Tyler Kalinoski y el club del 80-60-40

Cuando el Unicaja fichó a Tyler Kalinoski, que había descollado en el Breogán como escudero de Dzanan Musa para una gran temporada colectiva, a los rectores del Unicaja les dijeron desde Lugo: "Os habéis llevado al bueno". No es cuestión de menoscabar la calidad del bosnio, pero era una manera de avisar de las cualidades del escolta del Cincinnati, que tras varios años por Francia, Bélgica, Turquía e Italia (jugó en Málaga con el Brescia en Eurocup), aterrizó en Lugo y después en el Unicaja para convertirse en un jugador capital en el funcionamiento del equipo. 

Kalinoski promedia 10.4 puntos, 1.6 rebotes y 1.8 asistencias por duelo en 18 minutos por partido entre todas las competiciones. Su partido ante el Barça fue delicioso, pero es un tipo de jugador que no abunda, que brilla cuando mete pero que también completa actuaciones notables cuando no anota. Capacidad defensiva, gran presencia en el rebote, sea para capturarlos o para que se los quede el equipo, y competitividad.

Pero es inevitable que sea el tiro y su acierto sea lo más llamativo cuando tiene el día. En lo que va de temporada Kalinoski está en unos promedios de aciertos que, pese a su calidad, son casi insostenibles. 88% en tiros libres, 74% en tiros de dos y 44% en triples. El 80-60-40 se considera bordear la excelencia por los estudiosos estadísticos. Y el de Ohio está mejorando esas cifras incluso. "Kalinoski yo creo que ya es una referencia cuando entra, empieza a jugar sus bloqueos indirectos, a salir de un bloqueo, ya no es solo para tirar, se puede rodearlo, ir a la pintura, puede pasarla cuando llega una ayuda, puede ir al aro e incluso anotar con falta", le analizaba Scariolo.

Hay otros dos jugadores en el Unicaja que cumplen con el 60% en los tiros de dos y el 40% en los triples, Kameron Taylor y Nihad Djedovic, pero se quedan a algunos puntos en los tiros libres (77% y 71%) para estar en un selecto club dentro de un contexto en el que va creciendo el acierto en los triples de manera generalizada