Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Málaga/Décadas lleva el distrito Palma-Palmilla con el estigma grabado a fuego. Ese que no invita a entrar en sus calles y pasearlas con tranquilidad. Quizás por eso sea una zona tan nombrada pero tan poco conocida en realidad. La serie Malaka, producida por Globomedia para TVE, ha abierto una ventana para mostrar una Málaga que palpita a diario en un extremo diametralmente opuesto al escenario turístico y cultural.
Y ha suscitado un debate externo en redes, en distintos foros, en los medios de comunicación. Pero por dentro, entre los protagonistas, en las casas de las más de 200 personas que han participado en el rodaje, el efecto Malaka ha sido una corriente de aire fresco que les ha proporcionado, como poco, el sustento durante días.
Jesús Rodríguez El Chule, “líder por naturaleza en el barrio”, como él mismo dice, fue junto a ManoloTrigo uno de los guías de esta producción televisiva. Además de participar como actor frente a la cámara. “Dimos unas vueltas para que vieran el barrio y sobre la marcha fue fluyendo todo, decidían si una calle les gustaba, si querían a una u otra gente... y cogieron a más de 200 personas de figurantes”, explica El Chule.
“Gracias a Malakamuchas personas han comido, porque pagaban unos 60 ó 70 euros el día de rodaje y algunos han estado varias jornadas”, agrega. Para este activista solidario, creador del comedor social Er Banco Güeno en el que se ofrecen unos doscientos menús diarios, “mucha gente ha salido beneficiada” ya que “han podido comer familias que no tenían nada para echarse a la boca”.
El Chule ya ha rodado con anterioridad y sabe lo que es ponerse delante del objetivo. “He vivido muchas situaciones, tengo mucha experiencia de vida y sé cómo meterme en ese papel”, asegura. Pero para la gran mayoría, la experiencia de Malaka ha sido una primera vez. “Los niños han flipado, quizás salga de aquí algún actor”, agrega Jesús Rodríguez.
A Salva Reina, el protagonista de la serie, ya lo conocía porque habían hecho una recogida solidaria de alimentos y juguetes en La Cochera Cabaret, sala que gestiona Reina, para La Casa de la Buena Vida y Er Banco Güeno.
“Álvaro, Bea y Pedro fueron los que entraron al barrio con una educacióntremenda, con un tacto que nos gustó mucho. Abrimos esa puerta porque nos trataron muy bien”, destaca El Chule y subraya la conexión que tuvieron en todo momento con el equipo de rodaje.
En cuanto a la imagen que se traslada en la pequeña pantalla de esa Málaga más sórdida, la opinión de El Chule no admite dudas. “Me ha encantado”, admite. “ Me gusta la imagen cruda y real que tiene porque ha plasmado cómo está el barrio, deteriorado y olvidado, el alcalde Francisco de la Torre y el concejal del distrito, Francisco Pomares tendrían que mirar más por el barrio y arreglarlo, porque parece un territorio fantasma, ya basta de invertir solo en el centro y el Muelle Uno cuando hay barrios así, con tanto paro y tantas necesidades”, agrega El Chule.
Para este activista solidario, uno de los personajes más carismáticos del distrito, la serie “está enseñando las vergüenzas a los políticos”, todo lo que está por hacer. “Malaka es algo que nunca se ha visto, algo muy real que ha enseñado la cruda realidad y se han beneficiado de ella muchas personas”, reitera.
De ahí que hubo momentos en los que “casi nos colapsamos de gente que venía pidiendo trabajo, salir de extra, que decían que no tenían para comer, para la bombona de butano o los libros de los niños, todos querían trabajar, todos querían ser figurantes”.
Aunque es una ficción, la serie vuelve a relacionar Palma-Palmilla con el mundo de la droga. “El tema de la droga está en todos lados, en todo el mundo. En Palma-Palmilla hemos pagado por ello y hemos aprendido con creces lo que trae el mundo de la droga, la gran mayoría sabe que sólo trae cárcel, muerte y enfermedad, pero droga hay en el mundo entero.
Lo que hay que hacer con este barrio es dar trabajo a la gente y no echarla a la calle con desahucios”, apunta El Chule, renegando de fondos buitre que han comprado edificios enteros para vaciarlos de vecinos. Esos que siguen luchando para sobrevivir, que lo hicieron antes y lo seguirán haciendo tras el efecto Malaka.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios