Philippe Pasqua contra el canon en el CAC Málaga
Exposiciones
El centro presenta 'El lado oscuro' una retrospectiva del artista francés con más de treinta obras realizadas desde 1990 hasta la actualidad y comisariada por Fernando Francés
Málaga/El descubrimiento de la obra del artista francés Philippe Pasqua (Grasse, 1965) se resuelve, sin remedio, con un viaje emocional de órdago. Con una querencia abierta por el gran formato, algunos de sus retratos inspiran una cierta ternura, conducen a una empatía primaria, cálida y reconfortante con los personajes representados. Otras obras, tanto algunas pinturas, como especialmente las esculturas, giran de manera impactante a lo macabro, con elementos en los que la pesadilla y el trauma hacen acto de presencia a base de quirófanos y cuerpos desmembrados. A veces, ambos extremos abrazan extrañas confluencias: un personaje infantil, por ejemplo, sostiene un cráneo en que el corrupción es todavía visible, con lo que reacción anímica es rabiosamente dispar. Y es que, en una feroz crítica al canon más extendido en el arte, Pasqua no descarta ningún elemento a la hora de representar el mundo, su mundo: en sus grandes pinturas desfilan lo mismo sus hijos y el resto de su familia que personas con discapacidad, personas transgénero, prostitutas, animales no siempre agradables, figuras tenebrosas oficiantes del vudú y otras criaturas nacidas de su percepción y su imaginación. No se produce, por tanto, ningún rechazo: en una época donde el progreso se entiende a base de descartes, también en el mundo de la cultura, Pasqua no deja a nadie ni nada atrás, todo tiene su lugar, su sentido y su razón en el cómputo final de la experiencia. Ahora, este viaje emocional llega al CAC Málaga con la exposición El lado oscuro, que, comisariada por el que fuera director del centro, Fernando Francés, brinda una retrospectiva que abarca treinta años de creación del artista, desde 1990 hasta 2020, a través de una treintena de obras, en su mayoría pinturas de gran formato junto a dos esculturas. La muestra podrá verse hasta el 29 de noviembre y tuvo su presentación este viernes con la presencia del alcalde, Francisco de la Torre; la concejal de Cultura, Noelia Losada; Fernando Francés y el propio Philippe Pascua.
"En Pasqua, la belleza no obedece a un ideal romántico, sino a aceptar la realidad tal cual es", explicó Fernando Francés, quien presenta su segunda exposición como comisario en el CAC Málaga tras su salida del centro. Francés explicó que el proyecto ahora materializado nació hace seis años en el estudio del artista en Lisboa y que desde entonces "el intercambio de información ha sido continuo hasta que todo quedó bien definido". De hecho, el CAC tenía previsto inaugurar esta muestra el pasado mayo, aunque la clausura impuesta por el coronavirus obligó al aplazamiento. Apuntó el comisario que Pasqua refleja en su obra "la vida tal cual es. Y eso implica tener que asomarse al lado oscuro de las cosas, también al lado oscuro que cada uno lleva dentro. Hay gente que vive diariamente situaciones relacionadas con la discapacidad, con la limitación, con la violencia y la intransigencia, y todo eso es también la vida. No la vida en rosa, sino la vida, que es lo ofrece el artista en su obra". Esta convicción se traduce, igualmente, en un compromiso: "Pasqua traslada al arte sus inquietudes personales. Y son inquietudes llenas de luz. Sus obras representan el lado oscuro porque está convencido de que, de alguna forma, es posible transformarlo en un lado luminoso. Hay personas que lo han logrado, que han conseguido sobreponerse a la fatalidad. Y Pasqua quiere mostrar el camino".
El propio artista admitió en su intervención ante los medios que a la hora de crear él también participa de un cierto "viaje emocional", aunque en un sentido necesariamente distinto al de cualquier potencial espectador: "No sé explicar por qué, pero cuando pinto retratos de mi familia, especialmente de mis hijos y de mi madre, la emoción es mucho más intensa. Todo es más fuerte, lo vivo más a flor de piel. Cuando pinto cualquier otra cosa hay otras sensaciones, claro, pero en cualquier caso son mucho menos intensas". Preguntado por los retratos de personas con discapacidad, Pasqua explicó el procedimiento: "Lo primero es acudir al centro o el instituto donde se encuentran estas personas. Allí conversamos, intercambiamos impresiones, celebramos encuentros de manera distendida. Después hago algunas fotos que llevo posteriormente al estudio, y allí hago una selección de las fotos que más me llenan, las que mejor transmiten el mundo de esas personas. Y a partir de ahí empiezo a pintar".
Una de las esculturas resulta especialmente impactante: La Cène (2017) recrea la Última Cena, a partir de representaciones bien conocidas como la de Leonardo Da Vinci, en un conjunto monumental en el que todos los personajes llevan máscaras grotescas y en cuya mesa figuran ratas, cuerpos de bebés seccionados por la mitad, racimos de uva y otras sorpresas. Aunque los referentes puestos en juego son muchos y diversos, desde la misma iconografía cristiana hasta La evolución de las especies de Darwin pasando por otros argumentos filosóficos, científicos y artísticos, Pasqua explica de nuevo su modus operandi sin demasiadas concesiones a la galería: "En realidad, es todo tan sencilla como despertarte por la mañana con una idea y ver cómo puedes llevarla a cabo. A partir de entonces vas barajando opciones, descartando unas, desarrollando otras, hasta que finalmente te vas acercando a donde quieres llegar. En este caso, quería partir de una imagen muy conocida, que ha sido representada por muchos artistas, para ofrecer mi propia versión".
Pasqua, pintor y escultor autodidacta, se ha consolidado "como uno de los grandes artistas del panorama cultural internacional", según explicaron desde el CAC Málaga. Entre sus exposiciones individuales destacan Versus, The Storage, (Saint-Ouen l´Aumône, Francia, 2018), Momento Mori (Zemack Contemporary Art, Tel Aviv, Israel, 2017), Crâne (ArtCurial, París, Francia 2010), Métamorphoses (Galerie RX, París, Francia, 2004), Trauma (Galerie Hengevoss Dürjop-Jenses, Hamburgo, Alemania, 2001) o Espace Confluence (París, 1990), entre otras. Además, sus obras pueden verse en ciudades de todo el mundo como Nueva York, Moscú, Hong Kong, México, Londres o Hamburgo.
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