Un lustro en la ciudad museo

Museos en Málaga

La Agencia Municipal para la gestión de espacios museísticos, creada tras la inaguración del Centro Pompidou Málaga y el Museo Ruso, cumple cinco años con luces y algunas sombras

Exposición de Pável Filónov inaugurada en la Colección del Museo de Arte Ruso de San Petersburgo en otoño de 2015. / Javier Albiñana

Málaga/Seguramente no hay un contexto menos favorable para celebrarlo, pero hace cinco años el lema Málaga, ciudad de los museos cobró un sentido definitivo: el 25 de marzo de 2015 vio la luz la Colección del Museo de Arte Ruso de San Petersburgo en Tabacalera y tres días después lo hacía el Centro Pompidou Málaga en el Cubo del Muelle Uno. La jugada obedeció a un órdago sin precedentes en la ciudad: sólo unos cuantos meses antes había anunciado el alcalde, Francisco de la Torre, la llegada de los dos equipamientos, con lo que empezaron unas obras a contrarreloj que, especialmente en el caso del Pompidou, que exigía la conversión en espacio museístico de una superficie prevista para un supermercado con un gran parking, llegaron a ser agónicas. El mismo De la Torre no ocultó que semejante desembarco obedecía, en primera instancia, a un empeño personal: movido por el fiasco que supuso la carrera por la Capitalidad Cultural de Europa en 2016, y ante la imposibilidad de construir con esfuerzos exclusivamente municipales su deseado Museo de Museos, el alcalde se lanzó a protagonizar una ardua tarea diplomática y a negociar con instituciones museísticas de la primera liga internacional su presencia en Málaga, aunque fuese por plazo limitado. En lo que se refería a la cuestión museística, la calidad cultural de Málaga quedaba sostenida entonces principalmente por el Museo Picasso, impulsado por la Junta de Andalucía de la mano de la familia Ruiz-Picasso; y el mismo Gobierno Andaluz se haría cargo del Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana desde el mismo momento de su inauguración, celebrada finalmente en diciembre de 2016. De esta forma, a pesar de contar con la Fundación Picasso Casa Natal bajo su titularidad, y de impulsar el CAC y el Museo Carmen Thyssen, el Ayuntamiento necesitaba una jugada maestra para no verse desplazado en una materia harto sensible por su vinculación turística. Y la jugada llegó.

'Metamorfosis', primera colección semipermanente del Centro Pompidou Málaga, inaugurada en marzo de 2015. / Javier Albiñana

Pero no sin dudas. El Centro Pompidou abrió sus puertas con un compromiso de permanencia de cinco años prorrogable a otros cinco (finalmente, la prórroga se acordó sin muchos problemas) mientras que el Museo Ruso lo hizo con un compromiso inicial de diez años prorrogable a otros diez. El Ayuntamiento abonaría un canon a cada institución de un millón de euros al año y, además, se haría cargo de todos los transportes y los seguros de cada una de las exposiciones (los dos centros compartirían además el mismo modelo de programación, con una gran exposición de largo recorrido -semipermanente en el caso del Pompidou, anual en el caso del Museo Ruso- con otras exposiciones de menor envergadura y de carácter temporal), lo que se tradujo en un gasto anual de unos cinco millones de euros desde entonces, una partida considerada excesiva por la oposición municipal dado que el Ayuntamiento ya invertía más de tres millones de euros al año en el CAC. Tampoco faltaron críticas contrarias a lo que algunos consideraban un modelo franquiciado, entendido como un simple acuerdo financiero bien goloso para las instituciones museísticas participantes, para las que todo serían beneficios, pero que dejaba fuera tanto a los artistas locales como a la posibilidad de constituir colecciones propias con un futuro ligado, en exclusiva, a Málaga. En realidad, el Ayuntamiento ya conoció críticas similares cuando protagonizó otro órdago similar para garantizar que la colección de Carmen Thyssen se quedaría en el Palacio de Villalón. El tiempo ha demostrado, sin embargo, que si bien las principales exposiciones de estos centros están reservados a los fondos de las instituciones de las que dependen, la participación local está garantizada tanto a artistas plásticos como a escénicos y audiovisuales, además de músicos y escritores, merced a las numerosas actividades programadas a lo largo del año. El Museo Ruso, además, ejerce una función clave en la descentralización de la oferta cultural de Málaga, por más que las cifras de visitantes no terminen de ser las esperadas y, especialmente en los dos últimos años, haya registrado una inmerecida pérdida de afluencia. Cinco años después, puede decirse que la ciudad de los museos no puede entenderse sin el Centro Pompidou y sin el Museo Ruso. Y seguramente esta evidencia da por cumplido el objetivo.

