La cuna del Ajoblanco cumple con la tradición

Más de 10.000 personas acudieron a Almáchar para rendir homenaje a esta sopa fría elaborada con pan, almendras y ajo

La fiesta cumplió 49 años

Vecinas repartiendo el ajoblanco.
Vecinas repartiendo el ajoblanco. / Reportaje Gráfico: M. C.
Mayte Cortés

03 de septiembre 2017 - 02:19

Almáchar/Hay ajoblanco de mango, de pera o de melón aunque el clásico sigue siendo el que se acompaña con uvas moscatel. Un plato que hoy en día representa a la Málaga gastronómica pero que tiene su cuna en Almáchar. Al menos es este pueblo axárquico el que desde hace 49 años le rinde homenaje. No hay casa donde no se haga ni familia que no refresque sus almuerzos de verano con esta sopa que inicialmente se llamó "gazpacho de almendras". Durante la tarde noche de ayer, más de 10.000 malagueños se acercaron a esta localidad para celebrar la Fiesta del Ajoblanco.

Cuentan los lugareños que fue a principios del siglo pasado cuando un ingeniero que se encontraba haciendo el catastro rústico llegó sediento a una casa del campo a pedir un vaso de agua y su propietaria le obsequió con un gran vaso de aquello ajoblanco que estaba preparando para su familia. "Le sentó tan bien que salió de allí relamiéndose y diciendo que en su vida había probado cosa mejor. Entonces expuso la receta en el Círculo Mercantil y fue propagando la exquisitez de esta sopa fría entre amigos y conocidos", concluía Antonio quien conoció esta historia por sus abuelos.

Sin embargo, fue hace casi medio siglo cuando el ajoblanco tomó protagonismo en Almáchar teniendo su origen en un acto reivindicativo que llevaron a cabo los vecinos. "Fue en 1968 cuando a los vecinos se les ocurrió invitar a los políticos de la época a degustar un plato de ajoblanco con la intención de que conocieran la necesidad que tenían de que se construyese una carretera para llegar a Málaga ya que a pesar de su cercanía con la capital, la única forma de llegar era recorriendo 60 kilómetros por el interior de la Axarquía", explicó el alcalde, José Gámez (IU.

"Y ese carácter emprendedor, hospitalario y trabajador es el que se refleja cada año en la celebración de la Fiesta del Ajoblanco en la que se implican más de un centenar de vecinos colaborando como voluntarios. Algunos están en las degustaciones, otros se encargan de ofrecer información del pueblo, otros en la organización, y muchísimos son los que engalanan sus calles para hacerlas todavía más atractivas", subrayó Gámez quien agradeció esta colaboración y la de las asociaciones del municipio que se vuelvan con la fiesta. "Almáchar se convierte en un espectáculo al aire libre. Es un lujo pasear por sus calles estrechas y encaladas, por sus suelos empedrados que recuerdan a la época árabe, degustando productos de esta tierra como son las uvas moscatel de Alejandría, las pasas o el vino además del ajoblanco, en vaso o en porra (pasta de ajoblanco untada en panecillos). Y a eso hay que sumar música de verdiales o de flamenco", resaltó Gámez mientras hacía la ruta gastronómica junto a otras autoridades, el pregonero de este año, el periodista Manuel Bellido y los premiados.

Este año fueron Ajoblanco Andalucía, Juan Madrid, por su carrera profesional como escritor, guionista de cine y televisión, andaluz universal y embajador de la tierra; el Ajoblanco Málaga fue para la asociación Down Málaga, por su labor a favor de la normalización e integración de las personas con síndrome de Down; Ajoblanco Axarquía lo recibió la Asociación La Esperanza, por su labor a favor de las familias de la comarca que luchan contra el cáncer; y Ajoblanco Almáchar, Alfredo Salazar Caubilla, párroco de Almáchar los últimos 25 años, por su labor con las familias necesitadas y su implicación personal en todas las reivindicaciones en beneficio del municipio.

Y así, este plato elaborado con almendra, ajo y pan cuyos orígenes se remonta a la época musulmana y que sirvió de único sustento a los agricultores de la zona, es hoy una de las exquisiteces malagueñas.

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