Cultura

Culto a la danza en Málaga, sacrificio y pasión: "Es mi vida entera"

Representación de la obra ‘A voces’

Representación de la obra ‘A voces’ / Javier Albiñana

"Si no bailo, me muero", dijo una vez la leyenda del flamenco, Carmen Amaya. Pero, ¿qué es la danza? ¿Qué es esta fuerza capaz de evocar tal deseo de aniquilación al solo imaginar su ausencia? Quizás solo a través de un baile se pueda ofrecer una respuesta coherente a esta pregunta. Por eso, el Conservatorio Superior de Danza de Málaga Ángel Pericet, ha celebrado un año más el Día Internacional de la Danza, y lo ha hecho con una gala cuyo protagonista ha sido el baile.

La Sala Gades se convirtió este viernes 26 en el escenario principal de la celebración, brillando con un espectáculo compuesto por fragmentos de obras coreografiadas e interpretadas por los propios estudiantes del centro. Entre las piezas seleccionadas por los alumnos se incluyeron Fika, A voces, La búsqueda, Magara, Una obra de Shakespeare y Be(nus).

Alba Medina, estudiante de último año, fue la responsable de coreografiar Una obra de Shakespeare, pieza que ha descrito como una montaña rusa de emociones: "Representa la fuerza del amor y la fragilidad de la vida, sirviendo como espejo de nuestra propia humanidad". A pesar de ser un clásico más que conocido, Medina opina que siguen siendo los ballets tradicionales y las historias de amor más famosas las que llenan los teatros y emocionan a la gente. Como parte del proceso creativo, la joven ha destacado la importancia de estar abierto al cambio y la colaboración con los bailarines: "Sobre todo procuro confiar en mi instinto creativo y disfrutar del proceso".

El Romeo de este clásico fue devuelto a la vida por Jesús Gómez. "Quisimos darle a la obra una perspectiva más acrobática", ha comentado el bailarín, que también ha opinado sobre la figura masculina en el mundo de la danza: "En mi clase, de 13 personas yo soy el único chico, y en muchas otras ni siquiera hay. Y creo que se debe en parte a la falta de cultura en la sociedad, y mucho más en España, donde la danza aún no se ve como una profesión seria".

Otra de las obras que iluminó el escenario fue Magara, coreografiada por Lucía Campillos y Lucía González, creadoras y directoras artísticas de la compañía de danza Virgo. Este proyecto, confeccionado desde cero por ambas artistas, utiliza la danza española y el flamenco como canalizador para hacer un recorrido por las distintas fases de la vida de la mujer y los cambios a los que está sujeta: "Se muestra el lado más íntimo y natural de ellas, representando así unión y conexión femenina. Magara nace de la premisa de que ser mujer es suficiente", señala Campillos.

Representación de la obra ‘Fika’ Representación de la obra ‘Fika’

Representación de la obra ‘Fika’ / Javier Albiñana

En estas piezas, extraídas de los proyectos de último curso de los alumnos del centro, participan como elenco los jóvenes bailarines de la especialidad de Pedagogía y del Itinerario de Interpretación, mientras que la coreografía ha sido obra de los estudiantes de Coreografía.

Después de más de 20 años preparando a cientos de profesionales, el CSD Ángel Pericet se ha convertido en un referente en las enseñanzas artísticas tanto en Andalucía como en España, siendo el único centro de la provincia donde se cursan los Estudios Superiores de Danza. El equipo docente, compuesto por 52 profesionales, se esfuerza a diario por "dotar al alumnado de confianza y ser para ellos el soplo en la espalda que les ayude a avanzar sin miedo". 

Así describió María Dolores Moreno, directora del conservatorio, la labor de los profesores del centro. Profesores como Eva de Alva, que enseña danza contemporánea: "Como docentes, aportamos herramientas, conocimientos y habilidades fundamentales para poder dedicarse a la danza de forma profesional. También intentamos enseñar desde el amor hacia el baile, la pasión y el cuidado que requiere".

El centro cuenta con un plan de estudios que oferta dos especialidades; Pedagogía de la Danza y Coreografía e Interpretación. Cada una, a partir del tercer curso, tiene dos itinerarios que permiten adquirir una formación más especializada, atendiendo en su conjunto a los cuatro estilos de baile: flamenco, danza clásica, danza contemporánea y danza española.

