clasificación en el Preolímpico en febrero, donde su país consiguió el billete gracias a un gran favor de España, que ya estaba metida matemáticamente y le remontó, sin necesitarlo, un partido que perdía por 22 puntos ante las anfitrionas húngaras. Es otro equipo potente la selección femenina, con varias jugadoras en la WNBA. Y entre ellas está la pequeña Yvonne.
Ejim tiene otros dos hermanos más además de Yvonne (Ryan y Deon) que han jugado profesionalmente a este deporte. También lo hacía Kenny, tristemente fallecido en 2022, algo que marcó profundamente a todos. Había jugado también en Melilla, Zornotza, Gijón o Zamora y falleció en Bahrein, donde jugaba en esos momentos, con 27 años.
“Creo que nos apasiona, puedo decir con seguridad que en cierto modo lo comencé. Y todos mis hermanos y hermanas siguieron mi tren. Mi tío, que había empezado a jugar baloncesto, fue el primero, aunque la familia era de fútbol. Mi otro tío es un gran entrenador en el desarrollo y fútbol canadiense. Y mi abuelo jugaba fútbol en Nigeria, toda mi familia realmente jugaba fútbol. Entonces empezamos a jugar al fútbol. Pero mi tío empezó a jugar baloncesto y me metió a mí también en ello. Y luego todo empezó a partir de ahí. Y luego todos mis hermanos, mis hermanos, tengo primos que juegan... Y es algo que viene de familia”, explicaba Ejim en Málaga Hoy.
El equipo masculino ya había conseguido la plaza con la gran medalla de bronce en el pasado Mundial, que Ejim también disfrutó. Tras aquella clasificación de las chicas, el canadiense explicaba lo que suponía para todo e l país este doblete. “Es la primera vez desde 2000 que tanto los hombres como nuestro programa femenino van a los Juegos y además con mi hermana también en el equipo. Sería un momento muy especial para nuestra familia. Sería increíble, no solo para nuestro país, también para nosotros, específicamente para nuestra familia, una experiencia increíble, una oportunidad increíble”, deseaba. Y se han cumplido los deseos del jugador canadiense.
No es la situación ideal pensando en la próxima temporada por la carga de trabajo que tendrá, aunque su caso es distinto al de Alberto Díaz, que tuvo que jugar el Preolímpico y estar concentrado desde que acabó la Liga. Ejim sí ha tenido un mes de descompresión, aunque no ha dejado de trabajar, como hizo con Alfonso Sánchez en The Embassy. “Hicimos varias sesiones, fue un trabajo más concienzudo. Canadá ya tenía la clasificación para París, no tenía que jugar Preolímpico, y sabía que iba a ser un fijo en la lista final para París, entonces sí que es verdad que hicimos un trabajo con él más duro en lo físico, en cuanto a sensaciones”, explicaba el que fuera jugador del Unicaja, ahora entrenador personal que ejerce en la espectacular pista fuengiroleña.
Un sueño redondo para Melvin Ejim, que como hermano mayor ejerce de patriarca con la familia y podrá compartir experiencias entre Lille y París con la pequeña Yvonne. Lo harán en el nombre de Kenny.
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