El taller del Unicaja

lEl staff médico intenta medirlo todo antes de un evento del calado de la Final Four

Se prepara recibimiento de la afición

Javi Guerra y Mario Bárbara, fisioterapeutas del Unicaja.
Javi Guerra y Mario Bárbara, fisioterapeutas del Unicaja. / Javier Albiñana

Al otro lado del túnel de vestuarios hay un trabajo esencial para el funcionamiento de un equipo profesional. Cuando llega un momento como la Final Four cobra aún más relevancia porque son decisivos en la recuperación de los jugadores. Mario Bárbara y Javi Guerra, fisioterapeutas del Unicaja; el preparador físico, Marcos Cerveró; y los doctores Miguel Marcos, internista; y José Nogales, traumatólogo. Bárbara lleva toda una vida en el club. Entró como jugador en cadetes reclutado por el recordado José María Martín Urbano. Compañero de generación de Dani Romero, Curro Ávalos y Gaby Ruiz, compaginó unos años el baloncesto y la carrera y en breve se cumplirán 30 años desde que empezó a trabajar en cantera. En la campaña 1997/98 debutaría en el primer equipo, el último año de Javier Imbroda.

Bárbara relata cómo se prepara un evento como una Final Four desde el punto de vista de la salud: “Lo especial es que ponemos el foco durante muchas semanas antes para que todos lleguen en el mejor momento posible, en la mejor situación física. Ajustamos muchos detalles para que todos puedan estar disponible sacrificando entrenamientos y cargas de trabajo. Lo importante ahora mismo es esta competición. Una vez ya en medio de ella lo que tenemos preparados en cuanto a instalaciones, salas de recuperación, protocolos postpartido... Que todo el mundo esté y recuperarlos cuanto antes posible para el siguiente partido”, explica el fisioterapeuta del club, que apunta que “todo es individualizado en nuestra área. Hay que diferenciar dos cosas. El tratamiento de los problemas que arrastren los jugadores previos a la competición y el postpartido, una rutina para que se recuperen antes, duerman las horas que tengan que dormir adecuadamente, controlar los niveles y ansiedad, que afecta a la calidad del sueño... Todo está relacionado, lo biológico y lo psicológico. Estamos en el hotel para controlar las pautas de alimentación que el nutricionista ha recomendado y que todo el paquete completo esté bajo control. Son profesionales y saben lo que tienen que hacer, pero se puede ayudar a que todo esté como debe estar”.

“El equipo llega completo a la competición, como pasó en la Copa, salvo Augusto Lima. No te garantiza nada, pero el objetivo sí es que todos estén a disposición de Ibon. Llegar llegan todos. No al 100%, pero en las semanas previas hemos intentado poner el objetivo en este fin de semana. Ir dosificando sus apariciones y llegadas. En el caso de Alberto, la lesión que tenía era bastante grave y hemos llegado poniendo todo el foco aquí pero sin querer forzarlo por exceso tampoco, que llegue en condiciones aceptables”, reseña Bárbara, que respira tras haber vivido años complicados: “Tenemos cinco títulos y en 25 años que yo llevo en el primer equipo. Imagina lo que sería dos en el mismo año, lo increíble que sería. Lo vivimos con normalidad porque estamos enfocados en el ahora. En un tiempo ya lo consideraremos más. Ahora lo vemos con profesionalidad, hacer las mismas cosas, que sigamos en la misma burbuja de buen trabajo, buen ambiente, empujar en la misma línea... Es difícil valorarlo, pero me parece increíble”.

Explica el miembro del staff malagueño algunos cambios importantes. “En los últimos años se ve al atleta en general en el centro de la atención de todos nosotros. Lo estaba antes en la pista, pero todo lo que le pasa al atleta alrededor cuenta. No sólo la estructura física, el nivel mental, familiar, entorno personal... Las relaciones humanas internas también tienen que ver en la prevención de lesiones. Hoy en día se habla de sistemas dinámicos complejos. Simplemente que todas las lesiones no vienen por un factor biológico, por que alguien tenga una debilidad o por una deficiencia muscular, sino porque hay muchos elementos que afectan al deportista en cada momento. Ya no se valora sólo la parte biomecánica y estructural”, ahonda Bárbara, que admite que hay “muchos avances. Tecnología para el control de cargas, para la evaluación. Por ejemplo, no es de mi parcela, pero ayudamos a Marcos, el control de las cargas de entrenamiento con los dispositivos GPS, que llevan todos los jugadores. No sólo vemos el nivel de fatiga, tenemos una plataforma para que los jugadores nos den un feedback diario de cómo han dormido, de cómo de frescos están, el sueño, el estrés... En función de todo se mide la carga de entrenamiento que se les pone, vemos cómo reacciona su organismo”.

“Hay mucho aparataje también ahora a nivel de recuperación que antes no existía, eso ayuda a la recuperación postesfuerzo. La evaluación en pretemporada nos permite tener tecnología diversa para hacerlo, el club lo entiende e invierte en eso y los resultados están ahí”, concluye Bárbara mientras toca madera: “Estamos mejorando el ratio de lesiones por jugador. Nunca puedes decir que fue sólo por un factor concreto. También ayuda que haya un buen ambiente. No se sabe si es antes el buen ambiente o los resultados o los resultados y el buen ambiente. Todo implica que el jugador se sienta más cómodo en el día a día, esté más concentrado, más animado para trabajar físicamente, para venir antes de tiempo, quedarse después... Influye en la prevención de lesiones. El cuerpo técnico, por supuesto, tiene mucha culpa de que las cosas vayan bien. Si ellos no creyeran en lo que le proponemos nada valdría. Los jugadores también son absolutamente receptivos. Desde pretemporada estamos intentando hacer mucha labor educativa, explicando las cosas, de manera grupal e individual, con el cuerpo técnico, para que no lleguemos mediada la temporada y le digamos ‘esto es así y te va a venir bien’. Que tengan una idea previa de lo que hacemos y por qué lo hacemos”. Así funciona el taller del Unicaja.

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