Al final del túnel

José Luis Raya

Deshojando la margarita

No me cabe la menor duda de que Pedro Sánchez es el mayor estratega de nuestra historia reciente. Ha tenido a media España en vilo realizando todo tipo de cavilaciones. Unos cruzaban los dedos, otros intentaban contemplar diferentes escenarios políticos, otros tantos se frotaban las manos por la ingente cantidad de titulares y tertulias que ha generado para la prensa y medios de comunicación. Podría haber dilatado la incertidumbre 20 días más, así nos hubiera tenido entretenidos generando un sinfín de especulaciones.

Todo aquello que nos producía precisamente temor o vacilación, debemos obviarlo porque ha vuelto totalmente regenerado con mayor contundencia y apremio. Desde aquellas lejanas primarias, PS vuelve a resurgir como la sempiterna Ave Fénix. Es como si hubiera vuelto a ganar unas elecciones. Menudo golpe de efecto. Los andaluces estamos dispuestos a perdonárselo todo, después de la tremenda afrenta recibida teñida con el dolor que produce el ataque a la persona amada. Podremos entender que todas las inversiones vayan directamente a Cataluña; es cierto que ha sido la región más desatendida de España. O al País Vasco, que tanto aporta al erario público. A los andaluces ya no nos importa que haya pueblos en el interior que parezcan Las Hurdes durante la Posguerra o que Huelva sea la provincia más olvidada de África. O que el tren Málaga-Marbella siga tan distante como Córdoba, “lejana y sola”, escribía García Lorca. Es mucho mejor seguir invirtiendo en el noreste. Desde F.Franco las cosas son así. Cuando sea la región más hiperdesarrollada de la Península tendremos que entender que necesiten independizarse sí o sí. Desde todos los rincones de España les robamos continuamente. Es normal que se estén hartando. No necesitarán ni referéndum. El sanchismo es el único que entiende que todos los españoles somos iguales ante la ley y que todas las comunidades merecen los mismos beneficios. Esto es fundamental para el reparto equitativo de la riqueza y los beneficios.

Si hubiera dimitido, hubiera sumido a España en una crisis institucional y política de dimensiones desconocidas. No me gustaría ver a la Montero gritando histérica y saltando al verse como presidenta. Ni a ZP tramando alianzas con Venezuela. Es mucho mejor que haya continuado. Ni a la ultraderecha frotándose las manos. Ahora regresa con fuerzas renovadas y con la comprensión y el apoyo de gran parte de la ciudadanía. Que se prepare la Susana y el facha de Page. O un servidor, por ser tan crítico con mi ideología y no haber sido abducido. Sin duda, es el mayor estratega de la democracia y eso tiene mucho mérito. Entre tanto, Huelva sigue ahí, lejana y sola. Y Marbella.

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