Unicaja, momento de fluir

El recital ante el Reggiana puede marcar un punto de inflexión en la trayectoria reciente y ratifica que los planes del staff siguen su curso tras el bajón posterior a la Copa del Rey

"Fue muy duro, hace falta más físico"

El Unicaja-Reggiana de cuartos de final de la BCL, en fotos
Los jugadores del Unicaja celebran durante el partido ante la Reggiana. / Javier Albiñana

Aunque la confianza sea altísima en este grupo de jugadores y técnicos que tienen al Unicaja en su segundo pico histórico, con opciones de trascender al primero, a veces se necesitan pruebas fehacientes de que las cosas marchan bien. Ha sido un mes de marzo raro, en el que se ha perdió casi tanto como se ganó. Y es fácil acostumbrarse al lujo y a un tren de vida alto como el que lleva este equipo. Pero a veces hay que invertir. Es un concepto con el que Ibon Navarro intentaba hacer pedagogía en este periodo de entreguerras tras el título de Copa y hasta que los dos últimos meses de competición aparecen en el horizonte. En la rueda de prensa previa al partido ante la Reggiana decía lo que podía hasta lo que era políticamente correcto, pero entre líneas se le podía descifrar que las derrotas no desvían del plan, que es llegar a junio, aun con la amplia carga detrás de una temporada extensa, física y mentalmente en el mejor momento posible. Guardar balas y gasolina en estos meses en los que la BCL ofrece los únicos partidos a vida o muerte. Y ahí el colchón de ser un equipo top, dominante, permite sortear situaciones de manera favorable sin fuegos de artificio. No es cuestión de que no importe perder, este es un grupo de ganadores que ha demostrado su ferocidad competitiva. Pero sí un lapso de semanas en las que los límites de movimientos, dentro del plan diseñado, son más estrechos y hay menos recursos para disponer de ellos más adelante.

El partido ante la Reggiana fue esa muestra del tremendo potencial que ha ido construyendo y que atesora este equipo. Ni había que hiperventilar tras las derrotas en estas semanas de valle ni pensar que todo va a ser así. Pero era evidente que el lenguaje corporal de los jugadores, los niveles de concentración e intensidad, eran distintos. Aunque la Liga ACB es el gran objetivo, alcanzar esa final que se ha bordeado en las dos temporadas anteriores, la Basketball Champions League también seduce en el vestuario. Es un título europeo, hay viejos rivales por el camino si se consigue avanzar y la perspectiva que puede haber de imponerse en un ambiente hostil si se juegan las semifinales (sería ante AEK, con ventaja de 1-0, o Nanterre) seguro que motiva muchísimo en el grupo.

Hay consciencia de que el partido de Italia será distinto. Apelaban tanto Dimitris Priftis como Kwan Cheatham en la rueda de prensa posterior al factor físico, la dureza como elemento diferencial para los 37 puntos de distancia que hubo entre los dos equipos. Al Baxi Manresa le ganaron por 15 puntos allí y el pasado domingo tumbaron al Olimpia Milano de Euroliga. Y se espera que tengan el refuerzo de Kenneth Faried, que se marchó a Estados Unidos tras el partido ante el Milán por el fallecimiento de su madre. Es un jugador estructural, no con la exuberancia que le llevó a ser élite NBA pero sí para destacar en Europa cuya ausencia se notó a este nivel.

Viene ahora una secuencia de cuatro días durmiendo fuera de casa y dos partidos en 48 horas. Este viernes hay entrenamiento, antes habla Ibon Navarro, y después el sábado se viaja rumbo a Valencia, donde el domingo hay un atractivo duelo ante el equipo taronja. Desde allí desplazamiento directo hasta Italia, donde se pretende cerrar la clasificación para la Final Four sin necesidad de recurrir al tercer partido, que sería el próximo miércoles 23 de abril. Con el impulso del buen partido, tiempo de seguir demostrando que el nivel sube. El duelo ante el Valencia es clave para aspirar a algo más que la cuarta plaza en la Liga Endesa.

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