Asperones, ejemplo único de olvido
30 años en exclusión
En el pasado pleno del Ayuntamiento de Málaga se aprobó por unanimidad una moción para desmantelar los Asperones y el Defensor del Pueblo Andaluz ha retomado el caso
Málaga/Emilia ya no podrá verlo. Murió hace unos meses de cáncer de pleura causado, muy posiblemente, por amianto en malas condiciones. Pero quizás se esté acercando el momento de decir adiós a Los Asperones. Puede que en esta ocasión a la segunda vaya la vencida y que las dos mociones aprobadas por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento de Málaga, la primera el 26 de enero de 2017 y la otra el pasado miércoles, sirvan para algo. No hay otro final posible para esta barriada que su desmantelamiento, que el derribo de las chabolas y las casas de pladur. No hay otra salida que la inserción de sus gentes en zonas normalizadas con un plan integral que les permita avanzar. El pasado mes de enero el Defensor del Pueblo Andaluz retomó el caso y solicitó de nuevo informes a las Administraciones competentes para que den una respuesta a Asperones. Esa que llevan esperando tres décadas.
El grupo de investigación Resiliencia, Inclusión y Educación (Riedu) de la Universidad de Málaga realizó en enero de 2017 un estudio sobre la situación social de la población de Asperones. Fue un Proyecto de Investigación de Excelencia financiado por la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía. Este análisis se remitió tanto a las autoridades locales y autonómicas como a la Fiscalía de Menores, al Defensor del Pueblo Andaluz y Estatal y a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Se cumplían 30 años de olvido de casi un millar de personas y había que actuar. Pero nada se ha hecho. En 2019 el punto de partida sigue siendo el mismo.
“No hay nada en España como Asperones, y esto lo hemos contrastado con otras universidades”, explica Cristóbal Ruiz-Román, coordinador del equipo Riedu. “Asperones tiene una connotación muy especial y es que fue creada por la administración pública como una barriada de transición para cinco años. Desde entonces no se ha dado respuesta, hay muchas situaciones deterioradas en España, pero nada como Asperones”, agrega el profesor del Departamento de Teoría de la Educación de la UMA. Subraya Ruiz-Román que “es como estar en África, en las zonas Latinoamericanas más empobrecidas, colegas de universidades de fuera nos dicen que es increíble que exista esto. Cómo puede darse una situación tan extrema y dolorosa por el abandono institucional”.
Este enclave, a extramuros de la ciudad, entre el cementerio, desguaces, el depósito municipal de vehículos y las vías del metro, se creó en 1987 con el objetivo de erradicar el chabolismo. El proyecto estaba formado por 140 viviendas para familias, en su gran mayoría de etnia gitana, que venían del Puente de Los Morenos, calle Castilla y la Estación del Perro. Ahora residen 295 familias según los datos del estudio (2017) y apunta que “aunque se trataba de un plan para paliar situaciones de marginación, a partir de la cronificación de esta barriada de transición se han hecho más complejas las situaciones de exclusión de las familias”.
El alejamiento, uno de sus muchos problemas
Allí quedaron varadas con una calle sin aceras y tan sólo una parada del autobús urbano, la línea 23, como conexión con el resto de la ciudad. Los institutos de Secundaria que atienden al alumnado del barrio se encuentran entre 2,5 y 5 kilómetros de distancia de la fase I y III. El centro de salud a 3 kilómetros y la farmacia más cercana a 1,5. En una población que vive en los umbrales de la más estricta pobreza, las dificultades para acceder a los lugares básicos se multiplican por diez. “La clave del problema de Asperones es su alejamiento”, considera Ruiz-Román. Y “entre el estigma y el alejamiento a la gente se le ha quitado muchas posibilidades de formación”, añade y apunta que “muchos niños han tenido problemas de movilidad para ir al instituto, si no tienen recursos para ir en autobús no pueden desplazarse”.
El informe también señala que es el único barrio de Málaga por donde pasan las líneas del Metro y no cuenta con parada. “Si el entorno físico es agresivo, también lo es el estigma, además de ser apartados y marginados, los vecinos también han sido etiquetados de peligrosos, delincuentes, sospechosos y conflictivos”, dice el estudio de la Universidad de Málaga. Y eso que tan sólo el 6,3% de sus habitantes tiene algún problema con la justicia. De 961 personas solo 26 de ellas se encontraban en prisión hace dos años. Pero no es fácil quitarse esa imagen y el estudio asegura que, según testimonios de los propios vecinos, en muchos casos ocultan su lugar de residencia cuando buscan trabajo. “Asperones se ha convertido en una condena cronificada para las 295 familias que residen allí”, señalan los investigadores.
