Yannick Nzosa, una luz en el túnel

El congoleño de 17 años irrumpe de manera definitiva y se asienta como el primer pívot del equipo malagueño

Yannick Nzosa coge un rebote. / Acb Photo
Jesús María Noguera

30 de enero 2021 - 06:00

El Unicaja anda sumido en una profunda crisis deportiva, una de las más grandes de su historia por dar contexto, que ya ha tirado más de media temporada por el sumidero. "Ahora lo vemos todo negro", decía ayer con sinceridad Jaime Fernández. Con la Eurocup perdida salvo milagro, conviene poner las luces largas. En este túnel kilométrico en el que ha entrado el equipo malagueño hay algún punto de luz como la aparición de Yannick Nzosa. El congoleño de 17 años ha irrumpido de manera definitiva en el primer equipo y ahora es una pieza con protagonismo.

Una importancia trufada por méritos propios por el joven, que ha sabido paciente esperar la oportunidad sin dejar de progresar. Le abrió la puerta Luis Casimiro, al que luego le faltó cintura para cambiar las jerarquías durante la temporada. Lo hizo muy al final y ahora Fotis Katsikaris le dio continuidad. No se comprendía semanas atrás como Nzosa no estaba más minutos en pista. Ahora, por puro rendimiento, es el primer pívot del conjunto cajista mientras se sale o no al mercado para reforzar la pintura. En una plantilla falta de físico, él, pese a su apariencia, da un salto cualitativo y cuantitativo al Unicaja. El escenario quedó idóneo para que se asiente como principal poste mientras llega algún fichaje, si es que llega. Gerun está más fuera que dentroGerun y Rubén Guerrero está por debajo del listón que se le presupone. Todo, dando por sentado que Deon Thompson rinde mejor como cuatro, aunque juegue algunos tramos como cinco últimamente.

No es un portento ofensivo Nzosa, pero tiene buena lectura y los exteriores le suelen encontrar en buenas posiciones cerca del aro para que él defina, en lo que está demostrando un buen tacto y acierto. Además, sí dejó algunas acciones espectaculares botando desde el triple para acabar machacando. Apenas se prodiga de espaldas, aunque son los campos lógicos de mejora para un jugador de 17 años. Donde es élite es en defensa, donde cambia los partidos incluso ante equipos de Euroliga. Tiene una capacidad de intimidación muy grande y es un muy buen protector de la canasta. En una coyuntura como la del equipo malagueño, estos intangibles suyos atrás son oro molido. Por encima de todo, los pocos errores que comete. Desde dentro se alaba su humildad y sus ganas de aprender. El respeto del vestuario se lo ganó hace meses.

Su trascendencia creció en los últimos tres partidos, que coincide con el intercambio de poderes en el banquillo cajista. Promedia 17 minutos (antes no pasaba de los 10) y suma 8.7 puntos y 5.7 rebotes para 13.3 de valoración. También brilla numéricamente. Un desarrollo sorprendente del que hablaba Katsikaris. "Es un jugador del equipo, no sé cuántos años tiene. No me importa. Antes de venir le seguía, pero es un jugador para nosotros. Yo no le veo con 16 años, es un jugador del Unicaja ya. No es una sorpresa, todos felices. Con la misma responsabilidad. Me ha sorprendido y me encanta su madurez baloncestística, comete pocos errores. Es un jugador ya del equipo. No es fácil para un chaval de 16 años controlar emocionalmente esto, tiene que centrar en su trabajo y evolución. Va a ser un jugador completo. Es importante protegerle desde fuera. Te da alegría que es un jugador de casa, que tiene un futuro tremendo", aseguraba el griego, que sigue el discurso interno de cuidar a un talento de este calibre. Al ser menor de edad, aún no ha hablado públicamente ni ha dado entrevistas.

Este asentamiento en la élite está llamando la atención en el baloncesto español. Hasta el propio Pau Gasol le piropeó en redes sociales, todo con el empuje de la FEB para nacionalizarlo como trasfondoFEB. Su proyección es NBA, lógicamente. Su año de elección en el Draft es 2025, pero si nada se tuerce antes estará por Estados Unidos. Allí trabaja con una de las agencias más potentes en la liga, CAA Basketball. Está bien atado por el Unicaja, que le firmó un contrato de cinco años con un millón de cláusula de salida. Sea como fuere, hoy ya Yannick Nzosa es determinante en el equipo malagueño. Y va a más. Una luz en el túnel.

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