Jean Paul Gaultier: "Con internet terminaremos haciendo ropa virtual"
Jean Paul Gaultier | Diseñador
El diseñador francés plasma su mirada sobre el cine y la moda en la exposición 'Cine y moda' que se puede ver en el CaixaForum de Sevilla hasta el 19 de marzo
La evolución de la mujer en el cine según Gaultier, de Marilyn Monroe a Brigitte Bardot
Hace unos días presentaba su nueva colección de prêt-à-porter y lo hacía demostrando que es un maestro a la hora de enfrentar conceptos. Denominada Cyber, la colección se presenta como una alabanza al espíritu de finales de los 90 y el boom cibernético, donde el color y la diversión son claves. Ahora, además, Jean Paul Gaultier inaugura en Sevilla la exposición Cine y modaCine y moda, que desde este 24 de noviembre al próximo 19 de marzo podrá verse en el CaixaForum.
Comisionada por Florence Tissot y Matthieu Orléan, la exposición es una personalísima visión del diseñador francés, que ve en la moda y el cine dos herramientas comunicativas que, además de ser la perfecta radiografía de la sociedad del momento, muestran la evolución del papel del hombre y la mujer. El primero más feminizado, la segunda empoderada. Al menos así lo observa el enfant terrible, que fue pionero en deconstruir la masculinidad para crear nuevas formas de expresión e hizo del hombre objeto un concepto revolucionario y transgresor.
Admirador de Balenciaga y sus extravagantes volúmenes, incondicional del surrealismo de Paco Rabanne y amigo de Rossy de Palma, Victoria Abril o Pedro Almodóvar, Jean Paul Gaultier repasa el papel de la moda y el cine en el proceso evolutivo de una sociedad encaminada al empoderamiento femenino, profundiza en la concepción actual de la moda y recuerda que se hizo diseñador porque se enamoró de una película. Marilyn Monroe y Brigitte Bardot son los extremos de los que parte el diseñador francés para hacer ese viaje por la evolución del papel de la mujer y con ambas actrices deja claro que el vestuario en el cine es mucho más que simple estética.
-La exposición se plantea como un viaje a través de la relación entre el cine y la moda, ¿es una muestra pensada para el cinéfilo o para el amante de la moda?
-Para ambos. Soy un apasionado de la moda y del cine y si me dedico a esta profesión es porque descubrí la moda a través de una película. Cuando tenía unos 13 años vi una película que se llamaba Falbala (Jaques Becker, 1945), que cuenta la historia de un diseñador, y esa fue mi escuela, lo que me hizo entender que quería desarrollar esa profesión. El desfile final lo que me hizo enamorarme de la profesión. Un desfile es como una obra de teatro y eso me parece fascinante. Al vestirnos hacemos un espectáculo. Por eso la asociación cine y moda es muy fuerte. De todas formas, cine y moda son el reflejo de la vida, de la sociedad. Ambos, juntos y por separado, muestran la sociedad tal y como es.
-La exposición cuenta con diseños y elementos del vestuario de películas que le marcaron, ¿se enamoró de ellas por la trama o por el vestuario?
-Mi idea era mostrar la evolución del hombre y la mujer a través de la moda, a través del cine. Es decir, el hombre que se hace cada vez más femenino y la mujer que se vuelve cada vez más potente. Ese es el reflejo de la sociedad de ahora. Cuando empecé en el mundo de la moda estábamos todavía en la etapa de la mujer objeto, aunque había movimientos que empezaban a cambiar las cosas. El hombre, que era un macho, se hizo un poco más femenino y la mujer más potente. Esa idea la desarrollé en mis colecciones y ahora es lo que he querido mostrar en esta exposición. A través de las películas y de la ropa se ve esa evolución de forma muy clara. Siempre me gusta poner este ejemplo. Las chaquetas masculinas siempre han tenido un bolsillo interior que es donde se guarda la cartera para pagar. La mujer no tenía ese bolsillo en su ropa porque ella no pagaba. Son detalles, pero muestran que la ropa ya está sexuada, que tiene género. Ahora el hombre y la mujer cambian y eso se ve reflejado en las prendas que usan.