El 92% de la población activa está en paro
Otro dato significativo es la media de edad de su población, que está en los 26 años mientras que en España asciende a los 42. Este indicador sitúa a Asperones más cerca de países empobrecidos como Sudáfrica, Siria, India o Pakistán, cuya media se encuentra entre los 23 y 28 años. Su esperanza de vida se acorta y queda lejos de los territorios europeos a los que pertenece. En cuanto a la situación laboral, ya en 1993, seis años después de la creación de la barriada, se detectaba un porcentaje alarmante de desempleo en Asperones, siendo del 61%, casi el doble del que existía en Andalucía. Hoy esa situación se ha agravado aún más llegando al 92,3% de la población activa en paro, según el informe de la UMA.
“Estos datos no dejan lugar a dudas del nocivo efecto que ha tenido el que una barriada de transición haya sido trasladada a las afueras de la ciudad y se haya cronificado, perjudicando en gran medida la inserción laboral de su población”, señalan los investigadores en el estudio, entre ellos Isabel Bernedo y Jesús Juárez. A esto hay que sumar, agregan, “que el 68,2% de la población activa no tenga ninguna prestación”. Dentro de este amplio porcentaje, el estudio detectó que hay un 41% que no tiene ni prestación ni ingresos, aunque sea de economía sumergida y que el 27% consigue subsistir gracias a lo que saca vendiendo chatarra, aparcando coches, en la venta ambulante o ejerciendo de taxistas dentro de la barriada.
El absentismo descienden, los titulados aumentan
En el terreno educativo la cosa está cambiando en Asperones. Aunque aún ocho de cada diez personas no poseen titulación académica, cada vez son más los que continúan con sus estudios después de terminar el colegio. El informa de la UMA destaca que hace nueve años nadie tenía el graduado en Secundaria en 2017 ya pasaron de 42 los estudiantes que lo obtuvieron, muchos de ellos por la modalidad libre o de adultos. De ahí la importancia de la comunidad educativa del centro del barrio, el colegio María de la O, y del apoyo escolar que brindan programas como el Proinfancia de la Obra Social la Caixa. Ya hay jóvenes que han terminado un ciclo formativo y hasta uno de ellos que ha llegado a la universidad.
El absentismo, que ha bajado del 37% de 1993 al 5,7% de la actualidad, es clara muestra de que la formación y la cualificación preocupa cada vez más a las familias. “El colegio María de la O es un referente en Educación y ha recibido múltiples premios, pero al final es un colegio que está excluido. ¿Cómo se puede hacer inclusión dentro de la exclusión? Por mucho que puedan hacer los maestros, a pesar de ser unos genios, no se puede hacer inclusión en ese contexto, es un contrasentido, es muy difícil”, plantea Ruiz-Román. Para el coordinador del grupo Riedu, “los niños de Asperones tendrían que relacionarse con niños de otros ambientes, el gueto está tan focalizado que es muy difícil la inclusión”.
"Es una indignidad tener un trozo del tercer mundo en Málaga"
Patxi Velasco, director del centro educativo, actuó de portavoz en el pleno del 6 de febrero. “Es una indignidad que haya un trozo del tercer mundo en nuestra ciudad”, dijo. “Llevamos seis meses sin alumbrado público. Alguien nos castiga y no sabemos por qué, somos ciudadanos pero no tenemos las cosas que tiene el resto de la ciudad, ni semáforos, ni pasos de cebra, ni tiendas, ni escaparates, ni papeleras...”, comentó el docente. “Somos la única barriada por donde pasa el Metro, a una distancia que al principio parecía hasta peligrosa, y no tenemos parada, Los Asperones no cuentan, una vez más. Tampoco nos empadronan correctamente, no hay un registro adecuado de la población”, apuntó Velasco.
Y dejó claro que los vecinos no quieren vivir más en esta situación. Una encuesta que realizó la UMA junto a Cáritas, desveló que el 87% de las personas quiere salir de allí “pero no a cualquier precio, no para irse a La Corta, a La Palmilla o Las Castañetas”, indica Cristóbal Ruiz-Román. “Desde el equipo de barrio se insiste en que no puede ser un plan de salida de vivienda, sino un plan que permita a la gente tener unos recursos para poder salir. Y esos son fundamentalmente educación y formación, el empleo es lo que da posibilidades de integración”, agrega el profesor de la UMA.
“Os unís cuando hay una tragedia, una catástrofe y aquí decimos que Asperones es una tragedia y una catástrofe no natural pero sí social, y estamos haciendo mucho daño, sobre todo a los niños que veo”, afirmó Velasco en el Pleno, al que pidió unidad para trabajar por el bien común. “Tengo niños que las madres le ponen colacao con agua, eso no puede pasar en 2019, tenemos que intervenir y actuar ante este maltrato”, señaló y reiteró la necesidad de ese “plan integral” que les ayude a tener la autonomía de ciudadanos que necesitan. “Asperones es un sufrimiento injusto y evitable, somos todos responsables, lo sabemos hacer y ya se ha hecho antes, solo falta voluntad”. Y esa es la que volverá a pedir el próximo 22 de febrero cuando se reúnan con Raúl Jiménez, Teresa Porras y Francisco Pomares.
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