La flota de arrastre de Caleta de Vélez vuelve a faenar: "La guerra continúa"
Los pescadores trabajan "frustrados" y aseguran que "seguirá habiendo pescado en la localidad pase lo que pase"
Tiempos difíciles para la pesca: "Con estas reglas no hay mucho futuro"
Caleta de Vélez/Una parte de la flota de arrastre de Caleta de Vélez, compuesta por 42 barcos, salió a faenar en la segunda semana de enero. Aunque las "negociaciones están cerradas", los profesionales de la mar siguen "luchando por conseguir flexibilidad" en las medidas, que según la última reunión con la secretaria general de Pesca, Isabel Artime, los pescadores podrán volver a los 130 días de faena si instalan las nuevas mallas antes de mayo. Así, en el puerto de Caleta, aseguran que "pase lo que pase, no faltará pescado" y que este pueblo "vivió, vive y vivirá por y para la pesca".
Son las 18:00 horas, en la lonja del puerto de Caleta de Vélez se encuentra Manolo Pendón, sentado observa como llega su barco, el único que salió ese día, con una mirada fija valora la cantidad de pescado que trae, de ello depende el sustento de cuatro familias.
"Parece ser que el día no ha salido mal, porque ya bastante tenemos", comenta el dueño de cuatro barcos de arrastre, que a sus 77 años sigue guiando a sus hijos en la "dura y constante labor de servir a la mar". Uno de sus cuatro herederos de profesión es Samuel Pendón, patrón del barco que acaba de llegar. Mientras este ordena descargar las cajas, su padre cuenta amablemente cómo vive un "enamorado de la mar" esta "difícil situación".
Antes de valorar, el "servidor de la mar" recuerda su historia en esta profesión. "Llegué de Barcelona y compré un barco, antes de que existiera este puerto. Poco a poco, con sacrificio, trabajo y esfuerzo me hice con más, hasta que a día de hoy tengo cuatro y uno que no lo tengo aquí", explica Pendón. Así, sus hijos le acompañaron en el proceso hasta que llegó el día en el que le dijeron: "Papá, yo necesito un barco para mí". A día de hoy, el hombre de 77 años genera 14 puestos de trabajo, y recuerda que "cada barco es una empresa".
"Se están riendo de nosotros"
Para Pendón, las últimas medidas aprobadas por la Unión Europea son "una ofensa, se están riendo de nosotros". Que además recuerda, que "aquí ni se pesca la gamba roja, ojalá", una de las dos especies que más preocupa a la Comisión, junto a los alevines de merluza.
Respecto a las opciones para conseguir días de faena, el dueño explica que "aunque no queramos, tenemos que hacerlo", en referencia a la adopción de las mallas que exigen desde Bruselas. Actualmente, los pescadores utilizan unas de 40 mm, ahora deberán adaptarlas a 45. Esta es una de las seis opciones que se aplican en España, junto a otras como la incorporación de puertas voladoras, la imposición de vedas o el cierre temporal de algunas zonas. Pero, son las mallas las que centran el debate.
La secretaria general de Pesca, Agricultura y Alimentación, Isabel Artime, aseguró que los pescadores podrán volver a los 130 días de faena si instalan las nuevas mallas antes de mayo y "se comprometió a ayudar a los barcos que desciendan drásticamente el rendimiento de su trabajo".
Este descenso de trabajo "está garantizado" según el marinero, y es que, según la presidenta de la Federación Provincial de Pescadores, a la par que número dos de la Federación Nacional y líder de la Cofradía de Caleta de Vélez, Mari Carmen Navas, con las nuevas mallas, la cifra de capturas "descenderán hasta el 40%". Esto resulta "inviable", según los pescadores. Solo en Caleta, la ley afecta a unas 210 personas directamente, existen 42 barcos de arrastre en la localidad y 93 en toda la provincia, según informa la patrona. Son "cientos los afectados directamente y miles indirectamente", asegura.
"Invito a los que han elaborado esta ley a que trabajen una jornada con nosotros"
Al margen de si los pescadores pueden obtener 130 días o no, cosa que según Navas "es difícil, y si se da no se dará de forma igual para todos", los trabajadores valoran que "nos han metido en la cabeza que esa cifra es como alcanzar un auténtico logro, y no, es el mínimo para que una empresa pueda subsistir", así piensa David Martín, un marinero de tan solo 23 años que se siente "enamorado de su trabajo" y que duda "que pueda jubilarme en la mar", aunque asegura que "la guerra continuará, aprueben lo que aprueben".
"¿Un trabajador en una fábrica puede alimentar a su familia con 130 días?", se pregunta el joven. Así, destaca que "no nos podemos olvidar del sacrificio que conlleva esto y lo duro que es este trabajo". Martín se levanta todos los días a las 04:30 horas, se prepara para iniciar su jornada a las 06:00 y no llega al puerto hasta las 18:00 horas, después tienen que vender el pescado que hayan conseguido y limpiar el barco, "como si fuera para comer en la cubierta", para el día siguiente, "hasta las 20 horas no llego a mi casa, pero me da igual, amo mi trabajo, no quiero dejar de madrugar, quiero que me dejen trabajar", añade. Asimismo, el joven invita "a todos los que han elaborado y aprobado esta ley a que trabajen un día con nosotros, nos vamos a reír todos".
En su barco trabajan cinco personas y el patrón. "Es lo suficiente grande para que dispongamos de dos calas, para realizar el arte claro y tangonero", precisa el joven. El primero para capturar el pescado "más de tierra" y el segundo especializado en los mariscos. En ese día, pudieron capturar 180 kilos de gambas, lo que se puede considerar un "día bueno".
Cantidad de pesca y especies
En la "empresa de la mar" no solo están los marineros y patrones, también existen los rederos, los que atan redes. Alberto Fernández le trabaja a Pendón, y ha compartido 25 años con él: "Se les olvidan que el barco requiere mantenimiento, tiene averías, los marineros se juegan la vida y se necesita mucho esfuerzo y voluntad, y sobre todo, capital económico", estima.
Fernández avanza que un kilo de red vale 12 euros, "más que el del jamón". Y que las averías cuestan "en torno a 50 y 100.000 euros las más importantes y miles de euros las leves".
Respecto a las especies y a los kilos se suelen pescar en una jornada de trabajo, "suele rondar entre los 600 y 1.000 kilos, aunque raramente se llegue a la última cifra". En comparación con los de cerco, "estos pueden sacar decenas de miles aunque sí es verdad que tienen restricciones", según explican Pendón y Fernández.
Así, en el puerto de Caleta se exigen sus propios límites "para no perjudicar al negocio", por ejemplo, los pescadores de arrastre no pueden capturar más de 50 barreños de jureles al día y por barco. Respecto a las especies, se capturan: gambas, besugos, rapes, salmonetes, jibias, calamar, caballa, pintarroja... "Todo los que hay en el mercado".
A las 18:00 horas, lo conseguido se vende en la lonja, donde esperan decenas de mayoristas, o bien para "sus propios negocios" o para "seguir comercializando", según explican los pescadores de Caleta.
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