‘Ciao’ Hufo: cierra la pizzería de Torre del Mar que alimentó a tres generaciones

José López Rosique, dueño del negocio, cuenta la historia de su restaurante: “Yo no inventé nada, me lo dieron todo” 

Cierra la pizzería El Horno de Hufo, en Torre del Mar, después de 35 años: "¡Se acabó el carbón!"

El Horno de Hufo en Torre del Mar
El Horno de Hufo en Torre del Mar / Jose Luis Lopez Rosique

Torre del Mar/Todo tiene un final. Parecía que iba a ser para siempre, pero no, el mítico restaurante de Hufo en Torre del Mar cierra sus puertas después de 35 años. "Hoy también debe de ser un lunes magnífico. Magnífico, pero sin El Horno de Hufo. Cerramos. Gracias a todos por habernos soportado 35 años. ¡Se acabó el carbón!", con este mensaje se puso fin a un lugar muy reconocido en la Axarquía. Un pequeño negocio que creció en Conjuntos Islas del Sol, en Torre del Mar.

Con “simpleza, como yo quería” se despidió José Luis López Rosique, más conocido como Hufo, de sus clientes. Y lo hizo un lunes, “no podía ser de otra forma, tenía que ser un lunes magnífico para hacer la gracia”. De esta forma llamaba Hufo a su día especial, en el que el restaurante ofrecía “la misma calidad, por menos precio”. 

Una vez confirmada la noticia, José recibió decenas de mensajes de sus clientes, trabajadores amigos, incluso caras importantes en la Axarquía. “Parece ser que el cierre afectó más a la gente que a mí”, se sinceró el propio Hufo. Cierto es que “el negocio no cerró por falta de clientes, ni por desgana”, simplemente se acabó porque José López decidió jubilarse y retirarse oficialmente del mundo empresarial. 

Un mundo, entre otros, en el que se ha dedicado "con pasión, esfuerzo y sacrificio" durante más de tres décadas. Algunos usuarios se preguntaban: ¿Por qué ha cerrado Hufo? “A falta de profesionalidad, le hemos dedicado cuerpo y alma, hemos entregado nuestra vida por servir a nuestros clientes, simplemente se ha terminado el ciclo, se acabó”, explicó el empresario. Así, López admitió que no pensó en alquilarlo ni heredarlo, simplemente quiso “cerrar una historia muy buena”.

Lo más curioso de esta historia es que “todo me fue regalado, yo no hice nada, me dieron la fórmula, me dieron todo, hasta los trabajadores, yo solo tuve que seguir los pasos”, se sinceró López. La aventura nacería tras un día en Sierra Nevada en el año 1988.

En Granada, “allí coincidí con un señor italiano, Michelangelo, que tenía un restaurante en Torrox y me dijo que no podía mantener a sus trabajadores y que iba a dar el paso”. En ese momento, a Hufo se le prendió la luz y le preguntó: “¿Te importaría darme tu carta?" En ese momento, López no era consciente de lo que ocurriría tras decir esas cinco palabras. Este fue el comienzo de una gran historia para él. 

“Yo no inventé nada, me lo dio todo, por inventar no inventé ni a los trabajadores, contacté con ellos y les invité a unirse a una aventura loca”. Para sorpresa de Hufo, dijeron que sí y se marcharon con él a Torre del Mar para seguir “la fórmula exitosa de Michelangelo”. Así nació El Restaurante de Hufo en 1989. 

Otros negocios

Hufo no solo gestionó bares y restaurantes, también llevó la discoteca CUIC, junto a varios socios. Esta fue la más famosa en Torre del Mar en la década de los 80 y 90. El local atraía a personas de toda la Axarquía y de Málaga en ese momento.

Antes del nacimiento de su establecimiento estrella, exactamente nueve años antes de la creación del famoso negocio, abrió "Kuki", una de las pocas hamburgueserías en Torre del Mar. Esta fue "extraordinaria" pero cerró "por circunstancias". Tras ese intento, López puso en marcha el “Pub Hufo” en 1982, establecimiento previo que se acabaría convirtiendo en el famoso “Horno de Hufo”.

