La prevención, la mejor vacuna contra la ansiedad
Investigadores del Distrito Sanitario Málaga analizan 29 ensayos clínicos y concluyen que las intervenciones psicológicas y educativas preventivas reducen casi a la mitad la aparición de nuevos casos
Málaga/Problemas de trabajo, familia y salud a veces crean angustia y desasosiego. "Lo que nos hace daño no son los problemas, sino la percepción de los problemas. Porque ante un mismo problema, unas personas se agobian mucho y otras no. Unas lo ven como una amenaza y otras como un reto", aclara Juan Bellón. Este médico del centro de salud de El Palo ha publicado -junto con Patricia Moreno, profesional también del Distrito Sanitario Málaga- un trabajo que concluye que la prevención con intervenciones psicológicas y educativas antes de que aparezca la ansiedad reduce un 43% la aparición de nuevos casos. "Lo que hemos demostrado con nuestro estudio es que las intervenciones preventivas, es decir las que hacemos antes de que se llegue a enfermar de ansiedad, son efectivas y consiguen evitar que el trastorno se inicie. En este sentido, funcionarían como lo hacen las vacunas", argumenta.
Entre esas intervenciones, Bellón cita el que los maestros enseñen a los niños a enfrentarse a sus problemas, "como una gimnasia emocional". O que los médicos refuercen a sus pacientes aquellos hábitos que ayudan a atajar la ansiedad, como hacer ejercicio de manera frecuente. El estudio -publicado en la revista JAMA Psychiatry, de la Asociación Médica Americana- hace un análisis de 29 ensayos clínicos realizados con 10.430 pacientes de 11 países. El trabajo confirma el papel de vacuna de las intervenciones psicológicas y educativas. Según los investigadores, este hallazgo es "muy relevante" dado que una vez que las personas desarrollan un trastorno de ansiedad, hay tratamientos psicológicos y farmacológicos, pero "no son todo lo eficaces que nos gustaría". Estos sólo consiguen una reducción limitada del impacto negativo en la salud. De ahí la importancia de atajar su aparición.
Bellón recuerda la experiencia que han desarrollado con unos 3.000 pacientes de atención primaria de toda España en los que, utilizando una ecuación, predicen el riesgo de padecer depresión. Esa misma herramienta les sirve para calcular las probabilidad de una persona de desarrollar ansiedad. "Esa información se la damos al paciente, reforzamos aquellos hábitos que puedan ayudar a prevenirla y le sugerimos otras cosas que no hace y que pueden ayudar también a atajarla. Por ejemplo, si bebe demasiado, que lo deje. Con cada paciente hacemos un plan personalizado de prevención", explica el facultativo. Porque cada persona tiene sus particularidades, sus factores de riesgo y sus recursos.
La ansiedad se caracteriza por un estado de excesiva preocupación sostenida durante semanas que genera dificultades de concentración, irritabilidad, tensión muscular, problemas para conciliar el sueño, fatiga y malestar sin una causa concreta. La patología complica la vida cotidiana de las personas, las sume en un desasosiego permanente y en la sensación de estar en riesgo por factores que no pueden identificar ni controlar. Según explica Bellón, hay personas que sufren ataques de pánico con palpitaciones, mareos y dolor en el pecho. Cuadros tan reales que algunas acaban en Urgencias. En ciertos casos, incluso el trastorno se cronifica y el paciente desarrolla hasta miedo a salir de casa. Lo más frecuente es que empiece en jóvenes. La ansiedad afecta a casi un 8% de la población. Según los datos aportados por la Junta, ha experimentado un aumento global de casi el 15% y es, después la depresión, la segunda patología en salud mental.
Bellón apunta que tiene un coste asistencial importante -por las visitas al médico que genera y los fármacos que se prescriben para su tratamiento-, así también como laboral -debido a las bajas que ocasiona-. Pero sobre todo, insiste en el alto costo personal de la ansiedad por el sufrimiento y la pérdida de calidad de vida de quienes lo padecen.
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