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Unicaja - Barcelona: Uno de ellos (103-96)

El Unicaja conquista una gran victoria ante el Barça en un partido en el que dominó casi 40 minutos y en el que impuso su estilo ante un mejorado cuadro catalán que dará guerra

El adiós al mito Will Thomas

Kendrick Perry y Will Thomas. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

Sí, ahora mismo, a finales de octubre de 2024, el Unicaja es uno de ellos, juega al mismo nivel y le mira a la cara a los mejores equipos de Europa a los que tiene acceso. También al Barcelona, al que derrotó en un partido titánico (103-96) que remitía a intensidad, acierto y vértigo de un partido de play off. En una jornada especial para el club, que honra a su historia con exquisite, y la afición, ratificó su liderato en la Liga Endesa, que tiene el valor que tiene en la jornada cinco. Pero se va llenando el granero para estar en la Copa y ser cabeza de serie y, pensando a más largo plazo, en las eliminatorias. Y también ratifica un cambio de paradigma. Son los equipos grandes los que tiene que frenar ahora al Unicaja, un torrente de baloncesto salvaje (muy bien trabajado), pero que también juega cada día mejor, después de tres años ya de construcción de un proyecto ganador, en estático, con más recursos y con el poso que da saberse ganadores, poseer ese instinto depredador que se ha incrustado en la piel y el ADN de un bloque de culto. La teoría es que los equipos de Euroliga irán creciendo conforme pase la temporada y será más complicado aún vencerles. Pero estos partidos son felicidad pura, para sembrar y disfrutar de momentos que son extraordinariamente difíciles de vivir. 

El partido arrancó con la atmósfera eléctrica que había dejado el emotivo homenaje a Will Thomas. Con los dos equipos con gusto por ataques vertiginosos y por no especular. Con el Unicaja arriba en los primeros compases, con un Osetkowski dañino, con ventajas entre cinco y 10 puntos (24-19 tras el primer cuarto). Cambió el paso la salida de Juan Núñez. El madrileño es un pasado excelso, de un nivel supremo. Tiene otras deficiencias en el juego, pero la visión de juego es la de un iluminado. Y empezó a castigar en el bloqueo directo y con sus aleros barriendo la línea de fondo para anotar canastas sencillas. 

El Unicaja tenía más problemas para anotar cuando estaba en pista el interminable Fall, que condiciona muchos tiros más allá de los balones que puede tocar, pero encontraba vías con ese vértigo y también compitiendo de manera sensacional en el rebote, como Jonathan Barreiro. Rachas de Kalinoski, Taylor o Perry se sucedían para mantener la ventaja, pero también las tenía el Barça, como advertía Ibon en la previa. Justin Anderson metía dos triples punzantes, Satoransky hacía daño a un Carter que lleva algunos partidos ACB en los que está siendo el base que parece apuntar a ser por sus cualidades y progresión con la baja de Alberto. Le castigaban atrás los diferentes pares, también un Satoransky especialmente atinado cuando juega contra el Unicaja. Ejim cometía tres faltas y sacaba a una pieza que por nivel físico se adapta bien a lo que exige el Barça, aunque Fall también las tenía en el cuadro catalán, que en el tramo final del primer tiempo ensartaba varias canastas fáciles y dejaba la diferencia en sólo un punto (49-48).

Tras la calma del descanso, avalancha del Unicaja. Grandes minutos defensivos, con Yankuba Sima de vueltra tras jugar poco en la primera mitad tras un golpe en la mano. El Unicaja volaba al son de Perry y de un Kameron Taylor que reventaba corriendo y en estático la defensa azulgrana con el apoyo de lo que ocurría atrás. El de Maryland sufrió una antideportiva fea de Vesely cuando encaraba el aro rival en transición y el Unicaja se marchaba 70-57 y balón. Eran minutos de baloncesto de mucho nivel del equipo malagueño, también con Kalinoski tremendo, pero el Barcelona encontraba asideros a los que agarrarse, como ese letal tiro de media distancia de Vesely. Dos triples de Metu, un canastón de costa a costa de Brizuela y ciertas malas decisiones en ataque del Unicaja permitían volver a los catalanes, que dejaban el duelo en un estrecho margen (74-71).

El cuarto definitivo fue de una intensidad brutal, poco frecuente a estas alturas de temporada. Mandaba el Unicaja, pero siempre con el aliento rival en el cogote. Mezclaba Ibon a Carter y Perry juntos para tener más vías de creación ante una defensa que subía el nivel. Una antideportiva de Metu a Perry no era bien aprovechada y repelía Satoransky con un mate castigando un error defensivo. Las canastas costaban más, también se fallaban algunos libres. Ibon ajustaba la rotación para llegar a los minutos finales con los jugadores claves frescos. Y allí apareció Kendrick Perry, en su espléndida madurez como jugador, en su lugar preciso en el mundo, en el equipo en el que manda. Tiros libres, una bandeja con la zurda sensacional y un triple en el final de una posesión para poner las banderillas a un buen Barça (93-85) a poco más de un minuto para el final. Un saque de fondo con sólo tres segundos de posesión con pase de Perry a Sima, un rebote brutal de Barreiro y sus tiros libres acercaron el triunfo, pero el Barça lo negaba con varias canastas y un triple de Brizuela (99-96). Una antideportiva de Anderson sobre Kalinoski a 6.3 segundos fue el epílogo de un choque espectacular que, es posible y no sería para nada mala señal, se repetirá más tarde y con más cosas en juego. El Unicaja, no obstante, puede decir que es uno de ellos por pleno derecho, con la mitad de presupuesto, pero con el depósito repleto de orgullo y autoestima, optimizando recursos y con una plantilla que tiene una fe tremenda en un estilo que les hace ganadores y que traslada a su gente para vivir momentos especiales.

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