El vestuario del Unicaja alucina con el ambiente del Carpena

“Increíble atmósfera como siempre”. “Muchísimas gracias por el apoyo, ha sido un partido muy grande, un paso más adelante y muchísimas gracias por todo”. “Gracias!!!!”. Eran los mensajes de Kendrick Perry, que con guasa también le pedía a la ACB que no pusiera a las 21:30 horas más partidos porque ni están abiertos ya los restaurantes ni Glovo funciona, Nihad Djedovic e Ibon Navarro a través de las redes sociales tras la victoria ante el Bilbao. Es un ejemplo del sentimiento que tienen los jugadores y miembros del Unicaja sobre lo que viven en cada partido. De nuevo, más de 8.000 espectadores en un ambiente festivo a una hora, pese a las vacaciones escolares, algo complicada.

Desde la grada se sopla para aumentar el viento a favor que se ha generado en la cancha. El baloncesto es un equilibrio frágil. La acumulación de lesiones, por ejemplo, puede quebrar lo que se ha construido durante muchos meses en un momento. Pero cada partido que pasa parece más solido el edificio que está macerando Ibon Navarro. Se sortean dificultades, se gana con bastante autoridad, se pierde muy poco (17-5 es el balance de partidos oficiales hasta el momento, por encima del 75% de victorias) y se transmite mucho, las ovaciones cuando entra y sale cualquier jugador se suceden. Fuera de casa se está compitiendo mucho mejor que en los últimos años.

Viene ahora un mes tremendo antes de la Copa, donde se volverá a estar y aún hay opciones como cabeza de serie, con varios duelos de máxima exigencia tanto en la ACB como en la BCL. Aumenta la dificultad y habrá que conjuntar al fichaje y esperar a que las lesiones den una tregua (ninguna muscular hasta ahora, sino articulares). Pero, al menos en Málaga, hay una bonita fiebre recuperada por el baloncesto que hay que cuidar. También hay gestos que suman como alinear a los canteranos y mandar guiños a lo que viene por abajo.