-Si analizamos el vestuario de Marilyn Monroe y el de Brigitte Bardot, la primera hipersexualizada, la segunda liberada. ¿Cuándo da el cine ese giro de guión?
-Es el ejemplo perfecto. Marilyn era una víctima de Hollywood, del sistema, y Brigitte Bardot una mujer libre que lo muestra en su forma de vestir. Marilyn fue víctima de una industria en la que tenías que ser sexy y fue manipulada por los productores. En cambio, Brigitte Bardot actuaba en libertad, ella decidía con qué actores trabajaba. Hace poco vi una entrevista que le hicieron tres intelectuales en los 70 y es asombroso ver cómo habla, cómo se expresa, nada que ver con cómo actúa. Tenía muy buena educación, es muy pausada, se expresa muy bien, da su opinión sobre temas diferentes y los tres intelectuales que están con ella se quedan boquiabiertos. Hizo cine porque le apetecía, luego dijo que lo dejaba y lo dejó para dedicarse a otros asuntos. Estaba muy avanzada para su época. Con Marilyn jugaron, es una víctima. Era una chica bonita, pero no era estúpida. Pertenecía a un sistema en que tenía que decir que sí, sino se le acababa todo.
-Esa faceta liberadora de Brigitte Bardot se aprecia también a través de su ropa.
-Totalmente. Ella se casó con un vestido de vichy azul, en una tela muy pobre. El cabello se lo arregló ella, las bailarinas que llevaba puestas se las recortó para que se le viera el inicio de los dedos, como si fuera el escote. Hay una imagen alucinante en la exposición. Se muestra a Brigitte Bardot en Y Dios creó a la mujer. Se la ve bailando, sudando... Es guapa, pero no intenta estar perfecta. La vemos sudando, algo que normalmente no vemos porque antes se intentaba mostrar a una mujer perfecta y ella se exhibe como una mujer salvaje. Eso fue un escándalo, ella creó un escándalo a través de la libertad.
-Eso supone un revulsivo, sobre todo a la hora de que las mujeres consuman cine y observen que hay otro modelo de mujer con el que tal vez sí se sientan identificadas, ¿no?
-En el caso de Bardot, hubo toda una generación que quiso imitarla, tanto mujeres jóvenes como más mayores. Fue un modelo de mujer, del mismo modo que años después lo fue Madonna. Ambas fueron pioneras en la moda y ambas lo hicieron con un sentido estético increíble. A través de su ropa, de los conciertos, en el caso de Madonna, demostraron tener el poder para que las cosas cambiasen. Ambas se convirtieron en las musas de nuevas generaciones.
-Hablando de Madonna... Hay que recordar su icónico corsé o incluso el vestuario de Victoria Abril en Kika. ¿Esa transgresión de antaño es imposible ahora con la dictadura de lo políticamente correcto?
-Ahora no sé si haría lo mismo que hice en su momento. Me gustaría puntualizar que para mí el corsé no es algo erótico, es una armadura que juega con la provocación. Una provocación que la mujer decide llevar a cabo de manera voluntaria, no porque la obliguen. Ahora se recurre la provocación sin convicción, simplemente por el puro placer de llevar la contraria. También es cierto que ahora hay un poco más de miedo a la hora de decir las cosas, hay que ir con cuidado. Nuestra época, en realidad, no es tanto de provocación, más bien corresponde a una realidad. No creo que tenga que dar consejos porque se seguirá sorprendiendo y provocando, seguro.
-¿Qué se quiere comunicar ahora a la hora de vestir? ¿Qué se dirá dentro de cuarenta años de la moda estos particulares años 20?
-Creo que no nos tenemos que preocupar, que las cosas se harán automáticamente respecto a lo que sucede en la sociedad. La sociedad se está moviendo, está cambiando también. Hay pequeñas revoluciones sociales y el resultado lo veremos en las prendas, en la ropa. No es la moda la que cambiará la sociedad, sino que es la sociedad la que cambiará la moda. El movimiento punk no era la moda punk, los rebeldes ingleses que eran punks lo eran porque querían decir algo y eso se reflejaba en su estética, en su música... Habrá moda, pero no sé en qué forma. Es imposible decirlo porque ahora estamos en un periodo de mutación, por no decir de caos. Además, ahora con internet terminaremos haciendo ropa virtual. No pertenezco a esa generación, pero quizás esa sea la evolución. Ahora estamos en una época de búsqueda y será la sociedad la que decida.
