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Pablo Sánchez (Linares, 2002) es el jugador más joven de la historia del Unicaja en jugar un partido oficial. Hace año y medio que ocurrió y ha seguido su maduración en la cantera cajista. Tuvo minutos de calidad en Badalona, en el penúltimo partido antes del parón. Tras haber pasado la cuarentena en tierras jiennenses con su familia, regresó para trabajar con el primer equipo y ahí sigue. De no acontecer nada extraño viajará a Valencia esta semana entrante para jugar la fase final de la ACB, donde será uno de los más jóvenes.
En una entrevista con la Federación Andaluza de Baloncesto, el prometedor exterior, que cumple su cuarta temporada en Málaga tras llegar al inicio de su etapa cadete, hace un repaso a sus orígenes, cuenta anécdotas y sueños que aún tiene por cumplir a sus 17 años. El Unicaja le hará un contrato profesional y se verá qué sucede con su futuro. La idea era salir con un equipo en LEB Plata, algo que ahora se abortó por la coyuntura económica que viene.
"Mis padres habían sido jugadores de baloncesto y me intentan meter en ese mundo. Yo iba con mi padre al colegio mientras él entrenaba a otro niño y me daba un balón y yo empezaba a tirar un poquito. Me fue gustando, dimos el paso de apuntarme a un club y poco a poco fui mejorando. Llegó el momento en minibasket donde me llamó la selección andaluza y quise vivir más experiencias como esas. Con Linares llegué al Campeonato de España siendo subcampeón de Andalucía, jugué torneos también con el Baloncesto Sevilla porque me invitaron. Finalmente di el paso de venirme a la cantera del Unicaja, donde llevo cuatro años", relata sobre sus orígenes el base jiennense, que hizo saltar la alarma de los ojeadores en un Campenato de España infantil en el que llevó a un club modesto a estar entre los ocho mejores de España: "Creo que es lo que más he disfrutado. Éramos un equipo de amigos, íbamos al cine o a jugar al fútbol, pero cuando nos poníamos a competir éramos un equipo. Cuando voy a mi pueblo seguimos quedando los mismos, hablamos entre todos. Una temporada muy bonita, el final como ponerle un broche de oro".
"Sabía que me podía venir, pero tenía que decidir. Mi primera intención fue no venirme, no me veía preparado. Mi padre me dijo que probara. Me ayudó el apoyo de mi familia y di el paso. Al principio te cuesta adaptarte porque es un cambio de vida, pero todo el mundo me acogió perfectamente", relata sobre su llegada a Málaga Pablo Sánchez, que cuenta cómo es vivir el día a día con profesionales: "Vivir desde primera fila lo que pasa en un equipo profesional es algo que cualquier persona que juega a baloncesto quisiera disfrutar. Sé que hay que trabajar mucho más porque te das cuenta de lo buena que es la gente, que tienes que seguir trabajando no para poder hacerte un hueco, sino para poder entrenar con calidad. Desde el primer momento me acogieron genial y eso hizo que me sienta más cómodo".
Varias lesiones llevaron a Casimiro a tirar de Pablo Sánchez a finales de 2018 en un partido ante el Zaragoza en el Carpena. Ese verano había sido subcampeón de Europa con España sub 16 con él como base titular. "Estuve vestido contra el Unics Kazán, pero debuté frente al Zaragoza. Cuando fui a debutar al entrar el pabellón en la puerta de vestuarios hay un guarda y fui a entrar y me preguntó a dónde iba y le dije que iba a jugar, pero no me creía. Llegó el preparador físico y me dejaron pasar. El guardia no se lo creía al principio. Me hizo sentir un poco nervioso y durante todo el calentamiento... Una vez en dinámica de partido dejé de pensar y cuando salí a pista, para defender en el tercer cuarto, me tiraron un balón a la espalda. Pero ahí ya pensaba que había cumplido un sueño. Tuve los últimos cuatro minutos de premio e intenté salir al máximo, hacer lo que pudiera y disfrutar de la experiencia", recordaba de manera divertida.
Superó en precocidad Sánchez a Domantas Sabonis, ahora todo un All Star de la NBA. "Todo el mundo sabe el nivel que tiene Sabonis y lo que está haciendo en la NBA. Tampoco me he parado mucho a pensar, en el momento en el que pasa la vida sigue. El colegio sigue, los entrenamientos siguen... no te da tiempo a pensar en ese récord. Las pocas veces que lo pienso me impresiona a mí mismo", decía Pablo Sánchez, que valoraba cómo había ido la temporada: "Jugamos en la Euroliga junior en Valencia, donde quedamos segundos, me hubiera gustado ganarla. También poder haber jugado la Fase a Ocho en Colonia. Y también disfrutar de los Campeonatos de Andalucía y España, eran muy especiales porque no iba a jugar otros. Todavía está por ver después de todo este tema cómo será la próxima temporada. Hay que estudiar una carrera y compaginarla con el baloncesto en la medida que sea posible".
"Hablo mucho con Carlos Galán [canterano que se marchó de vuelta a San Fernando esta temporada], un de mis mejores amigos, he compartido tres años habitación con él. Personas especiales que me han ayudado y siempre que tengo un hueco intento hablar con ellos", agradecía el junior cajista, que señalaba sus mejores momentos vividos en el deporte: "Hay tres en las que no me puedo decantar por ninguna. Esa temporada en infantil con Linares, éramos niños y fue algo brillante. Luego la primera vez que me puse la camiseta de la selección española, en un torneo en Eslovenia. Fue algo emotivo. Y luego el debut con el primer equipo, muy especial por supuesto".
"Me gustaría dedicarme profesionalmente al baloncesto. Cumplir una serie de objetivos personales que me proponga. Conseguir títulos o experiencias que me hagan mejorar como jugador y persona. Mi margen de mejora es mucho, tengo que trabajar, esforzarme y ser constante. A partir de ahí ya se irá viendo", cerraba Pablo Sánchez, que hace un master continuo entrenando con los profesionales y que ahora se apresta, mientras termina de repasar para los exámenes de la EBAU, a vivir una gran experiencia en Valencia en la fase final de la ACB. Allí en L'Alquería y La Fonteta fue protagonista en el torneo junior de la Euroliga, en el que el Unicaja fue subcampeón y promedió 10.8 puntos, 4.5 rebotes y 3.5 asistencias.
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