Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
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Aún es de día en Málaga, pero la Cofradía de la Crucifixión transforma la luz del Lunes Santo en un crepúsculo anticipado. Al adentrarse en la calle Larios, su presencia tiñe el cielo de un gris solemne, como si un manto de estrellas imaginario descendiera sobre la ciudad, envolviéndola en un luto sereno.
La Virgen, en su paso, avanza con una sencillez que conmueve, sin necesidad de ornamentos superfluos. Su trono, austero y elegante, refleja la esencia de la devoción malagueña. A su alrededor, la multitud congregada en la calle Larios guarda un silencio reverente, esperando no solo a esta imagen, sino también a las demás cofradías que desfilarán a lo largo del día.
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