El artista malagueño José Luis Puche expone 16 obras en su primera individual en Sídney
Los dibujos, once de ellos de gran formato, se mostrarán en la prestigiosa galería Olsen del 19 de enero al 5 de febrero
En 'El legado del agua' las obras no giran en torno a una base conceptual sino en relación al uso formal del agua
Málaga/En las antípodas, con diez horas de diferencia, con costumbres, modos y maneras tan distantes, en plena sexta ola y con las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia, el arte del malagueño José Luis Puche se abrirá paso en su primera exposición individual en Sídney.
La prestigiosa galería Olsen, con sede también en Nueva York y Los Ángeles, inaugura el próximo 19 de enero la muestra El legado del agua. Compuesta por 16 obras de reciente creación, realizadas ex profeso para la ocasión, estará comisariada por la art manager australiana Kate Smith y se podrá visitar hasta el 5 de febrero.
Esta será la tercera vez que José Luis Puche exponga en la ciudad australiana. En las dos ocasiones anteriores participó en muestras colectivas, como la que se llevó a cabo en el emblemático edificio de la Ópera de Sídney. “Trabajar con la galería Olsen es para mí algo muy positivo porque teje sus redes en tres ciudades muy importantes en el arte contemporáneo global”, comenta el artista malagueño, que no podrá viajar a Australia por la cuarentena que el país impone a los recién llegados.
Aún así, sus creaciones volarán solas y una gran parte de ellas ya tiene compradores. “Tenemos buena parte de la exposición vendida sin haberse inaugurado, hay coleccionistas particulares que siguen mi trabajo, ya son varios años de relación con Sídney y había incluso lista de espera, poco a poco han ido reservando sus obras”, explica Puche. Y la fascinación que sienten por el artista malagueño está relacionada, sin lugar a dudas, con su calidad artística.
“José Luis posee una habilidad única para combinar un hermoso y expresivo color con un elemento artístico de exquisito retrato. Hay elementos figurativos surrealistas subyacentes que deben ser interpretados por el espectador, pero todos son evidencia de una belleza y poder únicos en todas sus obras”, apunta la comisaria de la exposición, Kate Smith. Desde 2015 ha representado y expuesto el trabajo de Puche y considera “asombrosa” la evolución de sus “extraordinarias imágenes basadas en el dibujo”.
El legado del agua la componen 11 piezas de gran formato, de 153x113 centímetros y otras cinco de 76x56. Todas ellas fechadas en los últimos meses de 2021. José Luis Puche explica que las obras no giran en torno a una idea o a una base conceptual, sino que es la parte formal, el uso del agua sobre el carbón del dibujo, lo que aporta unidad a la serie.
“Voy haciendo un dibujo cada vez más orgánico, en el que el agua tiene cada vez más presencia, el agua como materia constructora y destructora, a la vez”, dice Puche y agrega que ha dado más presencia “a esta parte formal de mi trabajo artístico que a una base filosófica y poética, El legado del agua está más relacionado con el proceso de investigación que hago con el propio dibujo, el agua es un medio para llegar a la imagen que quiero”.
El placer, dice, es la ley que impera en estas 16 obras. “En ellas hay historias de triunfo, luz, cierta magia, paisajes inquietantes, de algún modo trabajo con las imágenes como si fuesen un pozo de recuerdos y cada espectador interpretará la obra según sus propios recuerdos, sus asociaciones, cada uno construye la narrativa que le va a dar a esa obra”, asegura el artista malagueño.
También indica que “todo es dibujo, no hay pintura” y como siempre lo construye a carboncillo. “Luego arrojo agua con una brocha, las gotas golpean el papel y esa agua va destruyendo el dibujo y lo que queda es un testigo de lo que ha ocurrido, un testimonio de los que había, más que en dibujo se convierte en un acontecimiento”, añade.
Así que el líquido que deshace también hace y construye del mismo modo que desdibuja. “Es que la vida funciona así, se construye tras una destrucción previa”, sostiene Puche, inmerso en un proceso de internacionalización de su trabajo. Tiene proyectos para Estados Unidos y México y alguna propuesta en Brasil.
Sigue creando desde Málaga pero, aunque las redes sociales ayudan de forma exponencial a la difusión de las obras, se hagan donde se hagan, está pensando en mudarse a Nueva York. “Estar allí es vivir una experiencia que sería inigualable por el contexto que tiene la ciudad en el arte contemporáneo, puedes trabajar desde cualquier parte del mundo pero el contacto directo con la obra, con los creadores, es muy enriquecedor”, estima.
Antes de eso, terminará el cartel del Cautivo para esta próxima Semana Santa y se sumergirá de lleno en el próximo reto.
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