Cinco años en números

640.340 visitantes en la Casa Natal de Picasso entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de diciembre de 2019. El mejor registro corresponde a 2105, con un total de 133.822 visitantes.

851.575 visitantes en el Centro Pompidou Málaga entre el 28 de marzo de 2015 y el 31 de diciembre de 2019. El mejor registro corresponde a 2019, con un total de 117.491 visitantes.

471.215 visitantes en el Museo Ruso entre el 25 de marzo de 2015 y el 31 de diciembre de 2019. El mejor registro corresponde a 2017, con un total de 116.897 visitantes.

Para hacer frente al reto, en aquel mismo 2016 el Ayuntamiento creó la Agencia municipal para la gestión de la Casa Natal de Picasso y otros equipamientos museísticos, que se haría cargo de la Fundación Picasso Casa Natal además del Pompidou y el Ruso (el Museo Carmen Thyssen está regido por la Fundación Palacio de Villalón, de carácter mixto, y el CAC es un centro público de gestión privada). De la Torre puso al frente a quien era entonces director de la Fundación Casa Natal, José María Luna, ya que el envite pasaba por hacer del veterano centro de la Plaza de la Merced todo un museo picassiano por derecho, sostenido principalmente en sus colecciones propias. Aquel empeño dio en el traste, en gran medida, cuando la ampliación de la institución, más allá del local ganado a la causa en el número 13 de la Plaza de la Merced para uso expositivo en 2005, se daba por imposible después de varias tentativas, al menos a medio plazo. No obstante, la creación de la Agencia se tradujo en una proverbial multiplicación de la afluencia de la Casa Natal como espacio museístico. Los números hablan por sí solos: entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de diciembre de 2019, el centro recibió un total de 640.340 visitantes. Eso sí, el año de mayor afluencia fue el mismo 2015, con 133.822 visitantes; desde entonces, la Casa Natal ha experimentado una ligera pérdida progresiva, cada año, hasta los 121.406 de 2019, muy a pesar de exposiciones del calado de Arte español en la colección de la Fundación Picasso (2016), Palau Mira a Picasso (2017), La suite de los saltimbanquis (2019) y Exilio y nostalgia (2019), además de la colección permanente, Picasso. Momentos decisivos. En el mismo plazo, la institución celebró 1.500 actividades culturales y educativas que contaron con la participación de 26.575 personas. En este lustro, además, la Casa Natal de Picasso ha prestado 197 obras a 33 exposiciones nacionales e internacionales.

'Exilio y nostalgia', exposición celebrada el año pasado en la Casa Natal de Picasso. / Carlos Díaz / Efe

En cuanto al Centro Pompidou Málaga, entre el 28 de marzo de 2015 y el 31 de diciembre de 2019 el museo del Cubo del Puerto recibió a un total de 851.575 asistentes, que disfrutaron sus dos colecciones semipermanentes (la tercera, De Miró a Barceló, se inauguró este mismo mes de marzo) y exposiciones como las protagonizadas por artistas como Joan Miró, Philippe Starck, Jean Dubuffet, Jim Dine, Daniel Buren y Henri Matisse, además del festival anual Hors Pistes, las experiencias interactivas para los más pequeños y otras muchas propuestas. En este caso, el mejor registro de visitantes corresponde al último año, con 177.491, mientras que en 2015 la cifra ascendió a 175.131. Sus actividades culturales congregaron en el mismo plazo a cerca de 50.000 participantes, mientras que las propuestas de mediación convocaron a114.000 personas. Respecto al Museo Ruso, entre el 25 de marzo de 2015 y el 31 de diciembre de 2019 se contabilizaron 471.215 asistentes. El mejor dato de afluencia corresponde a 2017, con 116.897 visitas contabilizadas (20.000 más que el año anterior), mientras que el registro de 2019 se queda en 82.724, siempre según los datos aportados por la Agencia. Pendientes de inauguración la nueva colección anual y las dos nuevas muestras temporales, el Museo Ruso ha acogido, además de las correspondientes colecciones anuales, exposiciones de gran calado como las dedicadas a Pável Filónov, Chagall, Kandinsky, Jawlensky, Malévich y Roerich. Las actividades culturales reunieron a 62.191 personas, y las de mediación a cerca de 100.000. Cinco años en la vida de un museo tampoco son nada. Todo es futuro.

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