UCAM Murcia - Unicaja: Dos finales en siete días (78-84)

Segunda final en siete días, así recoge frutos de su magnífica temporada 2023/24 en los albores de la 2024/25 el Unicaja, de Singapur a Murcia para conquistar copas. El equipo de Ibon Navarro se quitó esa china en el zapato que es el UCAM (78-84) para citarse esta noche (20:00 horas) con el Real Madrid en la final de la Supercopa, reedición de la de 2023. El nivel de dificultad crece hasta el extremo ante el equipo blanco, que derrotó con cierta comodidad al Barcelona. Tremendos partidos de Osetkowski, Perry y Ejim para guiar a otra pelea por el título.  

La rivalidad ya consolidada por la tormenta de duelos en las últimas temporadas advertía un duelo competido entre el UCAM y el Unicaja. Lejos de la plenitud física en el final de la pretemporada, pero con motivación a tope, los dos equipos pecaban de un punto de ansiedad. Defensas agresivas, permisividad en los contactos e inevitables reminiscencias del último play off. Con tanto bloque continuista ese pique persiste y también ciertos mecanismos, algunos desajustados.

Comenzó a mejor ritmo el Unicaja (11-18), algo más fluído y con una buena defensa, pero la respuesta del UCAM fue un parcial de 14-2 a caballo entre el final del primero y el inicio del segundo cuarto. Había metido Carter, había desplegado buenos minutos Balcerowski, con detalles de lo que puede ser defensivamente antes de cometer errores de falta de adaptación, pero metiendo un triple y dando un par de pases que invitan a pensar en que su calidad en esa suerte del juego puede hacer crecer al equipo en el ataque estático. Se conoce de sobras al UCAM, no se va de los partidos. Una canasta para acabar el cuarto fue simbólica. Hakanson convirtió un balón salvado in extremis en su banda lo convertía en una mágica asistencia para Radebaugh (21-20).

Una vez equilibrada esa tendencia del duelo, el Unicaja tuvo algún momento en el que parecía coger la batuta, pero el UCAM respondía para igualar al descanso (37-37). El cuadro murciano corría y el balance defensivo malagueño era deficiente, al igual que su habitualmente pulcro control de bola. Demasiadas pérdidas. Puede ocurrir en estos compases de la campaña. A cambio, cierto es, se controlaba mejor el rebote.

Tras el descanso, los dos equipos elevaban el nivel ofensivo y había intercambio de canastas. En el Unicaja producía un Osetkowski de alto nivel. En el UCAM repelía un Radovic que sabía hurgar en algunas rendijas de la defensa malagueña, de nuevo con alternativas en el marcador. El Unicaja veía cómo iba cayendo progresivamente su porcentaje de triples y ello siempre es problemático en un final apretado. Perry parecía con las luces encendidas para comprimir al final del tercer cuarto un amago de escapada local tras una antideportiva de Balcerowski (61-60). Ibon mantenía una estructura grande de quinteto, con Ejim de tres para batirse con un Rodion Kurucs que en la primera parte había sido bastante dañino.

Ibon competía por todo, estiraba ahora los minutos de los jugadores más metidos en partido. Invertía también en Balcerowski, que metía un palmeo con la izquierda excelente en posición difícil. Osetkowski gobernaba el partido también en el poste bajo como no suele, un jugador tremendo. Dos tiros libres del californiano y un robo con contraataque de Perry disparaban la renta hasta los ocho puntos (67-75) a falta de poco más de dos minutos. Una bomba de Carter primero y un triple de un sensacional Ejim después sentenciaba el duelo (70-80). Otro robo del canadiense para canasta liquidaba y sellaba el billete para jugar otra final, la segunda en una semana. Esta vez ante el gigante más grande, el Real Madrid.