Los Monaguillos revoluciona Mármoles

División de opiniones en la zona por la prohibición de un bar de entrar con ropa de dormir

Otra cafetería ve "extremista" la medida y varias vecinas, que visten pijama, aseguran no sentirse "discriminadas"

Un camarero coloca un cartel en el bar Los Monaguillos.
Un camarero coloca un cartel en el bar Los Monaguillos. / Albiñana
Celina Clavijo

01 de febrero 2017 - 02:05

Málaga/La cafetería Los Monaguillos del número 15 de calle Mármoles vive estos días su momento de esplendor tras acaparar páginas de periódicos e informativos. Lo ha hecho casi a la fuerza, empujada por la necesidad de poner fin al desfile de pijamas y batas que, en palabras de sus trabajadores, se había extendido en los desayunos y comidas que ofrece apenas unos meses después de instalarse en la zona.

Ayer eran pocos los que en el barrio de la Trinidad desconocían que un bar había colgado en su fachada un cartel que prohíbe la entrada a todas aquellas personas con ropa de andar por casa. La mayoría de los vecinos y comerciantes consultados reconoce que la iniciativa ha sido la más acertada y que puede contribuir a mejorar la imagen del entorno de Mármoles, donde a última hora de la tarde resulta más visible el atuendo típico de dormir. "Ya era hora de que alguien pusiera algún impedimento a salir en pijama", expresaron desde el hotel Málaga Centro. Allí han sido varias las ocasiones en que los turistas que se alojan han cuestionado la moda de pasear en bata. "Nos preguntan que si es normal. Decimos que en España no solemos ir en pijama pero que en esta calle, por desgracia, es común", agregaron.

El dueño de un negocio turco cree que a él le supondría "pelearse" con los clientes

La escena, como prácticamente a diario, ayer volvía a repetirse. La propietaria de Los Monaguillos, María José Silva, que defiende que la restricción persigue "respetar" al resto de clientes que sí visten adecuadamente, llamaba de nuevo la atención a una mujer que había entrado en bata a pedir churros por la mañana. Fue atendida en la puerta. "Saben que no pueden pero lo intentan por comodidad. Es también una cuestión de higiene, parece que se acaban de levantar de la cama", apostilló una de las empleadas de la cafetería.

Varios de los afectados por esta prohibición, que casi en su totalidad son mujeres, también tomaron la palabra y agregaron que, pese a que esta vestimenta forma parte de las tradiciones del barrio, deben evitarla al acceder a establecimientos públicos. "Yo voy en bata por la calle pero no iría a comer a ningún sitio", afirmó una vecina. Su acompañante añadió que el hecho de vestir decentemente tendría que "salir de cada persona". "Uno no puede pasear en zapatillas, no está bonito ni es ético", expresó. Otra mujer que poco antes del mediodía se dirigía a un bazar chino también con bata abogó por "respetar" a los bares y recalcó que no se sienten "discriminadas", pero tampoco creen que tengan que "esconderse".

También el propietario de un negocio de comida turca elogió la idea de vetar los pijamas. "Los turistas se quedan mirando, da mala imagen. He pasado por 80 países y solo en éste he visto tantas batas", afirmó el dueño, quien, sin embargo, se niega a dar el mismo paso que la encargada de Los Monaguillos para evitar enfrentamientos con la clientela. "Se pelearían con nosotros", subrayó.

Entre los detractores de la medida destaca una cafetería de la zona, cuyo responsable considera "extremista" la restricción impulsada por el bar. "Aquí vienen muchísimo. Algunos en pijama son más educados que los que vienen bien vestidos", argumentó el trabajador. En alguna ocasión, sí se ha visto obligado a sugerirle a un cliente la posibilidad de prepararle para llevar el pedido dado el "mal olor" que desprendía. Aun así, cree que "cada uno es libre" y no se puede "excluir" a nadie. "Al principio nos chocaba mucho pero nunca se me ha ocurrido poner un cartel. ¿Vamos a tener que salir con camisa y corbata", se cuestionó el camarero.

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