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Día del Libro en Málaga
Málaga/Seguramente lo mejor de la jornada fue su ajuste en términos de ambición: después del severo castigo impuesto mediante la crisis del coronavirus al sector cultural, y muy particularmente al mundo del libro, los pequeños detalles son tremendamente importantes. Y de eso se trataba, de un detalle, de una pequeña ventana abierta al encuentro en torno a los libros, uno de los mejores motivos, acaso, para que dos o más personas se encuentren. Málaga se adhirió este jueves a la celebración del Día de Libro aplazada desde el pasado 23 de abril por la misma emergencia sanitaria, en una suerte de convocatoria a destiempo, como en una primavera improbable nacida bajo el sofocante trasiego de julio; y lo hizo con una emulación de su Feria del Libro, con apenas una decena de puestos defendidos por las librerías y algunas instituciones de la ciudad en, eso sí, un enclave tan renovado y flamante como el entorno de la Alameda. La calle Tomás Heredia, con un pie puesto en el Soho, sirvió para vestir de largo la propuesta, en lo que fue una tentativa satisfactoria de la 50 edición de la Feria del Libro que, si la Covid lo permite, tendrá lugar en octubre en la misma Alameda Principal como flamante libródromo a estrenar. Durante toda la mañana se acercaron curiosos, lectores, cómplices y autoridades como el alcalde, Francisco de la Torre, con la intención de conversar un rato en un ambiente distendido y amable, siempre entre libros, con la lectura como protagonista para quien quisiera arrimarse a la buena sombra, ya fuese literal o figurada.
Y en los puestos, autores como Ignacio Gómez de Liaño (quien firmaba ejemplares de su último libro, Filosofía y Ficción, recién publicado por la editorial malagueña EDA), Pepo Pérez (quien dejó satisfechos a todos los seguidores de su cómic El Vecino que acudieron a por la rúbrica), Miguel Ruiz Montañez (quien hizo gala de su calidad de best seller con La sangre de Colón) o Javier La Beira (quien hizo lo propio con su recién publicado y muy recomendable libro de viajes Múnich resplandece, publicado por la editorial Frato) departían, intercambiaban impresiones con lectores y amigos, analizaban el estado de la cuestión y ponían alma e inspiración en tal ocasión para el encuentro, muy a pesar de las mascarillas siempre puestas, la distancia de seguridad siempre preservada y los dispendadores de gel que campaban por doquier.
En los puestos de flores de la misma Alameda Principal era posible adquirir una sola rosa para completar la compra literaria al más puro estilo Sant Jordi. Además, el Centro Pompidou, el Museo Ruso y la Casa Natal de Picasso participan este jueves en el Día del Libro con varias actividades al respecto durante todo el día. Así parece Málaga recuperar lo que es suyo. Con un libro en la mano.
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