Wesley van Beck, el jugador del Aliaga Petkimspor en el radar de la ACB que aprendió de TJ Ford y James Posey
El exterior zurdo (28 años y 1.93 metros) gustó en el partido de ida en el Carpena, se formó en Houston y pasó por Colombia, Estonia y Alemania antes de fichar por el equipo turco, con varios equipos de la Liga Endesa observándole
Las verdades de Djedovic
Hay jugadores interesantes en el Aliaga Petkimspor, que seguramente emitió una imagen distorsionada en Málaga de lo que realmente es. Los partidos posteriores en la competición turca, con derrota por seis puntos ante el Efes tras competir hasta el final y victoria en la cancha de Fenerbahce, dos grandes de Euroliga, avisan de que el potencial real no es el -30 que tuvo en el Carpena con un gran festival. Entre los jugadores del equipo turco hay uno que el año pasado saltó en el radar de algunos equipos ACB (sonó en el verano para el Breogán y otros le siguieron la pista) tras su gran temporada en el Chemnitz alemán, con el que fue campeón de la FIBA Europe Cup y llegó hasta semifinales de la Liga de Alemania desplegando un baloncesto llamativo en lo colectivo y que aupó a varios jugadores, entre ellos Wesley van Beck (Houston, 1996).
El escolta zurdo del Petkimspor hizo 12 puntos (3/6 en triples) y repartió seis asistencias en el Carpena. 14.9 puntos, 3.8 asistencias y 3.3 rebotes fueron sus cifras en el equipo alemán en su liga, bastante similares en la competición continental. Es una carrera que tiene un patrón habitual de jugadores americanos en Europa. Un ciclo universitario no muy brillante en los Houston Cougars en la NCAA, una histórica universidad, que alumbró el Phi Slama Jama en los 80, con Hakeem Olajuwon y Clyde Drexler a la cabeza más otros que hicieron dilatada carrera en la ACB, como Rickie Winslow, Larry Micheaux o Michael Young. Entró allí de una manera un tanto rocambolesca. Había estado en el instituto con TJ Ford (talentoso y menudo base de la primera década del siglo, que se tuvo que retirar con 29 años tras una lesión en la médula espinal que le impidió hacer la carrera a la que apuntaba) y James Posey, ex compañero de Pau Gasol en los Grizzlies y campéon de la NBA con los Celtics. "Tener a ellos dos enseñándome el juego del baloncesto no tiene precio porque ellos tienen mucho conocimiento del juego en el nivel más alto. Y aquí estoy, muchos años después, jugando como profesional. Y aprender de estos tipos fue una experiencia increíble", rememoraba en una entrevista con los medios oficiales del Chemnitz.
Pero en el momento de entrar en la universidad no había ofertas, después de haberse decantado por el baloncesto tras haber jugado al béisbol y al fútbol americano también en su infancia. "Empecé a moverme un poco en cuanto a lo que quería hacer fuera del baloncesto. Empecé a mirar otras escuelas para aplicar para ser un estudiante normal. Fue algo que me puso un poco nervioso, pero me dio suerte que con un poco de esfuerzo y con algunas conexiones que pude tener para entrar a la universidad de Houston", relataba. Las conexiones fueron la recomendación de TJ Ford al entrenador de la universidad, con el que tenía buena relación, Kelvin Sampson, que le puso tres reglas curiosas para ser el último jugador de la rotación. "La primera, tienes que ser el número uno en cada sprint, en cada ejercicio, entrenamiento, sesión de pesas. Tu trabajo aquí es empujar a esos tipos. No estás aquí para ganar minutos, estás aquí para empujar a los chicos y entrenar, y ese es tu papel. Su segunda regla fue: Tienes que liderar a nuestro equipo a nivel de compromiso. Tienes que ser el mejor en el gimnasio y en los estudios. Si alguien necesita ayuda con cualquier cosa, estás ahí para ser un buen compañero. Su tercer regla fue que debía tener un coche. Si tienes un auto, eso significa que si alguien necesita ir a algún lugar, si alguien necesita algo, eres el tipo. Podía cumplir y le dije 'coach, puedo hacerlo'", contaba: "Era un entrenamiento militar, como un sargento. Empezaba a las 5:30 la mañana, fue muy duro, el listón estaba altísimo de exigencia. Pero lo superé"
Los cuatro años en Houston no fueron muy descollantes numéricamente, pero le valieron para ir cogiendo peso en el equipo, siempre rondando el 40% en triples y con dos temporadas cerca del 50%. Tras no ser drafteado, una experiencia en los South Bay Lakers de la G-League, una experiencia curiosa en los Tigrillos de Antioquia de Colombia y el salto a Europa, concretamente a la LEB Oro en España. 19.5 puntos por partido en el Fibwi Palma para llamar la atención, una campaña en el Kalev estonio y la oportunidad en la pujante liga de Alemania ya referida, tremendamente aprovechada, para recalar en Turquía, en la BCL con el Aliaga Petkimspor. Puede parecer que con 28 años puede ir tarde, pero no jugó en Europa hasta los 25 y ha ido saltando escalones. Dicen los que saben que no tardará en estar a un nivel superior.
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