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Bucarest/El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, dijo en Bucarest que el número refugiados que han huido de Ucrania ha rebasado ya el millón de personas y las llegadas continuarán aumentando "si las acciones militares" no se detienen.
"Estoy aquí en el día en que se han contabilizado un millón de refugiados en las fronteras de Ucrania", señaló Grandi en uno de sus actos en la capital rumana, en la que se ha comprometido a apoyar con dinero y otros recursos a Rumanía y otros países receptores de refugiados, como Moldavia y Polonia.
Grandi ha subrayado la magnitud sin precedentes recientes en Europa de esta crisis humanitaria. "No recuerdo, y llevo trabajando muchos años con refugiados, un éxodo así en una semana", dijo el alto comisionado, que tiene una experiencia de décadas en este campo.
El flujo de llegadas de refugiados ucranianos puede aumentar si Rusia intensificó todavía más sus bombardeos de objetivos civiles para romper la resistencia a su invasión.
La visita de Grandi ha coincidido con el viaje a Rumanía de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha hablado con las autoridades rumanas de la inminente creación de un centro logístico en Rumanía para centralizar la ayuda humanitaria que llegue de toda Europa y enviarla desde aquí a Ucrania.
"Para nosotros es importante poder centralizar todos los recursos aquí, lo más cerca posible de Ucrania", dijo Von der Leyen, que agradeció "el pragmatismo y la flexibilidad" de Rumanía a la hora de afrontar la avalancha de desplazados ucranianos.
En su reunión con el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, Von der Leyen habló de la necesidad de redoblar el apoyo internacional a la República de Moldavia, un país de apenas 2,6 millones de habitantes por el que ya han pasado un número de refugiados equivalente al 2 % de su población.
Igual que ocurre con Rumanía, donde han entrado en la última semana cerca de 140.000 ucranianos, Moldavia es un país de paso para los desplazados, que son casi exclusivamente mujeres, niños y ancianos.
La inmensa mayoría de ellos salen de Ucrania por las fronteras con Moldavia y Rumanía y prosiguen, por tierra o en avión, hacia países occidentales donde algunos tienen familiares.
Otro de los países de la UE con frontera con Ucrania es Hungría, donde el Gobierno anunció hoy que han llegado más de 120.000 ciudadanos ucranianos. Buena parte de estos refugiados tienen como destinos finales países con comunidades ucranianas numerosas, como Polonia, Alemania o la República Checa.
Mientras tanto, Eslovaquia, otro país limítrofe con Ucrania, ha recibido ya a 79.059 refugiados de Ucrania, según dijo a Efe la portavoz de la Policía, Denisa Bárdyová.
El país fronterizo con Ucrania al que más refugiados llegan es, sin embargo Polonia, que ya ha recibido a más de 575.000 desplazados procedentes de Ucrania.
En la República Checa vivían antes del comienzo de la guerra 160.000 ucranianos. Desde que los tanques rusos comenzaran la invasión a gran escala de Ucrania han entrado en Chequia 24.708 ucranianos, de los que más de 13.000 han recibido visados especiales que les permiten trabajar y acceder a la sanidad.
Ante esta situación, el Gobierno de Praga ha declarado el estado de emergencia.
La avalancha de refugiados de Ucrania ha provocado grandes retos a los países afectados, pero también una ola de solidaridad ciudadana de la que participan oenegés, organizaciones religiosas y personas de a pie de toda condición y nacionalidad.
En Rumanía, cientos de ciudadanos han viajado hasta la frontera con sus vehículos para trasladar de manera gratuita a los que llegan, mientras que otros ofrecen alojamiento en sus casas a los desplazados que lo necesiten.
Lo mismo ocurre en la vecina Hungría, donde cada vez más gente ofrece ayuda para aliviar la situación de los refugiados, donando alimentos y ropa, pero también apoyando el trabajo de los voluntarios traduciendo o asegurando alojamiento a los recién llegados.
El hecho de que la mayoría de refugiados no se quede en los países limítrofes y busque acomodo en muchos otros lugares ha facilitado las cosas a las autoridades de los Estados receptores.
"De momento ha salido la gente que tiene más medios, pero las cosas podrían complicarse aún más cuando lleguen quienes tienen menos recursos", dijo a Efe el coordinador en Rumanía de la ONG española REMAR, Juan Carlos Gálvez, que atiende a los refugiados cerca de la frontera rumano-ucraniana.
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