Qué ver en Vélez-Málaga: viaje alucinante al corazón de la Axarquía
Redescubriendo Málaga tras el coronavirus
El municipio veleño entierra sus raíces en un rico pasado desde donde se alza hacia un próspero futuro
¿Qué mejor momento para visitar la localidad que en el Verano del Coronavirus?
La veleña más universal, la escritora María Zambrano, dejó escrito, entre otras muchas cosas: "Hay que dormirse arriba en la luz". Puede que no pensara exactamente en Vélez-Málaga cuando rubricó esta frase, pero si extrapolamos (y ya es mucho extrapolar), está claro que ésta ciudad era luz en su recuerdo más que temprano.
Luz de una localidad repleta de ella y de lugares que descubrir y volver a visitar.
Vélez-Málaga abre sus puertas a los que quieran pasear por su extenso territorio, contemplando monumentos y recorriendo espacios naturales, encontrando misterios y sorprendiendo al pasado congelado tras sus muros. El fin del confinamiento y la llegada del verano la pintan calva.
Zambrano también escribió que "el que obtiene la unidad, lo obtiene todo". Algo que podría interpretase como un guiño por la gran cantidad de tesoros y núcleos que en su interior Vélez-Málaga arropa y que las ansias independentistas que han aflorado en la localidad pueden desunir.
Así, si quieres saber qué ver y qué hacer en Vélez-Málaga, aquí te listamos algunas sugerencias para que sigas los precoces gateos de María Zambrano.
Museo de la Ciudad de Vélez-Málaga (MVVEL)
Arranca nuestro listado de lugares que visitar, fotografiar y colgar en redes sociales (porque si no, ¿para qué vamos a movernos del sofá?) con el Museo de Vélez-Málaga, el MVVEL. Inaugurado en 2017, está ubicado en el Hospital Real de San Marcos, institución creada por los Reyes Católicos en 1487 y entregada en el siglo XVII a la orden de San Juan de Dios.
El museo acoge reliquias de yacimientos fenicios destacados de la Axarquía y de otros lugares de la provincia de Málaga, como el litoral y sus comunidades de interior: se exponen, así, más de 1.700 documentos y piezas arqueológicas.
Abarca toda la historia de la ciudad, desde la Prehistoria, pasando por su proceso de romanización y su posterior islamización de Vélez-Málaga.
El recorrido se completa con su evolución hasta llegar a la Edad Moderna y, en particular, a los hechos de la fortificación del litoral contra la piratería y a la modernización de la ciudad a partir del siglo XVIII.
Estupa de Kalachakra
La estupa de Kalachakra de Vélez-Málaga es un monumento que refleja el cuerpo, el habla y la mente de Buda, así como el de todos los seres iluminados. Y también la paz universal y, además, contribuye a la unión de todos los pueblos. Ahí es nada. Sólo le falta que proporcione wifi gratis de por vida y una fotogenia perenne.
Este mágico inmueble, que es visitado constantemente por el actor Richard Gere (el budista más famoso del mundo, por detrás, tal vez, de Lisa Simpson), se puede contemplar en la pedanía del Trapiche, en el conjunto que conforma el centro budista Karma Guen.
Desde su ubicación se puede contemplar tanto el Mediterráneo como la Sierra Tejeda y Almijara, el pico de la Maroma y numerosos pueblos de la Axarquía como Benamocarra, Iznate, Triana, Almáchar, Cútar, Comares...
Palacio de los Marqueses de Beniel
Vélez-Málaga está plagada de edificaciones maravillosas. Entre estas destaca el Palacio de los Marqueses de Beniel.
Construido en los primeros años del siglo XVII por Alonso de Molina y Medrano, de estilo mudéjar, es el edificio civil más importante de la ciudad por su influencia en la arquitectura veleña.
Fue la residencia de los Capitanes Generales y del Regimiento de la Costa de Granada y, en el siglo, se usó como juzgado y luego como Casa Consistorial. Hoy en día es la sede de la Fundación María Zambrano.
Alcazaba La Fortaleza de Vélez-Málaga
La Alcazaba de Vélez-Málaga, conocida popularmente, como La Fortaleza, se erige sobre un promontorio de 130 metros sobre el nivel del mar y su orígenes se remontan al siglo IX, en tiempos del Califato de Córdoba. Un ejemplo más del glorioso pasado de la ciudad veleña.
No será hasta el el siglo XIII, sin embargo, que La Fortaleza adquiera especial protagonismo para convertirse entre los siglos XIV y XV en una de las fortificaciones más importantes del reino nazarí, siendo un enclave administrativo fundamental el que mantuvo Vélez-Málaga durante este tiempo en la comarca de la Axarquía y en el reino nazarí de Granada.
