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Temporada Lírica
Málaga/La pormenorizada escenografía, impactante en su evocación realista y llena de detalles, conduce ya al espectador al mundo asfixiante, opresor y pequeño en el que se va a desarrollar la tragedia. Quien haya visto alguna representación teatral de La casa de Bernarda Alba encontrará una ambientación familiar, pero las diferencias, especialmente en lo que se refiere a la disposición de los intérpretes, se dejan ver pronto: la obra lorquiana sirve aquí de inspiración a una representación operística, la del espectáculo homónimo que este sábado sábado y el domingo (a las 20:00 en ambos casos) despide la temporada lírica del Teatro Cervantes. El mismo escenario acogió este jueves el ensayo general, con todos los intérpretes en escena y con vestuario, lo que permitió advertir ya los mimbres esenciales de una propuesta libre y distinta.
Con producción musical del Teatro Cervantes de Málaga y producción escénica del mismo Cervantes y el Teatro Villamarta de Jerez, La casa de Bernarda Alba presenta la partitura de Miquel Ortega (Barcelona, 1963), responsable también de la dirección musical, con el libreto de Julio Ramos a partir de la tragedia de Federico García Lorca. La versión de la ópera para orquesta de cámara que llega ahora a Málaga es la misma que se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid en noviembre de 2018, con la participación de la Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Málaga y las voces femeninas del Coro de Ópera de Málaga. La dirección escénica corre a cargo de Francisco Javier Hernández y la del coro queda en manos de Salvador Vázquez. El elenco incluye a Nancy Fabiola Herrera como Bernarda Alba, Carmen Romeu, Luis Cansino (el único cantante masculino del reparto, que interpreta a Poncia), Carol García, la malagueña Berna Perles, Ana Häsler, Belén Elvira y Milagros Martín, además de la actriz Helena Dueñas. Todos ellos estuvieron presentes en el último ensayo general de la presente temporada lírica de Málaga.
Tanto la propuesta escénica como la musical confluyen en la sancta sanctorum de Bernarda Alba en oposición al deseado y nunca mostrado espacio exterior. El elenco se mueve siempre en una densidad notable, matizada con una acertada iluminación, mientras la música, en formato camerístico, subraya precisamente la naturaleza íntima y doméstica de la propuesta. Apuntaba Miquel Ortega a la gran música de cine del último siglo como una referencia clave en su partitura, lo que queda patente en la interpretación: en cualquier caso, La casa de Bernarda de Alba es un ejemplo de ópera contemporánea concebida y servida a favor del público, en una lectura distinta de una obra universal aunque con alcances similares. Volverá la lírica tras el verano.
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