Unicaja 2021/22: incertidumbre y poco margen

Fotis Katsikaris se pone al frente del proyecto 2021/22, con obligación de recuperar el lugar natural en la ACB y de estar entre los mejores en la Basketball Champions League

Los jugadores del Unicaja hacen piña en un entrenamiento en el Carpena. / Unicaja B. Photopress
Jesús María Noguera

18 de septiembre 2021 - 05:37

Este domingo por la tarde en el Carpena echa a andar un nuevo proyecto del Unicaja. La temporada 2021/22 en la ACB abre el telón y ahí se presenta el equipo malagueño, con Fotis Katsikaris al mando. Es el primero que empieza desde cero el griego en Málaga, en el que la exigencia será alta y será responsable, para bien y para mal, de todo lo que ocurra en la pista. Se creyó en su figura para una reconstrucción necesaria y obligatoria. En definitiva, para recuperar esos peldaños que se han ido perdiendo en estos últimos años. Tiene caché el heleno, con una tarea compleja entre manos que le pone a prueba a él con la pizarra.

Han sido meses de muchos cambios en el club de Los Guindos. Más en los despachos que en la pista, que también los hubo. Tres fichajes y varias permutas en el staff técnico. Se quiere dar un paso adelante en varias parcelas. Y hay caras nuevas en la cabina de mando cajista. Antonio Jesús López Nieto se puso al mando de la nave. Una labor peliaguda a la que está respondiendo de manera notable. Pero aún no lleva 100 días en el cargo y es una carrera de largo aliento. Pasos cortos, pero firmes. A su lado está Juanma Rodríguez, que recogió el testigo de Manolo Rubia. Hay feeling entre ambos, que ya habían estado en el mismo barco en la Diputación de Málaga. El director deportivo culminó la construcción de la plantilla, con algún sobresalto como el de Marco Spissu.

Y se produjo un movimiento histórico en el Unicaja. Se abandonó la esfera Euroliga, en la que se había permanecido durante las dos últimas décadas. Se subióa la vía de la FIBA, con su cuidada Basketball Champions League. Una competición en ciernes y en evidente crecimiento que ahora puede presumir de haber convencido al conjunto cajista. Deportivamente es un paso atrás obvio, pero el tiempo dirá si la decisión es acertada. Evidentemente, es una renuncia patente a estar con los mejores, al menos, en el corto plazo. Eso, aunque sea realista, no es una buena noticia. Sí una consecuencia de una cuesta abajo que debe frenarse desde arriba. La ACB, como se ha transmitido públicamente, es una prioridad.

No ha habido excesivos cambios en la plantilla para la próxima temporada. Tres fichajes: Norris Cole, Jonathan Barreiro y Micheal Eric. Tres jugadores para buscar la ansiada solidez. El alto número de profesionales con contrato y la nueva situación financiera impidieron más movimientos. Parecen escasos, pero el devenir del curso será el que dicte sentencia. Cole debe incrementar el nivel físico, al igual que Barreiro y Eric. El estadounidense, doble campeón de la NBA, tiene puntos en las manos, con especial sangre fría en los últimos minutos, y se espera que dé un rendimiento decente atrás. Es un mal crónico ya el de encontrar un buen compañero para Alberto Díaz. El de Akron, cuyo talento está fuera de debates, viene de hacer una gran campaña en el Asvel Villeurbanne en el máximo nivel europeo. Ha dejado buenas sensaciones, pero se le evalúa desde ahora.

Barreiro estaba considerado un fichaje estratégico y ya se había estudiado veranos atrás. Hubo una oportunidad buena y se pagó traspaso por él. Es el jugador español accesible de más proyección, por lo que la operación, de primeras, es sensacional. Se le quiere como alero, donde debe poner cemento en el perímetro. Ofrecerá rebote también y en ataque tiene rango de tiro y es capaz de crearse sus propias canastas.

Encontrar al pívot que acompañara a Nzosa y Guerrero era otra de las tareas de enjundia. Se confió en Eric, que viene del CSKA de Moscú. Su rol en sus últimas aventuras fue más de jugador de rotación, pero en Málaga su papel será protagonista. Debe aportar intimidación cerca del aro y ha enseñado que ahí puede producir ofensivamente. Necesitará que se le abastezca de manera continua. En pretemporada hizo grandes números, que parece que tengan difícil continuidad en competición oficial. Mantenerlos en buena medida es su gran reto.

Hay nombres importantes cuyo rendimiento van a marcar seguramente el devenir del proyecto. Jaime Fernández es uno. Se le ha visto con otra marcha, totalmente recuperado de su operación de los dos talones. Si consigue esa versión desequilibrante el Unicaja puede subir varios peldaños competitivos. Otro es Brizuela, al que Katsikaris le entregó las llaves cuando llegó. Es un jugador capital para el griego. Su misión es demostrar que está preparado para liderar un equipo de este calibre.

Para Bouteille es un año clave en su carrera. Un curso bisagra. Ha tenido ráfagas anotadores impresionantes, pero la regularidad ha brillado por su ausencia. Su capacidad para meter es incuestionable, pero debe ver aro con consistencia todos los días. El técnico cajista quiere que sea útil en más facetas. El desafío es morrocotudo.

Está por ver cómo continúa la progresión de dos apuestas necesarias. Francis Alonso reventó en el primer tramo con Luis Casimiro y después le costó más con Katsikaris, estando fuera de la rotación en algún momento. Este verano dejó buenos momentos y parece que ha encontrado el camino. Rubén Guerrero vio frenado su crecimiento y está por ver cómo revierte la situación. Hay dudas con el estado físico de Carlos Suárez, con varias temporadas dantescas en cuanto a lesiones. De momento no volverá todavía. Clave en el entramado defensivo, si su ausencia se alarga puede llevar a salir al mercado. De momento la solución temporal es Edgar VicedoEdgar Vicedo.

Y Yannick Nzosa, el diamante en bruto. Puede ser su último año en el Unicaja antes de marcharse a la NBA. En los Mock Draft para el 2022 está alto y, a poco que continúe con su mejora, retenerlo será imposible. Acabó con problemas en el pubis y es la única duda que se tiene con él. Si está sano seguirá dando zancadas hacia adelante. En condiciones normales debe ser el pívot titular. No ha jugado mucho en la preparación, pero dejó destellos interesantes. Es la joya.

No hay debate con el potencial ofensivo del equipo, un tema hasta recurrente. Muchas manos para anotar, pero Katsikaris deberá encontrar la fórmula para que todos tengan su momento. El principal examen está en la defensa y en el rebote. Fueron un martirio la última campaña y si no se corrige la sangría en dos facetas del juego primordiales el techo del equipo malagueño será bajo. La configuración de la plantilla deja mucha incertidumbre para que ello sea posible. El técnico griego tiene fe en que sí.

Son los retos del Unicaja 2021/22, que tiene poco margen de maniobra. Un año especial e ilusionante al abrirse una nueva era y también por la vuelta del público al Carpena. Recuperar terreno en la ACB y estar en el meollo en la BCL es una obligación. Hay mimbres, también incertidumbre.

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