Senda de Cómpeta a Canillas de Aceituno: recuperando el tiempo perdido
Redescubriendo Málaga tras el coronavirus
La etapa 7 de la Gran Senda de Málaga es un camino extenso y con desniveles de importancia
Canillas de Albaida, Salares y Sedella son las tres poblaciones que cruzaremos hasta llegar a nuestra meta
Si decidimos ponernos las botas de montaña (mejor que las zapatillas que sólo hemos usado para hacernos fotos para Instagram) y echarnos a recorrer la extensa senda que conecta a Cómpeta con Canillas de Aceituno debemos recordar que esta tiene una nada despreciable longitud de 25 kilómetros.
Ficha
Ruta: lineal.
Distancia: 25 kilómetros aprox.
Dificultad: media.
Inicio: Cómpeta
Meta: Canillas de Aceituno
Tiempo: 8-9 horas.
Es, por tanto, una ruta que no tomarse a risa: ¡ojo! se sube dos veces hasta los 850 metros de altitud. Una gran amplitud que nos brindará hermosos paisajes en los que la soledad nos hará olvidar el mundo tan lleno de opciones de ocio en el que nos hemos empeñado en vivir. ¡Aburrirse no es malo, amigos!
Por su extensión, este camino que une Cómpeta con Canillas de Aceituno es casi una etapa del Camino de Santiago, aunque en realidad es la etapa 7 de la Gran Senda de Málaga, ese enorme trazado circular que se puede recorrer en bucle.
La duración a la hora de afrontar la senda se acercará a las nueve horas, siempre teniendo en cuenta el estado físico de cada cual; ahí, nosotros, no nos metemos.
Esto nos dará tiempo para, caminando, dejar atrás todo lo que nos roba, pues eso, el tiempo. Tiempo que nos arrebatamos a nosotros mismos mientras creemos que lo estamos llenando de actividades divertidas. Como si parar de hacer cosas y aburrirnos una tarde nos pudiera destrozar.
En fin, tras el consabido párrafo de psicología barata tan habitual en estos reportajes, debemos decir que la etapa 7 de la Gran Senda de Málaga también atraviesa tres localidades a lo largo de su recorrido: Canillas de Albaida, Salares y Sedella. En estos municipios se pueden hacer paradas para ir reponiendo fuerzas.
O, también, la senda se puede reestructurar de tal modo que se acorte su extensión: estos municipios son etapas que bien pueden constituir la meta final.
Pero comencemos que nos dormimos: la primera etapa de la senda es el camino que une a Cómpeta y Canillas de Albaida a través de dos kilómetros y medio de sendero sin desniveles y repletos de olmos, almeces y álamos, mezclados con cultivos de aguacates y otros frutos subtropicales.
Arranca, así, la etapa 7 en Cómpeta, desde la iglesia de San Antonio Abad Extramuros, una pequeña ermita a la que se llega desde el centro del pueblo andando por la calle San Antonio.
El comienzo del trazado es claro: de albero y con barandas, corre en paralelo a un arroyo. Si continuamos andando, cerca del arroyo de las Jurisdicciones ya se comienza a sentir el preámbulo de la sierra donde se asientan olivares repletos de enebros, romeros, aulagas y jaras blancas.
Algo más adelante del camino se cruza la carretera que lleva a la cantera de Canillas de Albaida, pero nosotros continuamos directamente hacia al pueblo.
Y se puede entrar en el municipio canillero si queremos hacer una visita, pero la senda que recorremos lo circunvala por el norte, cerca de la ermita de Santa Ana, llegando a la Cuesta de la Puente, un camino empedrado que baja al puente romano que está a unos tres kilómetros desde el comienzo de la ruta.
Desde ahí comienza un ascenso que se realiza por un camino histórico restaurado hasta conectar con puerto desde el que, atravesando lomas de cultivos de secano, durante unos kilómetros se camina hasta llegar a la Cruz del Muerto, a siete kilómetros de distancia del comienzo de la ruta.
Mediante este camino se entra en el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, siendo una pista forestal que nos hará atravesar un paraje repleto de una flora muy diversa típicamente mediterránea.
Para seguir, se abandona este camino tras unos dos kilómetros con el fin de bajar por el camino de la solana de la Casa Haro, un cortijo ruinoso que marca claramente el kilómetro nueve de la senda, y que continúa descendiendo por un encinar -conocido como la Umbría de la Casa de Haro- hasta el arroyo de los Álamos, un afluente del cercano río Salares.
El camino se encamina a Salares y llegamos, en el kilómetro once, al puente árabe de la localidad. Un puente que fue muy importante antaño para el Barranco de la Mina donde se extraía la sal que le da nombre al pueblo.
En Salares podemos hacer otra parada y salir de él por el norte, por la zona del Encinar, ascendiendo hasta Benescalera, la Fuente de Ocaña y el Cerro Marchena por una subida empinada.
Desde allí, y cerca de un pequeño bosque de pinos, se alcanza, a 14 kilómetros del inicio, la Hoya de Salamanca desde donde se desciende buscando el Cortijo de la Herriza y el arroyo que, en la parte final, lleva a Sedella.
Otro pueblo y otra parada. Por la parte alta del pueblo sedellano, encima del cerro del Hundidero, se observan las ruinas de una torre de vigilancia de origen medieval.
El sendero se ve acompañado por una acequia que conduce al Molino de Montosa y hasta un área recreativa, a poniente de Sedella, en una zona con altos pinos y a poco más de 18 kilómetros del inicio de la etapa.
Hay que recorrer otros cuatro kilómetros para alcanzar el puerto de Sedella dejando las desviaciones de Rubite y Los Valverdes. Cuando ya se tiene a la vista el caserío de Canillas de Aceituno, cerca del cerro de Rompealbardas, hay que realizar una fuerte bajada hasta el cauce del río Almanchares. Cercano a este punto nos encontramos con el área recreativa de La Rahige.
A partir de aquí comienza la subida de la Cuesta del Molinillo, muy empinada, entre cultivos casi abandonados de viñedos y antiguos bancales de almendros. El molino al que parece hacer referencia el topónimo se ve al tomar la senda de subida.
Seguimos ascendiendo y dejando atrás fincas y cultivos mientras enfrente, en la ladera del cerro coronado por una casa, se ve la Hoya del Alcornocal.
El secano del final de la etapa tiene numerosos olivos y está plagado de casas de campo que culminan en la entrada a Canillas de Aceituno.
Aquí finaliza nuestra etapa y caeremos en la cuenta que, o bien alguien está esperándonos para recogernos, o vamos a tener que deshacer el camino andado para ir a por los coches que dejamos aparcados en Cómpeta. ¡Maldita sea!
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