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Málaga CF-Antequera: Lo que diga Larrubia (3-0)

David Larrubia celebra su gol al Antequera.

David Larrubia celebra su gol al Antequera. / Carlos Guerrero

El 10 del Málaga es un dorsal que pesa. Se lo han pedido muchos jugadores históricamente a los que les vino grande. Este verano lo tomó David Larrubia, un malaguista de cuna criado al lado del campo del Roma Luz y que tenía un dormitorio de forofo blanquiazul. Necesitaba una buena faena en La Rosaleda. Un gol liberador. Cortar orejas y rabo ante su gente. Pellicer, hábil, le retiró en el 83’ y el público le recompensó.

Salió por su banda, no cruzó el campo. Mientras caminaba pausado de un costado a otro por fondo, los aficionados le iban mostrando sus respetos, su cariño. Él devolvía aplausos. Una liberación. Para el chico y para todos. Equipo, técnico, directivos y grada. Antes del play off era imprescindible darse un baño de autoestima y reforzar vínculos.

Baño de autoestima antes del play off

El Málaga necesitaba de manera urgente quitarse losas de encima, volver a recuperar parte de las sensaciones que ha mostrado en algunos tramos del curso, donde miraba a los ojos a cualquiera sin titubear. Tuvo enfrente a un adversario propicio, el Antequera. Los de Javi Medina venían sin jugarse nada y con su manual de honestidad bajo el brazo.

Los antequeranos han perdido muchos partidos esta temporada porque juegan así. Tienen una idea y la tratan de llevar al extremo. Quiere tratar siempre bien la pelota, jugar adelantado y abierto. Y al Málaga esos son los rivales que mejor se le dan porque le permite hacer para lo que está concebido. Recuperar y morder.

Después de media hora, el dominio blanquiazul era patente, pero a las llegadas les faltaba picante, como en casi toda la segunda vuelta. Pudo pecar en los momentos en los que el Antequera logró tomar el balón y tocarla de un lado a otro. Temía Pellicer y así lo avisó en la previa, que el equipo, en una de esas, saltase a destiempo y los de Medina lo aprovechasen. Sobre todo, porque sabía lo que podía pasar. La Rosaleda llegaba con la mecha corta a este derbi y, de hecho, se escucharon silbidos en los instantes de posesión antequerana.

No se destempló el Málaga, que no sucumbió a la tentación de lanzarse a lo loco. La paciencia dio sus frutos no mucho después con sendos goles primos hermanos. Pérdida del rival y ataque de avispa. El primero con asistencia de Ferreiro y definición de Roberto. El segundo, con conexión de Manu Molina y David Larrubia, que además de volver loco a Fermín rubricó el 2-0. Para el 10 del Málaga tiene un valor añadido que puede servir para romper las costuras después de una temporada instalado en la frontera del casi.

Medina tuvo que lanzar dos cambios tras el descanso para tratar de ir a por el partido, muy cuesta arriba. Pero también sabía que el Málaga especularía con el resultado en gran medida y algo podía caer. Neutralizó Puga una ocasión de Luismi Gutiérrez en el 52’. La respuesta fue una acción individual tremenda de Larrubia, con flechita hacia arriba, que acabó estrellándose en el palo con violencia. Hubo otra réplica, esta vez por exceso de confianza de Juande, que acabó con un disparo de Luismi Redondo que detuvo Herrero bien por bajo.

Pellicer movió ficha a los 70 minutos. Sangalli, sí, Sangalli, y Kevin por Dani Lorenzo y Ferreiro. La Rosaleda andaba de fiesta, que ya se lo merecía, y despidió a sus hombres con cariño y ruido. Como en la historias que están destinadas a terminar bien, el primer balón que tocó el vasco acabó en portería. Gracias a Larrubia, todo hay que decirlo, que en modo diablo condujo una contra y la cedió rasa con la precisión y velocidad idóneas.

Tángana final

Fue una verdadera lástima que el final se afease con varios conatos de tánganas cerca del área antequerana. El árbitro no había tenido que amonestar a nadie hasta ese momento porque ni siquiera hubo entradas feas. Acabó un par de minutos después con expulsión por roja directa de Pol Prats por golpear a Kevin.

No dio tiempo a más en el partido. Sí tras él, donde la plantilla se reunió ante Fondo Sur 1904. “Que sí, joder, que vamos a ascender” y otros cánticos como “Y mete un gol, Alfonso Herrero mete un gol”. La gitana loca y otros grandes éxitos de la playlist malaguista. La chispa ha vuelto a prender. Una cosa inexplicable.

Larrubia, en el Málaga-Antequera Larrubia, en el Málaga-Antequera

Larrubia, en el Málaga-Antequera / Carlos Guerrero

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