Un valle sintomático
El Unicaja perdió cinco de los últimos seis partidos en la que es ya la peor racha del curso
Hay problemas serios en la defensa y en el rebote que no solventa un buen nivel en ataque
El Unicaja sufre ahora su peor momento de la temporada. Los números son claros, con cinco derrotas en los últimos seis partidos. Pero tampoco dictan otra cosa las sensaciones. Valga como ejemplo la segunda parte en Burgos, donde se escapó en el marcador y no tuvo la solidez para conservar la renta y además necesitó de un esfuerzo extra para forzar la prórroga. O los tropiezos sintomáticos en el Carpena frente al Fuenlabrada y el Betis. Dos cornadas preocupantes que pudieron poner en serio peligro la Copa del Rey.
Y es que hay un aspecto del juego por donde se desangra de manera clara el equipo malagueño, la defensa. Se intuía como un problema estructural por las características de los jugadores de la plantilla y está y puede ser un grave problema a la hora de competir por algo más. El Unicaja metió 90.5 puntos en este tramo de seis duelos, lo que es una cifra excelente y difícil de sostener a medio plazo. Nadie duda del potencial ofensivo de este equipo. Sucede que encajó 93.2.
Es cierto que hubo dos prórrogas, pero más allá de los cuantitativo está lo cualitativo también. Y hubo momento donde había autovías hacia el aro de los de Luis Casimiro. Se entienden los 91 del Real Madrid, pero hay otros inaceptables como los 114 del Betis o los 90 del Fuenlabrada, por nombrar los dos casos más flagrantes. Los primeros promedian 76 y los segundos 81 en la ACB desde su inicio. Sin duda, penaliza mucho la ausencia de Alberto Díaz y recientemente también de Suárez. Es por lo que extraña los pocos minutos de Nzosa, un gran protector de aro y que ya cambió partidos desde atrás.
Cerca del aro hay otro déficit de calado, que es el ya conocido del rebote. La primera posesión de la prórroga en Burgos no sirve como baremo, pero sí como síntoma con varias capturas concedidas seguidas en un momento clave. En estos seis partidos últimos el Unicaja sólo ganó la batalla bajo los tableros en dos (ante Betis y Burgos, donde perdió en ambos) y terminó igualado con el Bilbao Básket. Dice mucho del equipo malagueño porque el rebote no sólo es de poder, también de querer. Entran muchos factores como la concentración y por ahí se están escapando varios encuentros. Casimiro suele recurrir a la estadísticas avanzada para justificar ciertas tendencias, pero parece una obviedad que en el rebote existe una grieta preocupante.
Con la Copa bien perfilada, esta racha le ha complicado el billete al Unicaja. Tendrá que sellarlo frente al Baskonia en la última jornada para el corte. Ha habido fortuna que este valle ha coincidido con el parón entre la fase de grupos y el Top 16 de la Eurocup, que comienza la próxima semana. Por eso urge volver a esa versión que no era brillante, pero se exhibía más solidez y daba para competir y ganar los encuentros. Es enero un mes exigente. En la ACB se juega la Copa y tiene pruebas de nivel con visitas a Manresa y Sevilla y la llegada a Málaga del Baskonia o el Valencia Básket. Y el formato del Top 16, con tres duelos este mes, da poco margen de fallo. Y el Grupo E no es diabólico, pero sí competitivo. Los cuatro equipos pueden pelear por la clasificación, por más que los españoles parezcan un paso por delante.
En las siguientes semanas debe volver Alberto Díaz y Carlos Suárez y más adelante Mekel, hombres importantes en la plantilla. Sobre todo, el pelirrojo por lo ya comentado. Ferrari de momento no ha aportado nada diferente y su aportación hasta ahora es insuficiente. Poco se conoce de cómo avanza Milosavljevic. Son los problemas de un Unicaja que ha entrado en un valle significativo en vísperas de un comienzo de 2021 que marcará.
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