Surne Bilbao-Unicaja: Tics de equipo grande (81-86)
El Unicaja gana en Miribilla un partido que tenía controlado (+20 en el tercer cuarto) pero que se complicó bastante en el último
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Le pasan cosas raras al Unicaja cosas raras en Miribilla en los últimos años. Partidos extraños, parciales anormales, como si los campos magnéticos provocaran desequilibrios. Dominaba plácidamente el partido en el último del tercer cuarto por 20 puntos y tuvo que sudar muchísimo porque el Bilbao llegó a ponerse a sólo uno a falta de minuto y medio. Un tiempo muerto de Ibon fue mano de santo. A partir de ahí volvió la seriedad y el tino para sacar una victoria muy valiosa, que asegura la condición de cabeza de serie para la Copa. No garantiza nada visto cómo está la clasificación, pero no deja de rubricar que la primera vuelta es excelente (13-3). El sábado ante el Valencia, partidazo para decidir quién será primero. No obstante, seguro que hay lecciones para la reflexión en el vestuario cajista. La concentración no es tan continua como en años anteriores, cuando había esa necesidad de demostrar. Son cosas que le ocurren a los equipos grandes, el estatus que vuelve a acariciar el Unicaja.
El Unicaja comenzó cargando juego al poste bajo y obteniendo réditos. Y posteriormente fue conectando segmentos del ataque para poner un ritmo alto al que al Surne Bilbao le costaba alcanzar en la anotación. Iba encontrando soluciones el equipo de Ibon a lo que proponía Ponsarnau. Balcerowski estaba activo en ataque. En defensa tiene que aprender a usar mejor su inmenso cuerpo para intimidar sin caer en la falta. Y se echa en falta contundencia en ataque. Pero, obviamente, si lo tuviera todo no estaría en Málaga porque el resto de sus cualidades deben ser más pronto que tarde diferenciales. Hasta Yankuba Sima metía un triple en el penúltimo ataque del cuarto, aunque Rabaseda respondía sobre la bocina (23-28).
Con Perry en la dirección subía el nivel. Y la defensa del Unicaja iba metiendo moles de fuerza. El trío arbitral se lo iría cobrando con numerosas faltas y una catarata de tiros libres que permitieron al cuadro vasco mantener el oxígeno en el partido. Pero, mientras, se iba construyendo una mullida renta que llegaba a los 16 puntos (28-44). Se sucedían las buenas rachas de los jugadores cajistas. Buenos minutos de Tyson Pérez en los lados de la pista, con él el rebote está mucho más seguro. Y eso permitía correr y decidir en los primeros segundos de la posesión. Después le tomaba el relevo Kameron Taylor, con siete puntos consecutivos tras un triple y dos tiros desde seis metros.
Parecía un momento para romper el partido, pero el Bilbao se sotuvo con esos tiros libres (sólo anotó una canasta en juego y lanzó 17 tiros libres). A Alberto Díaz se le señalaba la tercera falta y una técnica posterior tras una falta bastante rigurosa de Pantzar, es raro ver al capitán así desquiciado. Ante la falta de acierto en el triple, los de Ponsarnau optaron por ser más agresivos hacia el aro y ello le permitió estar en el partido aún al descanso (37-47).
Tras el paso por el vestuario, el Unicaja salió como un lobo enjaulado, a tope de revoluciones e imponiendo un ritmo todavía más alto para intentar destrozar el encuentro. Parcial de 0-7 de salida al son de Taylor y Pérez. Se encrespaba ahora el público local por alguna decisión arbitral (sobre todo, un toque de Taylor al intentar rebañar un tiro libre, pero estimaron que parte del balón estaba dentro de la cesta y ello no penaliza). Mejores minutos ahora de Alberto Díaz en los dos aros y un triple suyo más una continuación para Osetkowski marcaban la máxima distancia (50-70) en ese momento, algo recortada al final del tercer periodo (53-70).
Fue nefasto el comienzo del último cuarto, como si el equipo ya se hubiera visto con el partido ganado. La zona presionante que había alternado Ponsarnau también ayudaba al descoloque. Y el parcial acumulado de 0-10 obligó a un tiempo de Ibon (60-70). Malos ataques, imprecisiones, pérdidas y decisiones dudosas, metieron al cuadro vasco en el partido, también con su propio acierto. Bajó hasta siete puntos el Surne, aunque un buen tiro desde seis metros de Alberto y dos tiros libres de Carter daban aire (63-74), pero un triple desde nueve metros de Frey (68-74) comprimía más, más aún De Ridder (71-76), aún más un triple de Jones (74-77) y al máximo otra canasta suya (78-79).
Tras el tiempo muerto de Ibon, la respuesta fue demoledora. Jugada de pizarra para bandeja bajo aro de Osetkowski, robo de Taylor y triple sobre la bocina de posesión de Perry (78-84) tras gran circulación. Y una gran defensa (pese a dos rebotes de ataque bilbaínos) para sentenciar un duelo que se complicó sobremanera pero que se sacó adelante. Con un tic feo de equipo grande que se ve con el duelo ganado y baja los brazos, pero también con esa jerarquía para saber cómo y cuándo activarse. Cabezas de serie en la Copa y otra victoria más.
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