El instituto Puerto de la Torre hace visible en un corto los problemas del alumnado sordo

'Si me queréis... ¡callarse!' es el título del montaje que se presenta este martes en el día internacional de las personas con discapacidad

Sergio Lanzas da instrucciones para el rodaje de una de las escenas del cortometraje.
Sergio Lanzas da instrucciones para el rodaje de una de las escenas del cortometraje.

Málaga/Si el mundo se pusiese del revés durante unas horas, si los oyentes fueran minoría en una realidad concebida para los sordos, comprenderían las dificultades que acarrea ser diferente. La incomunicación con los demás, la frustración, la imposibilidad de seguir una clase, los escollos en el proceso de aprendizaje suponen retos constantes que tienen que superar con mucho esfuerzo. Que no sería tanto si la sociedad pusiera más de su parte. Esto es lo que intenta visibilizar la comunidad educativa del instituto Puerto de la Torre con su cortometraje Si me queréis... ¡callarse!

Han realizado un montaje de más de siete minutos, que se estrena este martes 3 de diciembre para conmemorar el día internacional de las personas con discapacidad y en el que han participado unos 30 alumnos y cinco docentes. Durante tres días rodaron las escenas que han necesitado más de dos semanas y “muchas horas extra” para montarlas. El resultado es una cinta con un toque de humor que presenta diversas situaciones en las que un alumno se siente aislado del resto por su condición diferente.

“Tenemos cinco o seis alumnos sordos en el centro y tienen dificultades evidentes de relación, aunque tengan implantes o audífonos tienen la audición mermada y escuchan de manera diferente, estos niños se enfrentan a un ruido que no soportan y no saben gestionar”, indica Sergio Lanzas, profesor de Lengua y Literatura del centro y productor artístico del cortometraje.

Con una cámara, pértiga de sonido y foco se lanzaron a poner en pie esta iniciativa que parte “de una premisa distópica, todo el mundo es sordo y tú eres el raro, tú eres el que va a contrapié”, agrega Lanzas. “El corto ya ha tenido un beneficio inmediato, y es que los niños sordos caminan por el instituto de forma diferente, menos ensimismados, más orgullos”, considera el profesor.

“Queremos hacer ver que estas personas no tienen por qué adaptarse siempre ellas, que podemos convivir y hacer les las cosas más fáciles”, agrega Lanzas, que también coordina en su centro el Comunica, un plan de creatividad artística y literaria bajo el que se ha producido Si me queréis... ¡callarse! “Hay que sacarlos de la concha que se fabrican y decirles que pueden estar libremente con sus compañeros, que no escondan su aparato, que es fundamental para poder convivir con los demás”, subraya el docente.

Una discapacidad invisible que necesita de empatía

La discapacidad auditiva se define como la pérdida o cualquier alteración de la capacidad de oír, lo que implica un déficit en el acceso al lenguaje oral, en mayor o menor medida. Pero es una discapacidad invisible, ya que no presenta características físicas evidentes.

Cartel del cortometraje.
Cartel del cortometraje.

“En los últimos años, los avances médicos y tecnológicos han mejorado de forma notable las posibilidades de este alumnado mediante implantes cocleares, por lo que apoyar con equipamiento específico la atención educativa de éstos es una de las líneas de trabajo que, desde la administración educativa, se debe seguir”, consideran desde el instituto Puerto de la Torre.

También demandan “apoyo con Lenguaje de signos en el aula y la ayuda de programas informáticos específicos en todo su proceso educativo para poder conseguir una igualdad de oportunidades efectiva”, agregan.

La atención educativa en el aula ordinaria requiere que, además de un código de comunicación adecuado, “para la atención educativa de este alumnado con discapacidad auditiva se adopten determinadas estrategias didácticas y metodológicas por parte del profesorado para adecuar la enseñanza a las características y posibilidades de aprendizaje de estos alumnos”, añaden.

Estudiantes de segundo a cuarto de Secundaria, entre ellos toda la comunidad sorda del centro, han participado en el cortometraje. Una vez que lo presenten a los protagonistas y compañeros, pretenden moverlo por las redes sociales y participar en algún concurso cinematográfico.

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