Campanillas Entre la tranquilidad y el atasco al PTA

El distrito Campanillas ante las elecciones municipales de 2019

Los vecinos valoran la vida de ‘pueblo’, pero claman porque el Metro llegue a la barriada y a la tecnópolis

El distrito incluye Santa Rosalía, Campanillas, Maqueda y La Fresneda, entre otros núcleos

Entrada a Campanillas. / Javier Albiñana

Málaga/Nada más poner los pies en Campanillas se nota la primera diferencia con Málaga, de que la que forma parte en la distancia: el trinar de los pájaros. La calle principal tiene el típico ruido del tráfico. Pero en cuanto se caminan unos metros hacia adentro, se palpa la tranquilidad de la barriada que da nombre a un distrito disperso entre la propia Campanillas, Santa Rosalía, Maqueta, La Fresneda, Las Castañetas, Huertecilla Mañas, El Tarajal y Colmenarejo.

Lo mejor de toda esta zona es precisamente eso, la tranquilidad. Lo peor, el atasco al PTA, en el que los vecinos de Campanillas salen salpicados. Debido a las caravanas para acceder a la tecnópolis, muchos conductores atraviesan por Campanillas para llegar. “Al final se colapsa el tráfico por los dos lados. Eso es lo peor de esta barriada por culpa de que el Metro no llegue aquí y al PTA”, resume Francisca García, vecina y trabajadora de la Clínica Doctor Cortés.

Juan García, en su peluquería Nani, con un cliente. / L. G.

Inmaculada Fernández también vive en el barrio y trabaja en la tecnópolis. “Yo voy al trabajo en moto o andando”, afirma. Porque con coche el atasco está garantizado. Raro es el vecino que no ponga las caravanas al PTA como el principal problema de la zona.

Un informe de la Fundación Ciedes recuerda que con la ampliación prevista de la tecnópolis, en los próximos 10 años, se prevé el desplazamiento en el entorno de 40.000 personas. “Es evidente que hace falta articular un transporte público que recoja gran parte de esta demanda o será completamente insostenible”, advierte este organismo. La Fundación propone la extensión del Metro al PTA y, a medio plazo, del tren de Cercanías. También, “la creación de un nuevo acceso este al mismo, que separe los tráficos del centro del distrito”. De eso se queja Salvador Ávila, propietario de una tienda de electrónica. “Con tanto jaleo de coches, esto se está poniendo casi igual que la ciudad”, sostiene.

El PTA, Famadesa, Mercamálaga y el CTM son algunos de sus pilares económicos

Rocío Bonivet tiene una clínica veterinaria en la calle José Calderón. Se vino a vivir a Campanillas porque era más barato que en la capital o en la costa. “Me gusta la vida, que es como en un pueblo; pero hace falta que llegue el Metro”, reivindica. También añade otras carencias a corregir. “A esto le falta un centro deportivo y un mercado”, acota.

La Fundación Ciedes en su Estrategia 2020 para los distritos detalla que a Campanillas le faltan instalaciones deportivas públicas, la puesta en funcionamiento de la piscina municipal, un centro de día, farmacias de guardia, un instituto público de formación profesional y carriles bicis, entre otras mejoras.

El distrito tiene casi 19.000 habitantes y es el menos poblado de los 11 de la capital. Su peso económico es innegable:alberga el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), el Centro de Transportes de Mercancías (CTM), una empresa cárnica que es un referente en la provincia como es Famadesa, el mercado de mayoristas Mercamálaga con su centenar de empresas y polígonos industriales como los de Trévenez y La Huertecilla. “Se podría decir que el aporte del distrito al PIB de Málaga es más que notable, pues sólo el PTA se estima en 2012 que aportaba al mismo entre un 6,05% y un 8,65%”, concreta el documento de la Fundación Ciedes.

En el distrito también hay huertas, muchas familias que suman ingresos con el alquiler a empleados del PTA y pequeños comercios que dan vida a la barriada. Como la Cafetería Socaras donde, detrás de la barra, está Ahmed Mohamadi. Es uno de los socios. También pone los problemas de tráfico como prioridad. Todos los días viene desde Las Delicias, en la capital. “A Cortijo Jurado llego sobre las 7:30 y desde ahí me tiro 45 minutos para entrar a Campanillas”, cuenta.

Como Ahmed, muchos comerciantes viven en Málaga y tienen su negocio en este distrito. Es también el caso de Inmaculada Bautista. “Salgo de Málaga a las 8:00 para llegar aquí a las 9:00. Me trago todo el atasco”, dice mientras supervisa el estanco que explota desde octubre.

Pedro Espada, dueño de una pinturería, vive en la zona desde los cinco años. Tiene 52. Asegura que se ha ido progresivamente, critica robos que se han producido y lamenta: “Es una ciudad dormitorio. Llega el fin de semana y no hay vida”.

Ahmed Mohamadi, socio de la Cafetería Socaras, detrás la barra. / L. G.

En la otra punta de la calle José Calderón trabaja un puñado de jóvenes en la peluquería masculina Nani. Allí está –tijera en mano– su dueño, Juan García. Se crió en la zona. Cualquiera se perdería tratando de llegar a los núcleos urbanos que componen el distrito. Pero él se los conoce al dedillo. Por eso pide que se mejoren las aceras entre Colmenarejo y Huertecilla Mañas. En la peluquería pronto se produce una tormenta de ideas. Clientes y empleados reclaman limpieza, seguridad, carriles bici, farolas... En general mejoras, que vayan más allá de la calle principal. “Y que arreglen una barandilla junto al colegio Luis Cernuda, que un día va a producirse una desgracia”, apunta con énfasis otro cliente.

Se nota que es un distrito de gente trabajadora. Sin lujos, pero que sabe disfrutar de la vida apacible que discurre a unos pocos kilómetros del centro de la ciudad. “El lado malo es que, como no llega el Metro, para desplazarte tienes que coger el coche o perder una hora”, explica Rocío. Porque Campanillas está lejos o cerca, según se mire...

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