Por una contaminación de la escena

Artes escénicas | Territorio Expansivo

El proyecto Territorio Expansivo cumple dos años conectando en Málaga públicos y creadores y se alía ahora con la bailarina Paula Quintana para proponer nuevas experiencias

La bailarina y coreógrafa Paula Quintana, que representa este viernes en el Centro Cultural Provincial MVA su solo ‘Latente’. / M. H.

Málaga/La noción de creación expandida tuvo su origen en los años 70 en el campo de las artes plásticas, cuando ciertos visionarios comprendieron que la experiencia alumbrada en el público en contacto con las obras generaba un potencial que se perdía sin remedio. Lo expandido hacía referencia al modo en que un acontecimiento cultural era capaz de trascender sus propias fronteras y generar redes de nuevas experiencias, entendidas como residuos o contaminación derivada de aquel acontecimiento primigenio. La idea no tardó en asentarse en otras disciplinas como las artes escénicas, con tanta determinación que el estudio teórico pasó pronto a la práctica en torno al teatro y la danza. En Andalucía, el colectivo Zemos98 tejió en su momento interesantes cauces entre lo escénico y lo educativo, aunque fue en Galicia donde se dieron algunos de los proyectos participativos más interesantes, como la Programación Expandida TRC Danza del Teatro Rosalía de Castro de La Coruña. Con estos referentes, pero con una verdadera vocación de abrir nuevos caminos de forma inédita, nació en Málaga hace dos años la iniciativa Territorio Expansivo de la mano del director y creador escénico Alberto Cortés, la actriz Asun Ayllón y la bailarina Vanessa López, con el objetivo de dispersar la contaminación generada en las actuaciones de compañías de danza y teatro llegadas a Málaga, implicando para ello a creadores locales y públicos tanto habituales como insospechados. El balance de estos dos años y, más aún, la perspectiva ante el futuro inmediato, invita a hacer una reflexión urgente y necesaria sobre la actividad teatral en Málaga y especialmente su capacidad de afección.

Encuentro con Rosario Lara en Territorio Expansivo, en junio de 2017. / Territorio Expansivo

De entrada, Territorio Expansivo plantea dos posibles instrumentos para la causa, tal y como explica Asun Ayllón: el desarrollo de programaciones propias, propuestas a los distintos espacios escénicos de la ciudad; y el aprovechamiento de las programaciones de estos distintos espacios para la realización de actividades de expansión. Hasta el momento, el proyecto se ha centrado en el segundo margen de acción y ha concretado sus intervenciones en los diversos ciclos y representaciones programadas por la Diputación en el Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia, “un ámbito muy favorable ya que su adscripción más alternativa ofrece muchos argumentos para conectar a los artistas con públicos muy distintos”. Así, Territorio Expansivo aprovechó en abril de 2017 la llegada del dramaturgo y director barcelonés Ignasi Vidal, con motivo de la representación en el citado centro de su obra Pequeño catálogo sobre el fanatismo y la estupidez, para organizar un encuentro entre Vidal y el dramaturgo malagueño Samuel Pinazo y otro encuentro en el IES Emilio Prados en el que participó un público variopinto, formado tanto por alumnos, aficionados al teatro y abonados del Málaga. El siguiente mes de junio, la llegada de la actriz y dramaturga Rosario Lara a cuenta de la función de Lola en Soledad posibilitó un encuentro en el Centro de Innovación Pedagógica en el que participaron miembros de la comunidad transexual, familiares y artistas locales. Y ahora, el Territorio Expansivo sigue de la mano de la bailarina Paula Quintana, que este viernes presenta a las 21:00 en el mismo CCP su solo Latente. Para ello, la artista participará en un debate previo este jueves a las 12:30 en el Conservatorio Superior de Danza con alumnos y alumnas del centro y todas las personas que quieran participar; además, Territorio Expansivo ha invitado a cuatro bailarinas malagueñas (Lula Amir, Rebeca Carrera, Ximena Carnevale y Mariché López) a compartir sus experiencias como intérpretes y coreógrafas de solos (“Las mujeres parecen mostrar una sensibilidad más inclinada a este género, y es interesante indagar en las razones”, apunta Vanessa López al respecto) en un vídeo documental que se proyectará mañana tras la función de Quintana.

El desarrollo de las actividades de Territorio Expansivo requiere así “de la implicación de los artistas, de que lleguen a Málaga dispuestos a invertir tiempo y trabajo en actividades con los espectadores y otros artistas; y no siempre es fácil encontrar a gente interesada”, explica Ayllón. Por eso, aunque los impulsores del proyecto aspiran a verlo crecer, llevarlo a más escenarios y generar programaciones propias, “no se trata de hacer más por hacer más. A la hora de escoger un espectáculo para convertirlo en experiencia expandida, valoramos muchos criterios: qué, cómo, por qué y sobre todo con quién. Una vez hecha la propuesta, focalizamos toda la atención en cada caso y buscamos posibles cómplices para enriquecerla”. Más allá de la reflexión y la participación, Territorio Expansivo también constituye un valor inestimable respecto a la formación de públicos: “Muchos de quienes participan en nuestras actividades no son espectadores habituales de danza y teatro. Pero gracias al trabajo previo que hacemos con ellos llegan luego a las funciones con una información extra que les permite disfrutar más la experiencia. Aquí, información y formación van de la mano”. Colectivos de Sevilla, Granada y Madrid se han interesado por su importación. La contaminación continúa.

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