Al Unicaja sólo le falta la Euroliga...

El equipo malagueño tiene la colección de todos los títulos oficiales de competiciones en los que intervino salvo la máxima competición europea

La celebración de los campeones

Los ocho títulos del Unicaja
Los ocho títulos del Unicaja

La consecución en la última semana de la Copa Intercontinental y la Supercopa ha engordado el palmarés del Unicaja hasta alcanzar los ocho títulos. Han sido cuatro en 19 meses, una cosecha tremenda, igual a la de los 45 primeros años de historia de la entidad. El club malagueño casi ha completado la escalera de color. En su casi medio siglo de existencia ha intervenido (dejando a un lado las categorías inferiores hasta que llegó a la ACB) en ocho competiciones oficiales (Liga, Copa, la ya extinta Korac, Eurocup, Euroliga, BCL, Supercopa e Intercontinental) y ha conquistado siete de ellas. Sólo la Euroliga se resistió, con aquella Final Four de Atenas'07 en la que logró el tercer puesto como pico.

Los tres últimos títulos (BCL, Intercontinental y Supercopa), conseguidos en los últimos cinco meses, eran inéditos en Los Guindos. BCL y Supercopa ya se habían jugado más veces pero el título jugado en Singapur era la primera vez que se jugaba. Y todos están en la buchaca malagueña. El Unicaja vive en un momento idílico, seguramente la tercera edad de oro del club tras la tremenda irrupción del subcampeonato del 95 consecuencia de la fusión después de varios años de cohabitación de Maristas y Caja de Ronda en la ACB. Fueron años de disputas y duros, con cicatrices, pero ahí se abonó lo que vino después. Después llegaron los años de Maljkovic y Scariolo para consolidarse no sólo en la élite española, también en la europea. Siguió un progresivo despeño en los años anteriores, con un pico competitivo con Joan Plaza y el título de la Eurocup. Tras una caída libre, este proyecto que arranca en 2022 tras una fallida temporada de transición con los nuevos responsables que comenzó en 2021 pero en la que hunde sus raíces el brillante momento actual. Se detectaron problemas, se apostó por Ibon Navarro, que detuvo la caída aunque acabara la temporada con varias derrotas tras salvar el peor momento en 30 años. Y se empezó a edificar esto, que seguramente ni los más optimistas de los responsables imaginaban.

"¿Qué idioma se habla en el vestuario? Se habla en trofeos", respondía en el parqué de Murcia Nihad Djedovic en Colgados del Aro. Era una respuesta sarcástica del bosnio, pero que encerraba algo de verdad. Es un ejemplo de jugador cuya valoración es mayor de quien trabaja con él cada día que externamente, un veterano que ha asumido su rol en el complicado mecano que es un grupo de egos normalmente elevados. Un bloque construido prácticamente desde cero, apenas con tres jugadores (Díaz, Barreiro y Brizuela, que salió en 2023 dejando más de un millón de euros), con gran parte del cuerpo técnico anterior aunque con algunas mejoras. Se ha hablado ya mucho de lo que sucedió en ese verano de 2022 con la confección del director deportivo, Juanma Rodríguez, codo con codo con Ibon de un equipo que sobrepasó cualquier expectativa. Rodríguez es el hilo conductor con aquellos grandes años en la transición del siglo XX al XXI (fue elegido ejecutivo del año por la Euroliga en 2007 tras esa Final Four). Tras más de una década fuera del club, con la experiencia de haber trabajado para Cleveland Cavaliers y haber devuelto al Betis a la ACB, llegó ya con la confección de la 2021/22 avanzada y privilegió empezar el curso siguiente con manos libres. Aquel año calamitoso se da por muy bien amortizado con lo que viene después.

Y en esta tesitura encara el Unicaja la temporada 2024/25, con retos también apasionantes. "Esto no para y ya queremos ir a por más", decía Alberto Díaz, ya el jugador más laureado de la historia del club tras este arreón (cinco títulos), sobre el mismo parqué de Murcia. Ya con toda la colección posible de títulos repleta salvo ese asterisco de la Euroliga, que en estos tiempos de bonanza deportiva suele aparecer como entelequia, pero como aspiración legítima por el nivel deportivo que está mostrando el equipo más la sólida apuesta de un patrocinador/propietario extremadamente longevo que ya estuvo ahí 15 años. El presidente, Antonio Jesús López Nieto, tuvo claro desde el principio que había que salir de esa órbita para poder crecer, que un club semicerrado de propietarios del que no se era parte no era el hábitat idóneo para recuperar estatus aunque paradójicamente en aquel momento pareció un evidente paso atrás. Le ha dado la razón lo que ha acontecido después. Hay algunos cambios interesantes en la Euroliga, como la inminente aprobación de un límite salarial. Se intenta la unificación Eurocup-BCL para la siguiente temporada, pero falta concretarla. Volver a un universo común en el baloncesto europeo podría propiciar un cambio de escenario que en Los Guindos ahora se sigue teniendo claro.

Una de las preocupaciones de Ibon Navarro es cómo mantener el fuego competitivo de un grupo que ya se conoce mucho. Sirve para jugar de memoria y para tener fuerte lazos que traspasan la pista que sirven para agarrarse a los partidos. Para tener la idea muy clara, aunque Ibon va dando retoques. Pero es uno de los miedos del técnico, huir de la monotonía y de la molicie que pueda amenazar a un equipo que ya ha ganado, salvo la Liga, todo lo que puede ganar. Es quizá esa ACB la última frontera, aunque ponerla como objetivo es muy presuntuoso vistos los rivales y el gran nivel de la competición. Sí tiene claro esta plantilla que está capacitada para competir con los mejores. Y perder ese respeto, en el buen sentido, es un punto de apoyo importante. Mientras tanto, se trata de disfrutar el proceso, como en las dos últimas temporada. El inicio, este sábado ante el Girona en el Carpena, con dos lonas más colgando.

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