Unicaja-Real Madrid: El karma de McIntyre (105-107)
El Unicaja recupera una notable versión, domina durante un gran tramo al Real Madrid y acaba perdiendo después de que un triple de Carter se saliera del aro en el segundo final
Así te contamos el partido

Puede entenderse como una decepción la derrota del Unicaja ante el Real Madrid después de dominar en un vendaval de baloncesto en el tercer cuarto hasta por 12 puntos. Al contrario, compitió y jugó como no lo hacía desde la Copa del Rey ante el club más poderoso, en todos los sentidos, del país, recuerda que se está en el buen camino para la traca final de la BCL y la ACB. Se fabricó, cuando estaba casi KO, un triple en el último segundo de Tyson Carter que bailó sobre el aro y se salió. Fue un encuentro maravilloso, casi nivel play off (105-107). Hay, claro, cosas mejorables, pero se constató que la mejor versión del equipo de Ibon Navarro está ahí latente, lista para todo cuando los grandes retos aparezcan. Batió el récord de triples (23) en un partido en la historia de la ACB.
No siempre se le puede ganar al Real. Vale el duelo para comprender lo complicadísimo que es hacerlo, hay que tener una superioridad absoluta, como en las finales de Supercopa y Copa. En el equilibrio y el cuerpo a cuerpo, las fuerzas que gravitan alrededor del juego decantan la balanza al blanco. Fue mejor el Madrid, con ese mullido colchón. Se debe tener claro si, es mucho adelantarse, hay un choque en el play off por el título. En ese contexto, el equipo de la capital tenía una cuenta pendiente, fue orgulloso, los secundarios dieron un gran salto adelante, Chus Mateo usó recursos distintos y negó la derrota para solidificar el liderato, muy difícil ya para el Unicaja. No es una guerra en la que haya que quemar mucha madera.
El Real Madrid, tras dos finales perdidas contra el Unicaja, realizó un planteamiento diferente, con una zona desde el inicio del partido, insistente además en ella Chus Mateo. Podía entenderse como conservadora teniendo un jugador en la guarida como Tavares que impone tanto respeto, condiciona tiros y que permite ser más agresivo, pero también da idea del respeto que se le tiene al equipo malagueño. Y lo cierto es que condicionaba el partido, aunque el Unicaja lo repelía con un altísimo acierto en el tiros de tres puntos. No metió su primera canasta de dos hasta el minuto final del primer cuarto.
Defensivamente no aparecía la mejor versión cajista, con algún despiste de Osetkowski, compensado con su masivo acierto desde la línea de tres puntos. La calidad del californiano aparecía para aguantar al equipo con dos secuencias brutales. No estaba fino Perry (también con problemas de faltas) en las lecturas y el Madrid mandaba en el marcador (21-25 tras triple de Musa sobre la bocina del primer cuarto), hasta por siete puntos (24-31). Con la recuperación de Deck, el Madrid se hace más peligroso, con quintetos más altos y versátiles. Buenos minutos también de un Usman Garuba al que le está costando la reinserción tras sus años en la NBA, pero es simple cuestión de tiempo. Y ofrecía dentelladas. Llull tenía momentos de inspiración y Tavares impone y desvía tiros sólo con su presencia.
El Unicaja, poco a poco, fue comprendiendo la zona y obteniendo mejores posiciones de tiro. Intentó ser más agresivo pisando pintura, colocando el balón en el poste alto con un Tillie sin ser brillante en la anotación pero engrasando el juego para que fluyera. Hasta siete jugadores cajistas metían triple, el último de ellos el francés, sobre la bocina del descanso (48-46). El 60% desde detrás de la línea (12/20) era difícilmente sostenible, pero existía el margen de mejora del tiro de dos (5/15). Hablaba bien del Unicaja que había repartido 17 asistencias en 18 secuencias anotadoras. Es tentador abusar del bote y el yoyó ante la zona, pero había ido encontrando soluciones como manda el catón.
Tras el descanso, el Unicaja salió con las ideas claras para atacar la zona y con momentos calientes de varios jugadores que se iban sucediendo. Tyson Pérez metía un triple y le hacía un poster a Tavares con falta adicional (58-50 y tiempo muerto de Chus). Al dominicano le sucedía el otro Tyson, Carter, al que le entró el baile de San Vito para regalar dos minutos de baloncesto de dibujos animados. Aúna el flow y la plasticidad de los jugadores especiales el de Mississippi, que hacía estallar a un Carpena cada vez más incandescente, que subía con un tres más uno de Taylor y otro triple de Ejim (66-55). Apretaba el Real Madrid, que ya abandonaba la defensa zonal e intentaba ser más agresivo subiendo las líneas. Vivía mucho del rebote de ataque, con mucha presencia de Tavares. Y se aguantaba en el partido aunque pareciera groggy en algún momento (78-68).
Y en el cuarto final irrumpió con fuerza el Real Madrid, siendo más agresivo, bajando el quinteto con Garuba de cinco y Hezonja de cuatro para hacer una defensa más agresiva y también atacar de manera más vertical, con una pareja exterior Mayes-Feliz no muy frecuente. Le surtió efecto el cambio a Mateo (84-82), ya también con el Unicaja metido en bonus sin que el Real Madrid tuviera ninguna falta con ocho minutos por jugar. Un triple de Hezonja (87-88) daba la primera ventaja desde la primera mitad. Tenía algunas dudas ahora el equipo malagueño, la oposición defensiva desde el perímetro era mayor y los tiros libres eran una importante cantera de puntos para el Real Madrid. A dos triples de Carter y Díaz respondía de manera durísima el cuadro blanco, Hezonja y Musa (96-98). Un dos más uno de Feliz lo ponía en chino a falta de dos minutos (96-101), aunque Osetkowski reducía con otro triple. La hiperprotección arbitral a las figuras de un Madrid mejor en los minutos decisivos garantizaba visitas constantes al 4.60 en momentos complicados, especialmente a Musa. Con 99-104 a falta de 20 segundos, todo parecía decidido, pero también es tremendamente orgulloso el equipo costasoleño. Tras un dos más uno de Carter, Llull erró un tiro libre y con -2 el de Mississippi lanzó un triple desde nueve metros que recordó al mítico de McIntyre. Tras pasearse por el aro, salió. Eran otros tiempos menos fértiles y aquello se celebró con locura. Ahora hubo una ovación, es lo que merecía el Unicaja. No debe mermar la confianza, al contrario. Está para todo el equipo malagueño.
También te puede interesar
Lo último