-Me va a permitir que barra para mi tierra, ¿es el traje de flamenca la perfecta definición de empoderamiento femenino en la forma de vestir?
-Me encanta el vestido de flamenca. Me encantan los diseños con el cuerpo muy dibujado, muy ajustado, con volantes y luego con la peineta, las flores. Es absolutamente magnífico. Creo que es un vestido precioso y, efectivamente, muestra una femineidad muy fuerte que me ha influido en mis vestidos. De hecho, mis corsés van en esa línea de dibujar el cuerpo de la mujer. Creo que es sublime. Madonna debería haber llevado un vestido así en el videoclip de La isla bonita. Un diseño que le marcase el cuerpo y que tuviera volantes se habría correspondido mucho más con su estilo. Lo extraordinario es que este vestido hipersexy es justo lo contrario a la representación de una mujer objeto. Representa a una mujer fuerte, enérgica.
-¿Cómo sería un traje de flamenca de Jean Paul Gaultier?
-¡Ya lo he hecho! Ahora haría un vestido tipo corsé hasta la rodilla, le pondría una cola muy larga como de tul y que al final de ésta llevara un abanico. Que la cola pudiera recogerse y acercarse a la mujer cuando ella cogiese el abanico.
-Algo similar hizo Rosalía en su gira con una bata de cola de Lina.
-Me encanta. Ella es perfecta, sabe interpretar de maravilla los códigos y tiene un gran sentido de la moda. Casi le diseño un vestido para la Gala Met, debido a la pandemia no pudo ser, pero lo haré.
-Admiraba a Balenciaga y el vestido de novia que le hizo a la reina Fabiola de Bélgica le sirvió de inspiración para diseño que le hizo a un osito de peluche...
-Primero le hice unos senos cónicos y luego le hice una operación de corazón. Hacía vivir al osito todo lo que sucedía, eso era moda. Cuando Balenciaga le hizo el vestido a la reina Fabiola yo le hice algo similar a mi osito para que también se casara. Siempre he admirado muchísimo su trabajo, era un diseñador a la antigua, un maestro. Sus extraordinarios volúmenes, su extravagancia, son un icono. Si hablamos de diseñadores españoles, también admiro mucho a Paco Rabanne. Él fue un genio, un referente, un gran personaje, muy surrealista. Chanel lo odiada, eso significa que fue realmente vanguardista.
-Vio su primera corrida de toros en Sevilla, pasaba los veranos en el País Vasco y reconoce que la estética de los setenta forman parte de su universo creativo. ¿Adentrarse en España y sus peculiaridades imprime carácter?
-Cuando era niño el traje de luces para mí era algo extraordinario. Iba con mi abuelo, aunque no entraba en la plaza porque no le gustaba que fuera a las corridas. Me gustaba ver pasar a los toreros salir con el traje de luces, con la música de fondo... Aquella fue una inspiración increíble. Una vez hice un traje de luces, pero de plástico transparente y con bordados metálicos de planta. El traje de luces, igual que el de flamenca, es muy importante para mí, es fascinante. Cuando era pequeño venía a España de vacaciones y fueron años maravillosos. ¡Vivan las vacaciones españolas! España, además, es un país muy creativo y lleno de alegría. España es un país muy sonriente y eso es algo muy importante.
-Puede que el sol tenga algo que ver en esa alegría de la que habla...
-Sí. Hay gente muy positiva aquí. Es normal, cuanto más sol, más alegría. Soy muy amigo de Rossy de Palma, de Almodóvar, Victoria Abril... Son personas excepcionales, mujeres excepcionales. En Francia las adoran y son como una especie de embajadoras de España allí. Victoria Abril hace muchas películas en Francia, la adoramos.
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