Un paseo entre cerezos
El atractivo turístico que ofrece el paisaje llena el municipio de Alfarnate todos los fines de semana de excursionistas que se fotografían en el que llaman el 'Jerte malagueño'
Alfarnate/El teléfono del Ayuntamiento de Alfarnate hace días que no para. La pregunta y la respuesta son siempre la misma: "¿Están los cerezos en flor? Sí lo están". "Pues este fin de semana, nos acercaremos", apuntan los más habladores. Y así, el municipio axárquico, el que llaman el Jerte malagueño se va llenando de turistas, de curiosos que quieren ver la bella estampa que dejan los cerezos en flor en primavera, de amantes de la naturaleza, de botánicos y agricultores atraídos por este paisaje que se encuentra a menos de una hora de Málaga capital.
"Hay caminos rurales que están como la calle Larios", comentan los agricultores que permiten que entre sus tierras anden los excursionistas para fotografiarse con las delicadas flores blancas y rosadas. "Vienen de toda la provincia, el otro día era un grupo de Japón", recuerdan entre ellos. "Sakura le llaman a los cerezos en flor en japonés. Es un símbolo de esta cultura, para algunos está vinculado a la fragilidad de la vida y lo efímera que es; para otros también tiene que ver con la sangre, por aquello de que era sagrada para los samuráis", apunta Manuel Gómez. "Pues ya les queda poco, suelen estar dos meses con flores, no sé si llegarán al final de Semana Santa", advierten a los posibles visitantes.
Y si bien, tal y como reconocen en Alfarnate, los cerezos no conforman un manto blanco por toda la extensión que tiene su término municipal. Para no llevarse a engaño, como dicen, quien se acerque no debe esperar encontrar estos árboles por todas las tierras de labranza, si bien es cierto que sólo con llegar a encontrar algunos de los campos donde se hallan, ya habrá merecido la pena. Algunas de las familias que se dedican a ello tienen hasta 2.000 árboles. "No somos tantos los que seguimos con la faena porque es una planta muy delicada. Está sometida constantemente a las inclemencias del tiempo, necesita de muchos cuidados y muchas veces ni siquiera sabemos por qué razón en algunos árboles las flores no se convierten en frutos. Y luego una vez que están las cerezas también hay que estar pendiente de que la lluvia no las estropee o que no las piquen los pájaros", explica el alcalde, Salvador Urdiales quien también es agricultor. "Es un negocio muy inestable, además del tiempo también son costosos los tratamientos o los abonos", apunta Manuel. "Es un cultivo complicado, y hay mucha gente joven que no se atreve con él", reflexiona este agricultor.
"Es un elemento diferenciador para un pueblo como el nuestro de la alta Axarquía, si cualquier día del año merece la pena verlo, ahora en primavera es maravilloso el paisaje que ofrecen los cerezos. Es importante su promoción porque se nota muchísimo en los bares y comercios del pueblo. Es constante el flujo de visitantes que tenemos ahora y debemos aprovechar", reconoció el alcalde, quien comenta que éste se prolonga hasta mediados de junio, cuando el municipio celebra el Día de la Cereza. Es el periodo medio en el que la recolección está en su punto álgido. "Una vez que se pierda la flor, las llamadas son preguntando si ya hay cerezas para comprar", bromea el regidor quien cree que las primeras podrán estar a finales de mayo. "La gente viene a hacerse la foto, a comer aquí, un paseo por el pueblo y a llevarse los roscos carroceros por el que también se nos conoce", añade Urdiales sobre este dulce típico de Alfarnate llamado así porque llegaba a Málaga capital en carros.
Actualmente existen alrededor de 60 hectáreas cultivadas, ya que como explican los agricultores, si bien parece que pueda haber una explosión de alfarnateños interesados en su cultivo, también son muchos los que acaban "arrancando los plantones" porque no da los frutos esperados. El pasado año, la Diputación Provincial de Málaga ofreció una subvención para plantar 2.000 nuevos árboles de la que se beneficiaron una docena de familias, y este año, el Ayuntamiento de Alfarnate está tratando de volver a gestionar con la institución supramunicipal nuevas ayudas para otros agricultores que se quieran animar con este cultivo.
Los cerezos llegaron en la década de los 90 a las montañas rocosas de Enmedio, Palomera y Jobo. Fueron dos técnicos agrónomos de Jaén y Antequera quienes los recomendaron, dadas las bajas temperaturas que registraban durante el invierno y la altitud en la que se encuentra el pueblo - 925 metros sobre el nivel del mar -. Entonces se convirtió en el sustituto del cereal para los agricultores y en un reclamo turístico para todo el pueblo.
Un buen año para la producción del dulce fruto
Este año habrá cerezas de Alfarnate. La calidad tan buena como la de todos los años. Se ve en su color, brillo, tamaño, textura y sobre todo, en su intenso sabor dulce. Las condiciones climatológicas han sido tan acertadas para este fruto que se prevé que se duplique la producción con respecto al pasado año, que fue bastante pobre. Las altas temperaturas del pasado invierno no consiguieron una cosecha provechosa. Ésta, sin embargo, no sólo ha llegado a los bajo cero en diciembre y enero, como este fruto requiere, sino que hasta esta semana, según confirmó el alcalde, se están dando de madrugada menos siete grados. Las cerezas requieren 700 horas de frío, aunque también llegarían a madurar con 400 horas. "Ya les queda poco tiempo y el problema es que las heladas tardías les pueden perjudicar, también la lluvia una vez que han florecido", comentó Urdiales, quien no obstante aclaró que ésta al igual que los insectos favorecen la polinización. Así, según la previsión de los agricultores este año se podrían recolectar hasta 60.000 ó 70.000 kilos. "El año pasado no cogieron frío suficiente y se caían. Fue muy difícil, te las quitaban de las manos, no podías cubrir la demanda porque había muy pocas. Eso hizo que no fueran rentables porque tienen muchísimo trabajo", indicó el regidor. Existen muchísimas variedades, aunque en Alfarnate se cultivan media docena. Entre ellas, la temprana burlat, starking, bing, lapin, celeste, la quince, y las más tardías como la de corazón de cabrito. La campaña dura alrededor de 40 días, desde el mes de mayo hasta mediados de junio.
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