Ruta de Torrox a Nerja: a patita por el litoral para ponerle los dientes largos a Dagon
Redescubriendo Málaga tras el coronavirus
Una semana más recorremos un itinerario con mucha solera: la etapa 4 de la Gran Senda de Málaga
Un camino corto, sencillo y diferente a lo largo del cual el litoral toma protagonismo
Las historias de entidades cosmogónicas y primigenias del escritor norteamericano Lovecraft no casan muy bien con el litoral malagueño. Pegan más con la costa norte, lluviosa, con un cielo siempre amueblado, plomizo, bajo, como si las nubes se pudieran enganchar a los campanarios de las iglesias.
Ficha
Ruta: lineal.
Inicio: Torrox.
Meta: Nerja.
Distancia: 9,7 kilómetros aprox.
Dificultad: ninguna.
Tiempo: 2-3 horas.
Pero si lo pensamos, el Mediterráneo bien podría ser la prisión de Dagon, el dios-pez (AKA monstruo marino espantoso) que odia a los malagueños por disfrutar de un perfil costero donde la norma es el buen tiempo. ¿Qué castigo más apropiado para este vil ser que vernos andorrear tranquilamente frente a sus narices sin que nos pueda alcanzar y devorar?
Pues eso vamos a hacer, más o menos, si recorremos la etapa 4 de la Gran Senda de Málaga: la ruta que conecta Torrox con Nerja (y donde veremos muchas cosas a nuestra llegada).
Un camino bien fácil, corto y diferente que no alcanza los 10 kilómetros y que apenas nos llevará un par de horas completarla. ¡Vamos a hacer que Dagon babee de ansia por probar nuestra carne jugosa y doradita por el sol!
Nada más arrancar ya paramos para contemplar lugares muy interesantes. Y es que el comienzo de la ruta tiene como punto destacado el faro de Torrox. Este faro es el más occidental de los seis de la provincia y está situado en pleno yacimiento arqueológico: la ciudad romana de Caviclum.
Esta pequeña urbe se situaba en Conventus Gaditanus, una de las circunscripciones en las que se dividía la provincia Bética de Hispania, mientras que hoy en día se ubica en el yacimiento denominado Conjunto del Faro. Aquí se ha documentado una villa muy unida al mar con unas termas y una factoría de salazones que posteriormente fue aprovechada como necrópolis, así como una serie de hornos de alfarería.
Una villa, por tanto, con gran presencia económica en la que la parte residencial convivía con las zonas de producción.
Los restos de Caviclum son dignos de ver: el entorno en el que se encuentran, frente al mar, nos permite contemplar el mismo horizonte que vislumbraron nuestros antepasados, las mismas aguas. Quizás, con las mismas incertidumbres ante la vida.
Tras maravillarnos de lo profundo que es nuestro pasado, seguiremos la ruta desde aquí, desde el propio paseo del faro, y pasamos el cauce del río Torrox en dirección este, hacia Nerja, lógicamente. En el otro lado, avanzamos hasta que una escalinata que permite bajar a la playa del Peñoncillo.
El paseo cerca de las olas es bonito aunque corto, medio kilómetro como mucho, tras el cual hay que realizar un quiebro hacia el interior y el camino empieza a ganar altura sobre el mar, teniendo una presencia mayor los cortados y las primeras escolleras de grandes bloques de piedra entre el sendero y la playa.
La etapa nos llevará hasta un paisaje peculiar: la calita de Mazagarrobo, a los tres kilómetros y medio del comienzo. Aquí, un pequeño acantilado marino cobija algunas plantas autóctonas adaptadas al ambiente del Mediterráneo sobre la que se encuentra la torre almenara de Calaceite.
Veremos desde este punto, a nuestra izquierda en el sentido del avance, los imponentes cerros que se yerguen al otro lado de la Nacional 340. Esto se ve todavía mejor en las proximidades de la playita de Vilches, el último arenal torroxeño en dirección este.
Vislumbraremos desde esta cala el punto más alto del recorrido, la torre de Macaca, hacia donde ascenderemos y que nos ofrecerá vistas de un impresionante acantilado marino al que el sendero se acerca varias veces.
De nuevo, barajaremos poco a poco en dirección levante hacia la costa, pasando por el arroyo Seco, para llegar hasta la playa del Playazo.
El Playazo conecta con la rambla del río Chíllar, que da paso al paseo marítimo de la ciudad nerjeña y de ahí a la cala de la Torrecilla que tiene este nombre por la torre vigía que aún permanece en ella.
Y ya casi estamos: algo más adelante, salimos del paseo marítimo y callejeamos hasta alcanzar el Balcón de Europa donde termina esta etapa 4 de la Gran Senda de Málaga y donde brindaremos un saludo al sol y un corte de mangas a Dagon antes de irnos a comer pescado y visitar todo lo que Nerja nos ha preparado para el resto de la jornada.
Por último, recordar que hay dos espacios naturales protegidos cercanos y muy significativos para la práctica senderista: el Paraje Natural Acantilados de Maro y Cerro Gordo y el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, donde se aconsejan varias rutas: a la presa del río Chíllar, a la Fuente del Esparto, al Navachica, al Almendrón y a la Cuesta del Cielo por la Civila, y una por el arroyo de la Miel, al Peñón de los Castillejos. Por poner algunos ejemplos.
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