La apertura del bar coincidió con la época de marcha de Torre del Mar, el nacimiento de El Copo, “el cementerio más divertido de España”, así lo apodaron los medios de la época. Siete años después, tras la reunión en Sierra Nevada con el empresario italiano, el negocio dio un giro total y dejó de vender copas para montar una pizzería. Fue en ese momento cuando se puso en práctica todos los consejos de Michelangelo. José admitió que dar el salto a la comida fue un paso hacia adelante. “Pero el espíritu era el mismo, atender a los clientes con mucho cariño y dar de mí todo lo que tengo”. 

Los primeros pasos

Con el paso del tiempo, José se fue adaptando al ‘estilo italiano’ y el local empezó a obtener clientes. Los consejos de su amigo funcionaban, pero Hufo se empeñó en perfeccionar las recetas. “La base de la historia está en que teníamos un horno artesanal y hacíamos una masa fresca a diario que echábamos sobre una piedra en el horno”, explicó Hufo sobre sus primeras pizzas. El empresario consiguió dar con su estilo y apenas cambió la carta en 35 años. “¿Para qué iba a cambiarla si me funcionaba bien?”, se preguntó José Luis. Así, mantuvo las bases iniciales durante más de tres décadas. 

En 2020, con el Covid-19 el restaurante sufrió un grave contratiempo, al igual que la mayoría de los negocios de España. El negocio resistió y volvió a la normalidad después. “Claro que fue un duro palo, pero no se podía hacer nada, aunque en parte con ello aprendimos”, añadió Hufo sobre este tema.

El empresario destacó por su simpleza, por mantener la esencia de su proyecto original, pero tras la pandemia vio conveniente impulsar el reparto a domicilio. Sobre esto admitió que no ofreció el servicio antes porque “simplemente no tenía la capacidad de repartir a tiempo, aunque tengo la certeza de que si hubiera abierto un negocio solo con reparto a domicilio hubiera funcionado”, opinó el empresario. Además, Hufo nunca ha sido partidario “de llamar a alguien solo para dos o tres horas, yo contrataba para turnos completos”. 

Los lunes magníficos

Otra esencia de El Horno de Hufo fue los “lunes magníficos”. Una idea que le surgió al empresario, en un principio para tener un día de ofertas, que se acabó convirtiendo en una fecha en el calendario “obligada” para muchos clientes. “Había familias que me reservaban con tiempo y esperaban a que llegara el lunes”, expresó José, quien añadió que la iniciativa “no hubiera sido nada si hubiera durado dos meses, pero se estableció con el tiempo y se convirtió en historia del restaurante”.

La idea era muy simple, pero efectiva. “Era la misma carta, la misma calidad, mucho más barato”, subrayó el empresario. Hufo, a través de su estilo, hizo los lunes especiales para los vecinos y visitantes de Torre del Mar, día en el que no suelen hacer ofertas otros negocios. El plan también se ideó para el aprovechamiento del negocio. “Después de un fin de semana, el lunes pegábamos el golpetazo y cerrábamos el martes, con esto potenciabas al negocio y conseguías reiniciar la semana desde cero”, contó José Luis López. 

Con el paso de los años, El Restaurante de Hufo consiguió ser reconocido en todo Torre del Mar y parte de la Axarquía. Con “simpleza, con todo dado, con trabajadores que eran mis amigos, con todo esto desarrollé mi negocio, y estoy encantado por todos estos años”, describió Hufo. El establecimiento alimentó a más de tres generaciones y “lo más importante, será recordado por el buen trato y la cercanía con los clientes”, concluyó Hufo.

José López Rosique

A lo largo de su vida, Hufo se dedicó al sector empresarial con su restaurante y la apertura de otros proyectos similares. Asimismo, no solo fue empresario. “Por el amor al arte” colaboró con el semanario gratuito: ‘Información de la Axarquía’. Además de estar todos los días en la redacción, llevaba los originales a Málaga y los repartía para que el periódico estuviera los jueves en la calle. 

En ese periódico, José escribía en una columna de opinión llamada como su restaurante: “El Horno de Hufo”. “Allí pasaron todos los políticos, y tengo que decir que en 15 años no me gané ningún enemigo”, expresó José sobre su colaboración periodística. “Yo siempre he dicho que lo que se escribía en la columna era la historia distorsionada del semanario, yo deformaba la realidad y la contaba en plan simpático”, recalcó Hufo. 

Esta es la trayectoria de un empresario que ideó un modelo de éxito que funcionó durante 35 años. “Solo puse en marcha un plan simpático y funcionó”. El resto es historia.

Interior de El Horno de Hufo
Interior de El Horno de Hufo / José Luis López Rosique
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