El Unicaja le gana el pulso a la Euroliga

Málaga/Hay gran satisfacción en el Unicaja tras la victoria en el Buesa Arena. Importante por el contexto, escenario y que infla confianza para lo que viene. Por encima del resultado, una racha negativa frenada en ACB, el percibir que el equipo va retomando su baloncesto. Hubo un nivel muy alto en el grueso del triunfo y el Unicaja mostró categoría y firmeza en un desenlace evitable, que servirá de aprendizaje en el futuro. Es otra muestra de la capacidad del equipo de regularse, con un Euroliga enfrente aparece ese estímulo extra. Tiene este Unicaja de Ibon Navarro una fiabilidad altísima, con más de un 75% de victorias desde 2022, el Big Bang de un proyecto que goza de una salud de hierro. El mantenerse en ese escalafón exige un trabajo constante, de evolución, hay buenas herramientas para continuar con esta etapa dorada. Unas fiestas navideñas de paz y amor, para olvidarse unos días de la pelota naranja, pero la maquinaria no para.

Buceando en el triunfo ante el Baskonia, hay un dato de este Unicaja que suena a entelequia: son nueve victorias en los últimos once partidos oficiales ante los equipos de Euroliga, en una secuencia que arrancó hace catorce meses. Más de un 80%, que mejora la media general. Se habla en el club, en boca de López Nieto, de molestar a los grandes. Son demasiados picotazos en una tendencia asombrosa. No atraviesan su mejor momento los transatlánticos de la Euroliga (Real Madrid, Barcelona y Baskonia), pero la distancia en recursos es abismal, aunque luego la pista iguale fuerzas. No es algo exigible por presupuesto e inversión de plantilla de Real Madrid y Barcelona, con otros clubes como Baskonia y Valencia con mayor músculo. Los taronjas, líderes de la competición y una amenaza que emerge, aprobaron el pasado fin de semana el presupuesto más alto de su historia: 27,5 millones de euros, donde se incluye la partida del femenino. Pero dobla al del Unicaja, con el mecenas Juan Roig aportando casi 20 millones. Ya ocurrió en el último bienio, y el conjunto malagueño le pasó por la derecha.

Es una normalidad irreal, de esos datos que se valorarán con el tiempo y donde la rutina atropella. Estrujando un poco más, el ver que esas dos derrotas llegaron solo con el Real Madrid: 81-87 en marzo del 2024 (el famoso agarrón a Carter y el irreproducible berrinche de Ibon Navarro) y el reciente en el WiZink (90-77), donde el equipo parece que se guardó las cartas para febrero o junio. Tres victorias ante el Barça: dos la pasada temporada (91-71 en el Carpena y 91-92 en el Palau) y en la cercana despedida a Will Thomas (103-96). Al Madrid se le batió con aquella remontada memorable en el WiZink (93-99) y en la final de Supercopa de Murcia, con ese extra por el momento y el premio (80-90). Además de esta última, el Unicaja asaltó el Buesa Arena en octubre de 2023 (84-93), como el resto de canchas de Euroliga, otra gesta extraordinaria; mordió el polvo el Baskonia en su última visita al Carpena en abril (95-91), antes de campeonar en Belgrado. Y un triunfo ante Valencia Basket en La Fonteta en enero (63-83), por entonces de Euroliga (y actualmente de forma oficiosa). Son las nueve maravillas. Y se atisba algún bonus track en los próximos meses.

Insiste Ibon en no tener que reforzar el proyecto por estas victorias, pero inevitablemente ejercen de medidor y el cómo intervienen en la autoestima del equipo. El Unicaja está asentado en ese escalafón, su principal baza es el trabajo de este bienio, y abiertamente se habla de ir a por la ACB. Claro que influirá en esa marca en cómo desgasta la Euroliga, pero cristalizar tantas veces… El pulso se le tiene ganado. Y cuando ocurren, el debate de si el Unicaja está a ese nivel sale del caparazón. Pero como dijo Joan Peñarroya en el Carpena, en forma de lección y sentando cátedra: disfrutar del momento y las alegrías que da este Unicaja.