Unicaja, una era de esplendor tras el Heroes y el Patrioti
Dos años después de jugar una fase previa de la BCL tétrica en el Carpena se han ganado tres títulos y se ha construido un equipo campeón
El equilibrio de ambición y de no perder el contacto con la realidad, camino para seguir siendo competitivo
Las fotos de la celebración
En septiembre de 2022, pocos días después del impresionante oro europeo de España en Berlín con Alberto Díaz como uno de los iconos, apenas dos años atrás, el Unicaja estaba jugando la fase previa de la BCL, tras un trabajo arduo en los despachos, en el Martín Carpena ante el Heroes den Bosch holandés y el Patrioti Levice eslovaco. Antes de esos duelos había verdadero pavor en el seno del club ante un hipotético papelón tras la peor temporada de la historia contemporánea del club. Era un proyecto nuevo, con apenas tres jugadores (Díaz, Brizuela y Barreiro) supervivientes y un entrenador que había convencido en el seno del club por su trabajo pero que necesitaba el refrendo de los resultados tras acabar con seis derrotas la infausta campaña anterior.
Justo dos años después, el Unicaja celebraba de manera contenida, sin grandes aspavientos, en el Singapore Indoor Stadium el título de campeones de la Copa Intercontinental. Hay quien entiende que es poco más que una pachanga al otro lado del mundo ganar en tres cómodas victorias a un equipo de Angola, a otro de Líbano y a uno más combinado de la G-League, algo así como la liga de filiales de la NBA. Puede verse también como el campeón africano, el campeón asiático y un grupo poco fraguado pero talentoso de la cantera de la mejor liga del mundo. En Singapur ha estado estos días gran parte del establishment del baloncesto, los patrones de FIBA y peces gordos de la NBA. La fusión no lejana entre Eurocup y BCL está ahí. Y el Unicaja está en el cogollo, es también una forma de posicionarse, explorar vías en el continente asiático, donde, por ejemplo, varios clubes catalanes ha estado de gira este verano y se han ganado un dinero. Sí, hay muchas ganas de constatar cómo competiría el Unicaja en la Euroliga y ver a los mejores equipos del continente por el Carpena, pero ese paso atrás y cambio de dirección para aparcar esa entelequia en la que se había convertido llegar a la mejor competición, en la que se estuvo 15 años, hacía más daño que beneficio. Seguramente haya un término medio, pero el Unicaja se embolsó el séptimo título de su historia gracias a todo el camino que le llevó a su BCL de Belgrado. Son guindas que redondean el buen trabajo anterior. Quizá por ello los dos descartes de Ibon en la final fueron Tillie y Balcerowski, dos de los nuevos. Respeta códigos el técnico vitoriano y no procedía dejar fuera a alguien que había contribuido a estar en este guateque.
Persiste más del 80% de la plantilla que solventó aquella patata caliente y que puso el tren sobre las vías. Y seguro que les ayuda a valorar dónde están ahora. Apenas se fueron Brizuela, Thomas y Lima. El Unicaja ha construido un equipo campeón en un tiempo anormalmente escaso. Desde entonces han caído tres títulos (cuatro en los anteriores 45 años de historia) y se han completado dos temporadas de ensueño, seguramente entre las cinco mejores de la historia de la entidad. Es una era de esplendor del club malagueño tras un periodo oscurísimo. Mantenerse en ese lugar del escalafón en el que el Unicaja está ahora exige ambición pero también dosis de realismo. Es la tarea en la que trabajan entre bambalinas López Nieto y Juanma Rodríguez. Aunque esta Intercontinental sea una recasa feliz en diferido de lo de Belgrado no es lo frecuente ganar tanto. Se ha creado un grupo estable en el que se han cambiado piezas con objeto de mejorar, de prolongar una curva sin aparente fin. No es fácil la gestión, como recordaba Ibon Navarro en Alhaurín dos semanas atrás, pero la abundancia de jugadores son señales de que se huye del conformismo. Para conservar hay que progresar. Y puede tener su cara B, que se agriete la gran fortaleza de este grupo. Pero son riesgos que se asumen para seguir creciendo, para prolongar este gran momento deportivo y social que vive el Unicaja, de nuevo con el Carpena lleno y con un grupo repleto de carisma que juega muy bien al baloncesto. Y con un dueño feliz por lo que vuelve a transmitir un club en el que invierte dinero, otra vez con tendencia crecience.
Los jugadores, los artistas, han transmitido a través de las redes sociales que han disfrutado de la experiencia en Singapur. Aunque no haya sido lo ideal dos viaje transcontinentales de 20 horas para tener sesiones de calidad en la preparación de la temporada, se compensa con otras cosas, son experiencias que ensamblan y unen. En pocos días hay otra oportunidad de pelear un título, con un nivel de dificultad bastante más alto, en Murcia ante el UCAM y/o Barça y Madrid si se gana la semifinal. Es otro premio, por haber sido el mejor equipo de la temporada regular 2023/24 de la ACB. Lo que Ibon y sus jugadores han conseguido es que se aguarde con ganas cada partido del Unicaja y se desee el arranque de la temporada. Vencer la monotonía en la que se puede caer en la BCL, explorar nuevos límites en la ACB ante una competición que será más duro porque los buenos equipos son mejores y con mejores entrenadores, afinar más aún los estados de excelencia en los momentos cumbre de la temporada, disfrutar de cada encuentro. Son mejores planes que ganar al Heroes y al Patrioti.
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