Tras la Reconquista, el litoral se convirtió en una enorme frontera con África desde donde turcos y berberiscos atacaban constantemente la costa andaluza, lo que hizo que la Alcazaba de Vélez-Málaga se convierta en el siglo XVI en sede de la Capitanía General de la Costa, asumiendo el papel de uno de los principales bastiones defensivos.
Tras la ocupación francesa, La Fortaleza fue totalmente olvidada lo que provocó que se desmantelara en busca de materiales de construcción. De hecho, a finales del siglo XIX fue vendida para convertir parte de ella en una cantera de cal.
Por tanto, lo que ha quedado de La Fortaleza es un mínima parte. Ya en 1967 el Ayuntamiento de la localidad acordó adquirirla y desarrolló un proceso de reconstrucción con el que también se salvó su torre del homenaje, que es lo único original que se conserva de la Alcazaba La Fortaleza.
Fuente de Felipe II o Fernando VI
La Fuente de Felipe II, también conocida como de Fernando VI, se encuentra a pocos metros de la Puerta Real y de la iglesia de San Juan Bautista.
Erigida en el siglo XVI en una ubicación distinta, en su obra original tenía los escudos de la ciudad y el de Felipe II. En el año 1758 fue trasladada a su ubicación actual, y se le añadió el escudo de Fernando VI y la placa conmemorativa del cambio de lugar. Es por ello que es conocida por ambos nombres.
Litoral de Vélez-Málaga
¿Cómo ir a Velez-Málaga sin visitar su costa? En pleno corazón de la Axarquía encontramos las playas de Vélez-Málaga. Con todas ellas más una porque, incrustada en mitad del litoral, como caída del cielo, la cala de Algarrobo se cuela en el mapa costero veleño como un tropiezo.
Las playas veleñas son de una gran calidad e incluso, en muchos casos, permanecen sin grandes infraestructuras que las mantienen seminaturales. La prestancia de este litoral se demuestra en que tres de sus playas han vuelto a conseguir este 2020 el distintivo Bandera Azul: la de Benajarafe, la de Caleta de Vélez y la de Torre del Mar.
Con cerca de tres kilómetros y medio de longitud, y una anchura que en algunas zona alcanza los cien metros, la playa de Benajarafe se divide en cuatro tramos: Las Parras, el paseo marítimo, El Cuartel y Los Laureles.
Las Parras se sitúa entre el arroyo las Parras y el río Adelfas, con una extensión de algo más de un kilómetro. El siguiente tramo corresponde al del paseo marítimo, de un kilómetro de longitud y que alcanza desde el río Adelfas la Torre de Benajarafe.
El tercer tramo es El Cuartel: de la Torre de Benajarafe hasta el arroyo junto al edificio Los Laureles, cuenta con algo más de 800 metros y una anchura media de cien metros. Por último, el tramos de Los Laureles llega hasta el río Los Íberos.
La playa de Benajarafe es, por tanto, una cala muy extensa, de arena oscura, con oleaje moderado y que, como hemos visto por sus altas calificaciones, ofrece toda clase de servicios, especialmente a lo largo de su paseo marítimo.
De ocupación media/alta, es una playa perfecta para disfrutar de diversas opciones de ocio en las zonas urbanizadas cercanas a la playa: lo que viene siendo una playa, vamos.
Por su parte, la playa de la Caleta también ha sido distinguida por su calidad y sus servicios. Se sitúa entre Torre del Mar y la localidad de Algarrobo, junto al puerto deportivo de Caleta de Vélez, el único existente en la costa oriental de Málaga, por lo que mantiene una ocupación alta durante todo el año y que, además, este año también ha obtenido una bandera azul.
La playa de La Caleta, de arena oscura, cuenta con algo menos de un kilómetro de longitud, una superficie ancha de entre 40 y 70 metros y se divide en tres tramos diferenciados: Río Seco, Las Palmeras y Benito.
Por su parte, la playa de Torre del Mar es una de las más famosas de Vélez-Málaga. Esta cala urbana se caracteriza por contar con espacios tematizados que posibilitan a vecinos y turistas disfrutar de ella de diversas formas: desde simple y llanamente para ir a tomar el sol, a aprovechar la gran cantidad de servicios que ofrece: espacios deportivos, de ocio, culturales, náuticos, gastronómicos, eventos...
La playa de Torre del Mar está compuesta por siete tramos que de oeste a este son: El Mortero, Laguna Chica, Faro, Larios, Copo, Protegidas y Las Melosas. Dichos tramos se reparten entre los más de tres kilómetros de la cala de Torre del Mar.
