Málaga: lo que se puede hacer

Calle Larios

Ya que toca pensar en clave europea, a lo mejor podemos encontrar en el continente soluciones urbanísticas favorables a una gestión más razonable de los espacios públicos y a una convivencia más respetuosa

El nuevo Parque Central de Gdynia, en Polonia: con la de pisos de lujo que se podrían construir ahí.
El nuevo Parque Central de Gdynia, en Polonia: con la de pisos de lujo que se podrían construir ahí. / M. H.

Málaga/Tal y como rezan sus bases, el Premio Europeo del Espacio Público Urbano es una iniciativa del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que, desde el año 2000 y de manera bienal, “reconoce las mejores intervenciones de transformación en los espacios públicos de las ciudades europeas”. El reconocimiento, de carácter honorífico, “se otorga conjuntamente a los autores y a los promotores de obras realizadas en los 47 países que conforman el Consejo de Europa” y da la máxima difusión a las obras seleccionadas por medio de la red de colaboradores europeos del proyecto. En este 2024 se hizo pública la correspondiente convocatoria con un calendario bien estipulado: ya cerrado el plazo de inscripción, el jurado se reunirá a finales de este mes para la selección de los finalistas que se hará pública el 1 de julio. Ya en septiembre, se presentarán los proyectos finalistas en un acto público que tendrá lugar en Barcelona y en octubre se entregarán los premios definitivos. Las bases incluyen dos categorías: una general y otra denominada Frentes marítimos, reservada a las actuaciones proyectadas o recientemente realizadas en zonas costeras. A la espera de que se conozcan las intervenciones ganadoras, la página web de la convocatoria del premio permite conocer las obras presentadas en ambas categorías, ya realizadas en los últimos años o aún en fase de proyecto. La nómina de aspirantes es abultada y todavía no se ha establecido más filtro que el de la mera inscripción, con lo que hay de todo, claro. Pero un mero vistazo permite extraer algunas conclusiones sobre las soluciones que muy diversas ciudades europeas (con notable participación española) están aplicando para armonizar sus espacios públicos con los requerimientos propios de la ciudadanía. Y, bueno, ya que las elecciones al Parlamento Europeo nos invitan a pensar en clave continental, también podemos hacerlo de esta manera. Sobre todo para que cuando nos pregunten la próxima vez “y entonces, qué solución propones”, podamos responder que ya lo dijimos.

Los cubos blancos que tanto parecen gustar aquí a nuestros gestores urbanísticos están en Europa en franca retirada

En la categoría general hay candidaturas cercanas como la del Parque Jardines Mediterráneos de La Hoya, en Almería, el nuevo itinerario paisajístico en torno al estuario norte del río Odiel en Huelva, las plazas del Eixample barcelonés y la singular Urbanización de la Plaza del Deporte en Ávila. No hace falta decir que no se ha presentado ninguna iniciativa malagueña, pero de lo que se trata aquí es de llamar la atención sobre lo que se está haciendo en otros sitios. Por ejemplo, la rehabilitación del antiguo campo de fútbol de La Cacharra en Ávila ha añadido al entorno zonas verdes, áreas recreativas infantiles y distintos elementos de mobiliario urbano además de un eje peatonal hasta conformar la nueva Plaza del Deporte. Similares consecuencias, ya fuera de España, han tenido los trabajos de transformación de la Plaza Schengen de Amberes y la conocida como Hora Azul del Spreepark en Berlín, una monumental instalación futurista destinada a preservar, precisamente, la integridad del parque para el disfrute ciudadano. Algunas intervenciones son de gran calado, como la completa reurbanización del centro histórico de Ankara bajo criterios de sostenibilidad ambiental, la nueva Plaza Central de Dublín o el flamante Parque Central recién abierto en el corazón de Gdynia, una ciudad polaca de 250.000 habitantes. Hay obras que directamente incitan a la salivación, como el Archivo del Futuro de la ciudad alemana de Lichtenfels o la reforma del antiguo Cuartel de Santa Bárbara de Lisboa para su uso ciudadano. También hay iniciativas populares, como los Clústeres Urbanos de Londres, y hasta bosques urbanos como el abierto en el antiguo canódromo de Palma. En la categoría Frentes marítimos destaca la creación de nuevos paseos marítimos como los de Dhërmi (Albania), Delfzijl (Países Bajos), La Canea (Grecia) y ciudades españolas como Alicante y Santa Cruz de Tenerife. Hay también nuevos paseos portuarios como el de Norrtälje (Suecia), espacios públicos recuperados o abiertos en pleno litoral (como el dique verde de Middelkerke, en Bélgica) y hasta una terminal de cruceros en Tallin (Estonia). Tampoco faltan infraestructuras como la nueva Biblioteca Pública de Oslo, ubicada en el puerto de la capital noruega y cuyo perfil recuerda al del proyectado Auditorio de Málaga.

Si entendemos la Plaza de San Pedro de Alcántara como ejemplo de preservación del espacio público, tenemos la ciudad que tenemos

De todo este paisaje podemos extraer algunas conclusiones. A nivel arquitectónico, los cubos blancos que tanto parecen gustar aquí a nuestros gestores urbanísticos están en Europa en franca retirada. Se advierte la preferencia por construcciones mucho más discretas y, algo que creíamos ya asumido en la arquitectura moderna, en diálogo mimético con entornos patrimoniales y naturales. De hecho, basta revisar las obras ya reconocidas en anteriores ediciones del Premio Europeo el Espacio Público Urbano para advertir una especial valoración de las soluciones que tienden a revelar las identidades culturales, históricas y medioambientales respecto a las que, por el contrario, tienden a ocultarlas. Pero lo que quizá resulta más significativo es el modo en que no pocas ciudades parecen sacudirse el horror vacui y reservar espacios a la ciudadanía, sin miedo a dejar de percibir los ingresos que llegarían si construyeran más edificios o si dedicaran tales superficies al uso hostelero. Es cuanto menos curioso que tanta gente se haya vuelto loca ahí fuera: será el agua. Málaga, por el contrario, mantiene firme su apuesta por poner a la venta hasta el último palmo y dejar que los barrios prolonguen la agonía de su decadencia hasta que todo quede al fin a merced de los pisos de lujo y los apartamentos turísticos. Si aquí entendemos como rehabilitación del espacio público actuaciones como la realizada en la Plaza de San Pedro de Alcántara, dejando escapar de paso los fondos europeos disponibles, pues tenemos la ciudad que tenemos. Qué le vamos a hacer, aquí solo meten dinero especuladores orientales y fondos buitre que quieren sus ganancias cuanto antes. Por algo será.

stats