En el caso de Pedagogía de la Danza; 'Docencia para bailarines y bailarinas' y 'Danza social, educativa y para la salud', son dos ramas de estudio en las que el Ángel Pericet es pionero en España. "Al final este conservatorio supone una plataforma de lanzamiento para el alumnado, y desde el centro intentamos facilitar su inserción laboral. Por ejemplo, a través de las prácticas realizadas en cada especialidad, que facilitan la creación de contactos, entre otras cosas", comenta De Alva.

Sacrificio, además de pasión, es la palabra que mejor define el camino transitado por aquellos que escogen el baile como profesión. Un camino que se suele empezar a muy temprana edad, y que llega a prolongarse 14 años; cuatro en formaciones básicas, seis en profesionales y cuatro superiores.

"La danza es una forma de vida, una forma de expresión, un lenguaje en si mismo. Pero es muy sacrificado y solo continúan aquellos a los que les apasiona. Trabajar con un instrumento tan delicado como es el cuerpo y la mente requiere horas y horas de dedicación. Se le puede llegar a dedicar entre ocho y diez horas al día. Es comparable a lo que hace cualquier deportista de élite, sumándole capacidad artística e interpretativa", afirma De Alva.

Representación de la obra ‘Una obra de Shakespeare’ Representación de la obra ‘Una obra de Shakespeare’

Representación de la obra ‘Una obra de Shakespeare’ / Javier Albiñana

Sin embargo, la docente ha dejado claro que nadie debe dejar de lado la idea de entrar en la danza, independientemente de la edad, y que nunca es demasiado tarde: "La danza es de todos y para todos y nunca es tarde si se tienen claros los objetivos y la realidad de cada uno".

Támara López, estudiante de último curso de la especialidad de Coreografía e Interpretación de baile flamenco, admite que el mundo de la danza requiere mucho sacrificio y exigencias: "Tenemos que entrenar a diario, pero como el flamenco es mi vida, para mí no es un sacrificio. La danza es mostrar y transmitir emociones que ni si quiera hablando se puede. Yo no se explicarme bien con palabras, pero bailando sé expresar todo. Y lo mejor es que le llega al publico sin tener que decir ni una sola letra".

A pesar de la pasión y dedicación con la que los aspirantes a las distintas profesiones artísticas trabajan día a día, todos ellos comparten un temor común que los acompaña en el día a día: su futuro laboral. Ese vértigo también acompaña a su directora, que al reflexionar sobre el tema, asegura que "hay muchas salidas profesionales", aunque existan dificultades al igual que en otras carreras.

"La danza es un idioma universal que puede iniciarse como una diversión y convertirse después en una profesión con diferentes recorridos. La de bailarín no es la única profesión a la que aspirar, sino también el ser coreógrafo, maestro, terapeuta, crítico de arte, investigador, divulgador, generador de cultura, y así un largo etcétera", declara Moreno.

Para Lucía Albalat, otra de las jóvenes coreógrafas que presentó un extracto de la obra Be(nus), proyecto realizado en colaboración con su compañera Carlota Gutiérrez, el panorama laboral de la danza en nuestro país no destacaba precisamente por su seguridad o estabilidad: "Me dedico a esto porque realmente es lo que me da vida. Disfruto bailando, creando y enseñando. Pero el panorama actual de la danza en España, desde mi punto de vista, es desolador".

"Es prácticamente imposible mantener una compañía con un grupo de bailarines asalariados debido a la inestabilidad del sector y a la escasez de subvenciones y ayudas por parte del Estado. Prueba de ello es la escasa existencia de grandes compañías, y las que hay son las dos estatales y alguna autonómica como el Ballet Flamenco Andaluz", sentencia Albalat.

Campillos, por su parte, describe la danza como una de las carreras más bonitas que hay, además de una de las más largas y sacrificadas. Pero señala que el apoyo hacia los bailarines y sus carreras profesionales no es suficiente: "Mucha gente se tienen que ir fuera de España para encontrar oportunidades ya que, por desgracia, la danza es mejor recibida en el extranjero que en nuestro propio país. Los bailarines somos artistas y estamos al servicio del público, pero somos trabajadores y queremos estabilidad".

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