De una ocupación elevada, la cala de Torre del Mar ha obtenido este año 2020 de nuevo una bandera azul gracias a la calidad de sus servicios los cuales incluyen una playa canina en su trazado.
En realidad, la playa canina de Torre del Mar es una de las dos únicas playas caninas autorizadas por la Junta de Andalucía en la provincia de Málaga.
Cercana a la desembocadura del río Vélez, se trata de una playa de unos imponentes dos kilómetros de longitud situados en el tramo de El Mortero.
Esta playa canina fue inaugurada en 2016 y cuenta con un pequeño parque pipicán, una zona de juegos, con barras de equilibrio, un columpio, zonas de salto, una rueda, un túnel, una rampa y área de descanso.
Muralla de Toscanos
Tras la pausa playera, continuamos con la historia. La Muralla de Toscanos pertenece a una colonia fenicia que tuvo sus orígenes a principios del siglo VIII antes de Cristo. Otro ejemplo más de la importante presencia fenicia en el pasado de la localidad.
Ubicado dentro de los yacimientos fenicios de la desembocadura del río Vélez, catalogados como Bien de Interés Cultural desde 2008, el yacimiento fenicio de Toscanos de Torre del Mar es uno de los que conforman el conjunto de Torre de Manganeta, en Vélez-Málaga.
Entre los edificios excavados destaca uno de cuidada factura ubicado en el centro, de tres naves y dos alturas, que pudo cumplir funciones administrativas e incluso de templo, y que estuvo destinado a almacén de mercancías.
Por desgracia, últimamente no vive su mejor momento.
La Casa Cervantes (y su misterioso inquilino)
La Casa Cervantes se erige orgullosa al comienzo de la calle veleña de San Francisco. Tiene este nombre porque, cuenta la tradición, aunque sin confirmar, que Miguel de Cervantes se alojó en ella cuando visitaba la ciudad en sus funciones de recaudador. Privilegios del funcionariado; eso nunca cambiará.
Un hermoso inmueble que encierra otra gran historia: la del hombre sin rostro.
Y es que, como dijo el compañero de Cervantes, Shakespeare, a través de Hamlet: "Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas por tu filosofía". Así se expresaba el escritor para recordarnos que no tenemos explicación para prácticamente nada de lo que ocurre en el universo.
La historia del hombre sin rostro arranca en el año 1994. Los empleados de la empresa de recogida de basuras de Vélez-Málaga declararan una huelga y se encierran como propuesta en esta antigua vivienda del siglo XVI, convertida desde hace años en un edificio de oficinas de la Junta de Andalucía.
Cerca de una veintena de trabajadores se encierran allí, cerrando las puertas por dentro y situándose en la primera planta, desde donde observarían a través de las ventanas lo que ocurría en el exterior.
Aproximadamente a las dos horas, en plena noche, uno de los trabajadores se separa del grupo para fumar un cigarrillo junto al pasamanos desde el que se observa el patio central. De pronto, un ruido de arrastre que escucha en la planta baja lo saca de su ensimismamiento. El hombre mira a su espalda: todos sus compañeros se encuentran en la misma habitación.
De nuevo, el ruido en el patio. Y apareciendo en ese momento de la nada, la figura de una persona se perfila en la oscuridad. El trabajador entorna los ojos y ve como la sombra avanza sin generar ruidos de pisadas, sino acompañado por el sonido de arrastre de una tela pesada.
La figura, que parecía proceder del rincón más cercano al pozo de la Casa Cervantes, comienza a desfilar de un lado a otro del espacioso patio, cruzando por lugares donde la débil luz lo iluminaba lo suficiente para no considerar la experiencia como fruto de un efecto óptico.
El basurero queda paralizado hasta el momento en que se percata de que aquel hombre no tiene rostro. Aquella visión espantosa le marcaría para siempre. Y nunca llegó a saber quién era aquel misterioso hombre.
Esta no es la única vez que alguien ha sido testigo de esta aparición. Son numerosos los testimonios que hablan de ruidos, visiones y extraños sucesos.
El origen de este misterio podría localizarse en una leyenda que rodea a la Casa Cervantes, según la cual en su pozo murió, hace más de dos siglos, una persona que se precipitó en su interior cabeza abajo. Tras sacar el cadáver, su rostro, deformado por la asfixia, fue tapado con un paño con el que también fue sepultado.
Muchos años después, la Casa Cervantes fue reformada y, a partir de ese momento, limpiadoras, policías y otras personas son protagonistas directos de sucesos inexplicables. Sinceramente, algunos trabajos deberían tener un plus de peligrosidad que cubra también las apariciones espectrales.
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