Unicaja, un 107-31 que explica casi todo
Desde el verano de 2022, el Unicaja acumula un 77.5% de victorias en partidos oficiales, cifras difícilmente sostenibles y de mucho valor
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Málaga/Los parones competitivos sirven para evaluar en qué punto se encuentran los proyectos. Mientras media plantilla está diseminada por Europa defendiendo los colores de sus países, las mentes pensantes del Unicaja y la otra mitad del plantel no descansan demasiado. El trabajo no se detiene, hay ideas y conversaciones para alguna renovación más, estudio del mercado y necesidades para el futuro. Se asume que el tremendo trabajo que se está realizando en estos años acabará con la marcha de algunos actores esenciales, aunque hay faena aún para culminar un trienio mágico que sólo tiene comparación en la historia del club con el ciclo 2005/2007.
Desde el verano de 2022, cuando se produjo la revolución en la plantilla que cambió el curso de una deriva mortecina, hasta la radiante actualidad, el Unicaja ha jugado 138 partidos oficiales entre todas las competiciones. El tremendo balance es de 107-31, es decir, un 77.5% de victorias del equipo dirigido por Ibon Navarro. Por competiciones, los números son los siguientes. En Liga regular ACB, 59-18. En play off de la Liga Endesa, 7-6. En la BCL, 32-6. En la Copa del Rey, 3-1. En la Supercopa, 3-1. Y 3-0 en la Intercontinental. Como consecuencias, los cuatro títulos, en año y medio la misma cantidad que en 46 años antes. Uno de Copa, uno de BCL, otro de Supercopa y uno más de Intercontinental.
Instalado en una dinámica ganadora, con un grupo que parece aún con apetito pese a que se ha ganado mucho y de manera constante, el primer cuarto de temporada ha disparado aún más las expectativas, también por el hecho de que los transatlánticos de Euroliga (Real Madrid, Barcelona y Baskonia) no están en su mejor momento. Pese a ello, el margen de mejora del equipo cajista es grande. De esas 107 victorias en dos temporadas y lo que va de esta, 70 han sido por 10 o más puntos, con mucha holgura. El juego del equipo transmite y en el Carpena vuelve a haber llenos o entradas de 9.000 espectadores o más de manera constante, algo que parecía una entelequia años atrás. Pero, como ha referido Ibon Navarro en algún tramo de este inicio de temporada, se ha ganado algún partido por inercia. Es también una muestra de equipo instalado en un nivel superior dosificar los esfuerzos y preparar los momentos claves para tener en esos instantes los mejores parámetros físicos, aunque el deporte de alto nivel tiene un componente de imprevisibilidad que aconseja centrarse y pensar en el corto plazo.
Queda historia por escribir quizá el capítulo más brillante de este Unicaja ya inolvidable, el reto final de estar en una final de la Liga Endesa, que no se alcanza desde 2006. No es algo exigible por presupuesto e inversión de plantilla de Real Madrid y Barcelona, con otros clubes como Baskonia y Valencia con mayor presupuesto. Pero el nivel que está mostrando el equipo de manera continuada, con un tiempo de fermentación colectiva que hace que las piezas nuevas, aún con su tiempo necesario de ajuste e integración, funcionen con una fiabilidad bastante importante.
De momento, ya el próximo sábado emerge un duelo de máxima exigencia ante el La Laguna Tenerife, equipo con sólo una derrota también pero con un partido menos, que puede asaltar el liderato en el Carpena. Las luces cortas están ahí, pero también las largas para soñar con algo grande en una temporada que ya tiene dos títulos cuya cuota puede aumentar.
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