Éxtasis y gloria a 40 minutos (66-63)
Fase de ascenso a Liga Femenina 2
El Unicaja Femenino será equipo de Liga Femenina si este domingo a las 12:00 horas gana al Estepona después de imponerse en un partido durísimo al Adareva canario
Fundamentales Angel Robinson y Vero Matoso en un final taquicárdico
Faltaba 1:08 y el Unicaja Femenino perdía por 58-63. El ascenso parecía otro sueño esquivo para un equipo que se quedó a un palmo justo un año antes. Ahí el proyecto sufrió un impulso que este domingo (12:00 horas) debe confirmar ante el CAB Estepona. Si vencen las de Lorena Aranda serán equipo de Liga Femenina 2 por derecho propio. Tardarán en olvidarse esos 68 segundos. Un triple de Vero Matoso, una canasta más adicional de Robinson y dos tiros libres de Claudia Alonso para el 66-63 final. Un triunfo primordial para que el proyecto siga avanzando. La prueba de que hay mimbres para seguir escalando después de pasar por encima de un sobresaliente Adareva. La gloria, tan cerca y tan lejos.
Predominaba la igualdad desde el inicio, era un duelo a 40 minutos. Había intercambio de golpes y una gran pelea en cada posesión. Triples de Robinson y Claudia Alonso daban la primera ventaja (13-9). El partido también se disputaba en el duelo en la pintura de Sika Koné y Vero Matoso. La primera batalla era para la junior de primer año, que tiene una pinta fabulosa. La pívot cajista se marchaba al banco por dos faltas. La joven tenía vía libre ahora y se notaba. Su presencia cerca del aro condicionaba a las de Lorena Aranda, que tenían que hacer ayudas para pararla. El Adareva distribuía bien y castigaba con acierto desde fuera (17-19).
Cogía las riendas Gema García, a la exprimía la entrenadora malagueña. Un triple y una canasta de la paleña daban un ligero respiro (25-20). Marta García también cometía su segunda falta y penalizaba. Era una tarde a detalles y dos caían del lado canario. Un triple a tabla y una canasta más adicional de Koné, que se unían a una técnica a Robinson. Las de Alejandro Martínez ponían la máxima (29-36) y Aranda lo paraba. Masià repelía para comprimir al descanso (33-38).
Necesitaba el Unicaja una marcha más, no le valía al menos para ganar con lo que estaba haciendo. Aceleraban Gema e Irene Viruel, que apretaban. Resistían las isleñas, que competían y aguantaban los empujes malagueños. Se silenciaban unos abarrotados Guindos cuando la base se dolía de la rodilla izquierda en una penetración hacia canasta. Se marchaba en mitad de una atmósfera tensionada y entraba Paula Tello, que volteaba (45-43). Se reponía el Adareva, que se escapaba hasta el 45-50. Un triple de Claudia Alonso sobre la bocina alimentaba la esperanza (48-50).
Si hace un año se bloqueó, el equipo cajista aprendió. Un triple de Bassel era un jarro de agua fría. No se amilanaba el Unicaja, que mordía sobre el parqué. Se le cerraban los caminos al Adareva, que sufría como nunca antes. Faltaba colmillo para asesinar. Cuatro puntos de Robinson eran gasolina y era Matoso la que nivelaba (54-54). Volvía Gema con la articulación vendada y coincidía con una entrada de Alonso, que daba la vuelta y hacía rugir al pabellón (56-54). El Adareva se ponía de pie y contestaba con triples, que hacían mucho daño (58-60). El partido estaba en un puño y apareció Koné, que agrandó su figura. Daba síntomas de cansancio, pero emergió con un bello reverso para poner un duro 58-63 a falta de un minuto. Ahí se vivió seguramente el momento más importante en la corta trayectoria del proyecto.
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