Unicaja-Leyma Coruña: Alberto estaba de guardia (114-105)

El capitán hace sonar el despertador para sacar adelante el partido ante un bravo colista que se subió a las barbas y se corta la racha de tres derrotas

Las fotos del partido

Alberto Díaz celebra una defensa.
Alberto Díaz celebra una defensa. / Jorge Zapata

Alberto Díaz activó el despertador y el Unicaja sacó adelante una victoria que necesitaba como el comer ante el Leyma Coruña (114-105), pero el bravo equipo gallego, condenado prácticamente a Primera FEB, recordó que el estado del cuadro de Ibon Navarro está lejos de sus mejores días. Hay mecanismos y calidad para ganar sin jugar bien, pero la foto sigue saliendo movida. Defensivamente hay problemas, la tendencia es que se reciben muchos puntos. Es cierto que la propuesta es tener muchas posesiones y se eleva por las dos partes, pero si el rival rebasa holgadamente el 50% en tiros de campo, ha ocurrido en más partidos, también hay un problema propio. Después de una semana de trabajo y sin partidos entre medias, no fue la mejor versión la del Unicaja, que debe afinar en un mes importante en BCL y ACB. Mención especial para Alberto Díaz. El capitán realizó un partido sensancional, zarandeó al equipo cada vez que saltó a la pista, batió su récord de asistencias y contagió para sacar el duelo. En esta clase de partidos se agigante su figura y recuerda la importancia de tener a alguien de sus características, que no entiende de amistosos ni regula esfuerzos. Comete errores, claro, pero siempre está de guardia.

El Unicaja comenzó con ciertos niveles de concentración y agresividad y ello le permitió coger rápidamente una distancia cercana a los 10 puntos (16-7), pero el Leyma Coruña se metió en el ritmo, apoyándose en una defensa zonal que cada más rivales practican cuando se miden al equipo malagueño para minimizar sus virtudes. Atrás se empezó a flojear y ya el partido se metía en distancias más cortas. Un parcial de 0-11 permitía a los gallegos dominar (27-29) antes de que una secuencia de triples cajistas, que la zona tampoco era una maravilla y permitía con un mínimo de fluidez en la circulación encontrar situaciones cómodas, devolviera la renta (41-34). Pero el Leyma, con jugadores con talento, como Thompkins, pese a la posición que ocupan en la tabla, también movía bien la bola para desde las esquinas hacer daños con los triples y enjugar una diferencia que al descanso era sólo de dos puntos (51-49). Los niveles de acierto de los dos equipos estaban por encima del 60% en tiros de dos y el 40% en triples. Se trataba de aumentar la agresividad atrás a un nivel difícilmente soportable, pero le está costando más tener esa regularidad en la zona propia para menguar los porcentajes rivales, básico también para imponer el ritmo que se desea para marcar diferencias.

Pero la salida tras el descanso dejaba a Thompkins, como en sus mejores tiempos en el Madrid, con dosis tremendas de calidad, para lanzar al Coruña (53-59). Tillie lo padecía y tocaba visitar el banquillo. La defensa malagueña era destrozada e Ibon Navarro pedía tiempo muerto (59-64) con dosis de desesperación poco frecuentes. Con Alberto Díaz en pista había unas dosis de energía necesarias en estos contextos en los que no prende la chispa. Y repartiendo asistencias y defendiendo propiciaba que el Unicaja se fuera arriba en el marcador al final del tercer cuarto (81-77).

En el cuarto final siguió la alegría anotadora en los dos equipos, con demasiadas concesiones pero ya con el Leyma Coruña convencido de que podía y con un acierto tremendo para meter. Djedovic y Ejim, normalmente ocupados en labores más de intendencia, metían puntos. Y el duelo ya estaba por encima de los 100 puntos para los dos. Hasta el final apretaron los coruñeses, bravos y competitivos pese a su situación. Despojados de la presión por el calor del descenso, se sintieron liberados para pelear hasta el final. No les llegó, pero fue una buena lección para el Unicaja. Hay que seguir mejorando.

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