La tarta gigante del chef Roberto Soler: ocho metros de sabor para celebrar el Día del Turista en Vélez-Málaga

El pastel está compuesto por un bizcocho de chocolate, almíbar de canela, nata vegetal y una confitura de frambuesas

Esta séptima edición presenta la temática elegida es el turismo gastronómico

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Roberto Soler decorando la tarta en una edición anterior del Día del Turista
Roberto Soler decorando la tarta en una edición anterior del Día del Turista / Roberto Soler

Torre del Mar/El Día del Turista en Torre del Mar es una fecha marcada en rojo en el calendario, un evento que no solo celebra la fidelidad de quienes visitan el municipio año tras año, sino que también se ha convertido en un escaparate de la riqueza cultural y gastronómica de Vélez-Málaga. En esta séptima edición, el protagonista indiscutible es una tarta monumental de más de ocho metros de longitud, creada por el el chef torreño Roberto Soler. Detrás de esta creación se esconde un esfuerzo titánico y una pasión desbordante por la gastronomía que ha ido creciendo y evolucionando con cada edición del evento.

Soler no es un recién llegado a este desafío. Desde que el equipo de gobierno local le propuso, hace siete años, hacer algo especial para agradecer a los turistas su lealtad, ha estado al frente de la creación de la tarta gigante que se reparte entre miles de personas en el paseo marítimo de Torre del Mar. La idea surgió de la necesidad de ofrecer algo único, una experiencia que los visitantes pudieran llevarse como un recuerdo imborrable. Lo que comenzó como una tarta "pequeña" de apenas metro y medio, rápidamente se convirtió en una tradición que ha alcanzado proporciones épicas, con una tarta que hoy en día mide 8,40 metros.

Cada edición presenta nuevos retos, tanto logísticos como creativos. La planificación comienza tan pronto como se confirma la fecha del evento. Este año, la temática elegida fue el turismo gastronómico, un concepto que Soler ha abrazado plenamente. “El turismo gastronómico es una de las características que distingue a nuestro municipio de otros destinos”, comenta. La tarta, diseñada con este tema en mente, incorpora figuras de fondant y pasta de azúcar que representan productos locales y platos típicos, destacando la rica tradición culinaria de Vélez-Málaga.

El proceso de creación es laborioso y meticuloso. Durante casi un mes y medio, el chef trabaja incansablemente en el diseño y la elaboración de las decoraciones que adornarán la tarta. Estas figuras, hechas a mano con un nivel de detalle alto, son un testimonio de su habilidad y dedicación. La última semana antes del evento se dedica a la preparación del bizcocho y otros componentes, asegurándose de que todo esté listo para el montaje final, que tiene lugar el mismo día del evento. Este año, la tarta está compuesta por un bizcocho de chocolate, almíbar de canela, nata vegetal y una confitura de frambuesas, ingredientes elegidos tanto por su sabor como por su resistencia a las altas temperaturas del verano andaluz.

Soler recuerda con especial cariño uno de los desafíos más grandes que ha enfrentado en una de las ediciones: la creación de un enorme barco marinero de fondant, de dos metros y medio de diámetro y un peso aproximado de 80 kilos, que debía colocarse sobre la tarta sin comprometer su estructura. “Fue el año más difícil”, confiesa, rememorando cómo tuvo que diseñar una estructura interna que soportara el peso del barco sin que la tarta colapsara. Este tipo de desafíos son lo que mantiene viva la chispa de la creatividad y el deseo de superarse en cada edición.

Roberto Soler junto a la tarta de la tercera edición del Día del Turista
Roberto Soler junto a la tarta de la tercera edición del Día del Turista / Roberto Soler

La elección de los ingredientes para este año refleja un equilibrio entre la tradición y la innovación. El bizcocho de chocolate, el almíbar de canela y la nata vegetal son un guiño a los sabores tradicionales, pero también una respuesta a las necesidades prácticas de trabajar en un ambiente al aire libre bajo el intenso calor de agosto. La nata vegetal, en particular, es un ingrediente estrella, especialmente seleccionada por su capacidad para mantenerse estable durante las horas que la tarta estará expuesta antes de ser repartida. Esta nata, junto con la confitura de frambuesas, añade una frescura y un contraste de sabores que Soler describe como “una manera de darle un giro a lo que hemos hecho en años anteriores”.

El día del evento, todo el trabajo y la planificación culminan en un espectáculo visual y culinario. La tarta se monta al aire libre y se reparte entre los turistas y locales que se acercan al paseo marítimo. La logística es un elemento crucial: desde la preparación y almacenamiento de la tarta en camiones frigoríficos hasta la coordinación de un equipo de más de una docena de personas que se encargan de que cada porción sea servida rápidamente, minimizando el tiempo que la tarta permanece al aire libre. Este proceso, según el cocinero, "es fundamental para garantizar que la calidad de la tarta sea impecable", independientemente de su tamaño.

Pero más allá de la espectacularidad de la tarta en sí, el Día del Turista es una celebración de la cultura gastronómica de Vélez-Málaga. Soler, un apasionado defensor de los productos locales, destaca platos tradicionales como el ajoblanco, un emblema de la cocina veleña, así como los frutos subtropicales como el aguacate y el mango, que han ganado protagonismo en la oferta culinaria del municipio. "Vélez-Málaga tiene muchísima cultura gastronómica", afirma, subrayando la importancia de dar a conocer y preservar esta herencia.

Para el torreño, la tradición es la base de todo. Como chef y profesor, su misión es transmitir este legado a las nuevas generaciones, enseñándoles la importancia de las raíces culinarias mientras se fomenta la innovación. En la escuela de cocina Sabores, donde imparte cursos para niños, la tradición es un pilar fundamental. "Se puede innovar, se puede variar, pero hay que tener una buena base", insiste. Este enfoque es el que guía su trabajo, tanto en la creación de la tarta gigante como en otros proyectos.

Y aunque el Día del Turista es uno de los eventos más destacados en su calendario, Soler no se detiene ahí. Actualmente, está trabajando en la promoción de la gastronomía veleña en ferias y eventos en Madrid, y colaborando con pequeños pueblos de la comarca como Cútar, para llevar la riqueza culinaria veleña a nuevos horizontes.

Al final del día, la tarta gigante es más que un postre; es un símbolo de la pasión, la dedicación y el amor por la tierra que define a Roberto Soler y a la comunidad que lo rodea. Cada porción que se reparte es un pedacito de la historia y la cultura de Vélez-Málaga, un sabor que los turistas se llevan consigo, convirtiendo su visita en una experiencia que va más allá de lo visual y lo inmediato. Es un recordatorio de que, en Torre del Mar, la gastronomía no solo se come, sino que se celebra.

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